3 de agosto.
8:00 pm.
Kiana Gastrell.
La fría brisa de la noche pega contra mi rostro, cierro los ojos, pues realmente disfruto la serenidad que transmite el clima en la noche, todo es más calmado, la paz ronda el aire y el viento trae consigo una felicidad inexplicable. Al abrir mis ojos lo primero que veo es la luna, es luna menguante, pero de verdad me encanta verla en todas sus presentaciones. Por alguna razon me identifico con ella, siempre ha sido así. Tan sola durante la noche, pero siempre iluminando.
—¡Kiana! —Koko me habla desde afuera de mi cuarto— Ya sal.
Me dirijo a mi espejo antes de salir, para corroborar que todo siga bien, llevo puesto un vestido negro que sé que no le gustara para nada a mi padre, pero honestamente no me importa, yo me siento linda y cómoda con él. Me pongo una capa más de labial, tomo mi bolso y salgo.
Veo a Koko y a Luna esperándome abajo y las dos se escandalizan con mi vestido. Lo peor es que solo me queda dos dedos arriba de las rodillas, pero viendo cómo van vestidas ellas soy totalmente una descarada. Ambas llevan pantalón de mezclilla, Luna lleva un suéter lleno de pelusas, demasiado infantil por cierto y Koko lleva una camisa de manga larga nada extraordinaria.
Al llegar al lado de ellas se acercan mi padre y mi madre y la mirada de desaprobación es más que notoria.
—¿Iras asi? —pregunta mi padre haciéndome un escaneo de arriba abajo.
—Si —mi respuesta es seca y me doy media vuelta para retirarme.
—Hija —me llama mi madre mientras me entrega una chamarra de mezclilla— hace frio afuera.
No puedo ignorarla.
Nuestra relación es bastante rara, pues a escondidas de mi padre y mis hermanos me cuida, se preocupa por mí y hace pequeñas acciones que me demuestran su afecto, pero al frente de mi padre es todo lo contrario.
Tomo la chamarra y me la coloco encima sin meter los brazos a las mangas, salgo de la casa y siento los pasos de mi hermana y su amiga atrás de mí.
—No encuentro ninguna lógica para que te vistas asi —Luna se queja y yo solo volteo los ojos, ya estoy acostumbrada a comentarios asi por su parte.
—Y yo no encuentro lógica para que seas tan amargada siempre —suelto una risa por lo bajo pues me ha causado gracia.
Ninguna de las dos contesta nada, seguimos caminando pero el silencio a mí me incomoda demasiado y siempre busco formas de romperlo.
—Koko —le hablo y ella se pone atenta a lo que diré— deberías de quitarte esa camisa, no te sienta bien.
—No me importa —yo sé que el comentario le ha afectado.
—Vamos, no seas aburrida —jalo del medio de la camisa y ella solo hace fuerza para que la suelte— ándale.
Insisto e insisto, pero nada parece ayudar. De un solo movimiento en el que ambas aplicamos mucha fuerza su camisa se rompe del cuello hasta el pecho y no puedo evitar sentirme más que culpable.
—Oh Koko —tapo mi boca con mis manos y trato de ayudarla.
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Todos somos culpables.
Mystery / ThrillerKiana y Dakota son hermanas inseparables, hasta que la palabra "inseparable" se acaba con el asesinato de Kiana. Dakota busca por cielo, mar y tierra al culpable. En el proceso lucha contra los demonios que la arrastran al pasado. Logra quitarse la...