24 de diciembre / 6 años atrás.
10:15 pm.
Una hermosa noche nevada de diciembre, noche buena. Donde los niños se encontraban dormidos con el entusiasmo de que al día siguiente llegaría su regalo de navidad. El juguete que siempre habían querido, el coche de juguete, la muñeca nueva, un juego de mesa o tal vez el libro favorito.
Pero en la cabaña habitada por el pastor Albert estaba sucediendo todo lo contrario, nada estaba bien, su mente perversa había planeado todo para estar ese tiempo con Dakota. Con lo que no contaba era que su hermana Kiana y su amiga Luna lo descubrirían.
Asi que con toda la adrenalina del mundo Dakota y Luna salieron de su escondite, muchas cosas pasaron por la mente de Albert, una chispa de miedo a ser descubierto lo encendió. Dakota quedo en shock, sintió un gran alivio al ver que no estaba sola, pero sintió temor pues no quería involucrarlas a ellas y que Albert las fuera a lastimar.
Albert reacciono inmediatamente cuando las niñas lo empezaron a golpear, empujo a Luna que cayó sobre la esquina del mueble, golpeando su cabeza y provocando un gran mareo que no le permitió levantarse de prisa.
Kiana tras ver eso lucho con más fuerzas contra Albert, pero todo era inútil, no se podía comparar la fuerza de un hombre fornido de 24 años a la fuerza de una niña de 13 años. Albert no podía parar lo que ya había empezado y sabía que ya no había vuelta atrás, después de esto nada sería igual, si es que había un "después".
Dakota seguía sin poder hacer nada, quería moverse, quería ayudar a Kiana, pero su cuerpo no respondía a su mente, no podía levantarse de ese sillón, volteaba a ver su pierna y aun sentía la mano de Albert sobre ella o en su rostro aun sentía su tacto. No podía dejar de llorar ¿Qué había hecho? ¿Cómo había podido caer en eso?
Albert tomo a Kiana y la cargo hasta llevarla a su cama, cerro la pueta del cuarto. Luna pudo levantarse del piso, batallo mucho para hacerlo, pero era más importante lo que había detrás de esa puerta.
—¡Ayúdame, Dakota! —Luna intentaba abrir la puerta, pero no podía— ¡Dakota!
Los intentos de Luna no servían para nada y el que Dakota no reaccionara estaba haciéndola perder mucho tiempo. Asi que se aproximó a Dakota y la hizo reaccionar con una cachetada, funciono y Dakota inmediatamente se puso de pie.
Ambas estaban intentando derribar la puerta, pero no podían, hasta que Kiana soltó un grito desgarrador que hizo que Luna y Dakota pensaran lo peor, con una descarga de adrenalina empujaron la puerta al mismo tiempo y esto la derribo, la imagen que presenciaron solo las hizo actuar más rapido y con toda la ira del mundo golpearon a Albert logrando separarlo.
Lo que se veía dentro de los ojos de Albert les inspiro tanto miedo, no era la mirada de un humano, no era la mirada de alguien sano, de alguien de quien siempre premiaban por tener el corazón más puro, solo se podía sentir repulsión hacia él.
Albert golpeo a Dakota haciendo que cayera al suelo, intento ponerse de pie, pero le era imposible, el dolor estaba acabándola, solo pudo llorar, sentía todos sus músculos comprimidos y le dolía hasta el respirar.
Lo inevitable llego, no había algún otro modo de detenerlo. Luna actuó según sus impulsos, tomo una bufanda y como pudo la enredo en cuello de Albert.
Cada vez que él se movía se apretaba más y le impedía respirar, su tiempo se acabó, el intento zafarse muchas veces, pero todo le era imposible, pues el solo se estaba matando, el aire dejo de llegar a sus pulmones, su color de piel empezó a tornarse a un tono violetaceo hasta acabar con él en un tono muy pálido.
Su tiempo aquí había acabado, su vista se volvió nublosa hasta llegar a lo más oscuro, su corazón dejo de palpitar y su horrible alma abandono su cuerpo.
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Todos somos culpables.
Mistério / SuspenseKiana y Dakota son hermanas inseparables, hasta que la palabra "inseparable" se acaba con el asesinato de Kiana. Dakota busca por cielo, mar y tierra al culpable. En el proceso lucha contra los demonios que la arrastran al pasado. Logra quitarse la...