CAPITULO OCHO

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El jardín brillaba, el lugar era hermoso y las pequeñas montañas se veían a lo lejos, Nazareth solo había visto estas vistas en retratos o videos para las modelos de las revistas. Era un lugar hermoso donde el cielo era completamente azul y para nada lluvioso.

—¿Le gusta la vista?–Sarai se apareció con una jarra de jugo de melón.—El desayuno está listo Señora.

—Oh no Saraí, me dime Nazareth ya Que pasaremos mucho tiempo juntas.—Sonrio Nazareth, no le gustaba el echo de que la trataran como si fuera una especie de Sultana.

—Bueno, Nazareth. El desayuno está listo, lo puse en el jardín por que pensé que querría aire fresco.—Sonrio.

Saraí sabía lo sola que podía sentirse estando en una casa con solo el personal y de vez en cuando llegaba Taiju, ella veía la flores, leía libros pero su rostro parecí triste.

Nazareth se sentó y solo miró las frutas en los platos, tomaba un poco y tragaba, sentí miedo. Aún no había quedado embarazada y eso le preocupaba, Taiju aún no la tocaba y no estaba en casa, la había dejado sola desde la ultima noche que lo vio. Saraí trataba de animarla en lo que podía, ese era su trabajo pero ella lo hacía de puro corazón.

En la entrada principal se había escuchado el timbre, Saraí había terminado de servir el jugo y miró a Nazareth.—¿Esperamos a alguien Saraí?

—No Señora, debe ser el de correo.—dejó la jarra de jugo y salió del lugar.

Nazareth tomo un sorbo de su jugo y Saraí regreso con un ramo de flores.—Mire Señora.

Saraí lo puso aún lado de Nazareth y le entregó un sobre.—venia con las flores.

Nazareth miró la nota y era de Taiju, sus ojos se iluminaron y miró rápidamente lo que decía. "Espero que te gusten. Taiju Shiba." Solo había eso escrito pero Nazareth lo apreciaba por el detalle.

—Oh y dijo el señor Que vendrá hoy a cenar así que prepararé todo para la cena de esta noche y usted póngase linda.

Nazareth Sonrío, por fin vería a Taiju después de varios días y podría acercarse más a él para poder mejorar sus relación, pensaba que tendría aunque sea una posibilidad de llevarse bien con el más haya de un contrato de matrimonio.

—Oye Saraí, ¿puedo cocinar algo contigo para mi esposo?—Sonrio Nazareth.

—Claro que si, sacaré unos libros para saber las recetas para esta noche señora.—brinco de emoción Sarai.







—¿Que le parece este mantel?—Extendió Saraí.

—Ese me gusta, podríamos colocarlo y haría una linda combinación con el centro de la mesa.

—Tiene razón, oh checare la comida en el horno. Ya es hora que el señor venga y usted quédese aquí a esperarlo.

Nazareth acomodo un poco más las flores y el arreglo, miró el reloj y miró su vestido para acomodarlo un poco hasta que la puerta sonó y unos pasos en la entrada empezaron a sonar.

—Solo haz lo que ordena y después me reuniré con ellos para hablar con detalle de...—Taiju se paró en seco al ver a Nazareth parada en la entrada del comedor.

—Yo... estaba esperando que llegaras, hice un poco de cenar y yo... quería agradecerte por las flores de la mañana.—Nazareth se acercó y sonrió.

Taiju volteó a ver al asistente que estaba con el y asentó con la cabeza para después irse por la puerta principal. Taiju miró de nuevo a Nazareth y ello sonrió un poco.—¿Quieres cenar? No sabía exactamente qué prepararte así que prepare de todo un poco.

Taiju se acercó y sostuvo la cabeza de Nazareth para darle un beso en la frente.—Ya estoy en casa y... tengo mucha hambre.

—Bienvenido.— Ambos caminaron hacia el comedor y empezaron a cenar.

Taiju probaba la comida de Nazareth y ella sonreí por los gestos que hacía en cada bocado que ponía en su boca. Platicaban de pocas cosas pero no se mantenían callados por tanto tiempo.

—¿Sr. ha hablado con Yazuha? ¿O con Mitsuya?—Comento emocionada.

—Nazareth, podrías ya no... llamarme señor, estamos casado así que puedes llamarme por mi nombre pero no por Señor.

—Oh, si. Tienes razón eso fue tonto de mi parte.—La palabras de Nazareth sonaron nerviosas hasta el punto que su mirada que estaba fija a él ahora veía los cubiertos.

—No, Nazareth. No fue tonto, no lo tomes como regaño o algo así, solo que ahora estamos casados y eres mi esposa ahora, no mi empleada o algo así.—Taiju agarro su mano.

—Perdón es solo que es la costumbre, no, no olvidó que tu fuiste el que me salvó de mi padre.—Taiju había olvidado como ellos se conocieron.

–No hablamos de eso, Nazareth.

–Si, pero dime ¿Te gusto la comida?

—Claro, era una buena cocinera. Podrías hacer un restaurante con comida muy buena si tú quisieras.—Río un poco Taiju.

—Pff ¿Tu crees?

—De verdad lo creo.—Taiju limpio sus labios con la servilletas de tela para después levantarse y agarrar su chaleco.—Me iré a la cama, buenas noches.

—Es, espera Taiju.—Nazareth agarro su mano para después soltarla suavemente.—Quisiera perdiste algo.

—De acuerdo, dime.

Nazareth suspiro y jugo un poco con sus manos.—Creo que podríamos empezar a pues, ver cómo engendrar un bebé.

Taiju miró a Nazareth y ella se sonrojaba.—Entiendo.

—Sabes, podríamos hacerlo a lo natural o por un tratamiento para que quede embarazada.

—Nazareth, no es buen momento. Agradezco todo pero... estuve pensado algo que me intriga mucho. Sabes, creo que serías una buena madre y una buena esposa pero... no quiero que vivas infeliz.

—¿No, no entiendo Taiju?

—Nazareth, si esto no funciona será mejor divorciarnos.—Nazareth se quedó callada, miraba a Taiju y no decía nada.

—Pero, yo... quiero que funcione. Quiero tener un buen matrimonio contigo Taiju.

—Nazareth, yo... nunca tuve un buen matrimonio. Estuve comprometido pero solo un compromiso quería que funcionara pero ni siquiera llegamos a casarnos.—Taiju miró a Nazareth.—Eres una buena chica pero... tu nunca podrás cubrir a esa persona.

El corazón de Nazareth se apretó, Taiju la miraba con tanta sinceridad que sus palabras eran como filos que perforaban, miró como Taiju se volteó y camino directamente a su oficina. Su esposo estaba enamorado de alguien más y ahora confiesa que jamás podría ocupar el lugar de esa tal persona.

Nazareth camino hacia las escaleras y subió lentamente, su respiración era tranquila y entró a su habitación miró las flores que habían traído sus ojos se cristalizaron y se acercó a las flores para empezar a romperlo, sus lagrimas salían y los pétalos de las flores caían.

—Por que nadie, nadie me ama aunque sea un poco.—Nazareth golpeaba las flores.—Nunca puede ser la primera opción de alguien.

Los pétalos se esparcían por la habitación y su vestido se llenaba de pequeñas gotas de sangre y lágrimas.

Por otro lado Taiju miraba la fotografía de una chica castaña que sonreía a lado de el en la torre de paris, ambos reían y parecían felices Taiju sonrió acariciando la silueta de su primer y único amor que lo había abandonado hace mucho tiempo. El agarro la fotografía para después guardarlo y quedarse sentado viendo hacia la ventana a qué amaneciera.

Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora