CAPITULO DIEZ

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El día pasaba y Nazareth solo leía los libros que encontraba en el pequeño librero de su habitación, no había bajado a comer después del desayuno pero Saraí insistía en que debía de comer ya que Taiju no llegaría temprano. Nazareth solo asentía y volvía a su silencio hasta que sin darse cuenta empezaba a oscurecer.

Nazareth se metió a la Tina con agua tibia mientras recostaba su cabeza en sus brazos, las gotas de su cabello recorrían su cuerpo y algunas caían al agua creando el único sonido en el baño. Hasta que se hundió en la tina y dejó su cuerpo caer creando burbujas en ello, cerró ligeramente sus ojos para después abrirlo y mirar cómo se veía todo desde el aguas hasta que no pudo más y subió su cabeza.

Su respiración volvió a su ritmo y se levantó para agarrar la bata de baño y salir, hacia su rutina de siempre viéndose al espejo y solo miró sus ojos, se preguntaba cómo sería esa tal Candy Dibenetto tal vez ella tendría los ojos lindo que se perdía Taiju en ellos. Ya dentro de la cama Nazareth acomodo su cabello y miró el reloj apenas eran las 8 que era la hora de cenar, Saraí no insistió mas por que Nazareth se lo pidió. Así que solo se recostó y miraba para todos lados para después cerrar un poco los ojos y quedarse dormida poco a poco.

Más tarde Taiju entraba por la puerta principal mientras dejaba la llave volteó a ver y vio que solo estaba Sarai parada recibiéndolo.—Buenas noche Señor.

Tenía la pequeña esperanza de que se asomaría corriendo como siempre hace y se pararía recta una vez viéndolo y sonreirá pero no, solo estaba Saraí.—Buenas Noches...

—¿Señor?—Sarai miró a Taiju y extendí sus manos para recibir sus pertenencias pero se dio cuenta a que buscaba algo con la mirada y sabía exactamente a quien.–La señora Nazareth está en su habitación desde el desayuno.

Taiju miró a Sarai y entregó sus cosas.—¿Comió algo?

—No, se quedó ahí todo el día. No acepto la comida y tampoco bajo a ver el arreglo de flores que nos ordenó preparar.—Dijo sería Sarai.

—¿Como que no ha comido? ¿Esta bien? ¿Se enfermo?—Taiju tenía un tono preocupante dejando así las llaves y queriendo avanzar rápidamente para subir.

—Ella dijo que prefiere estar sola en su habitación.—Saraí miró que Taiju se detuvo en las escaleras.

Ella llevaba tanto tiempo en esa casa que Taiju le tenía demasiada confianza y más dejándola a cargo del cuidado de su actual esposa.

—¿Pasó algo que deba saber?

—No señor, desde que usted salió en apuros en la mañana dejando a la señora aquí pues no, no ha pasado nada.—Saraí no mostraba ninguna reacción después de un comentario indirecto de lo que sucedió en la mañana.

Taiju miró extraño a Saraí para después trate de vagar en su momería de lo qué pasó en la mañana y el comentario de Sarai, para después recordar la llamada del señor Dibenetto, sabía que salió corriendo agarrando sus pertenencias para irse a casa de los Dibenettos después de que Candy se accidentará. Por un buenos segundos recordó que se había olvidado por completo de Nazareth y su comportamiento en la mañana, recordó que le dio un beso en la frente y comentó sobre los arreglos de flores que ordenó poner para subirle el ánimo a Nazareth pero parece que irse sin decir nada había afectado a Nazareth.

—La iré a ver.—Taiju subió las escaleras mientras Saraí solo permaneció viendo cómo se iba.

Taiju tocó la puerta nadie contestaba y todo estaba en silencio, volvió a tocar una vez más pero aún seguían sin abrir. Optó por entrar y mirar qué la ventana estaba abierta y la pequeña lámpara estaba encendida, rápidamente cerró la ventana para después mirar qué Nazareth estaba durmiendo con un libro en la mano, Taiju se acercó para agarrarlo y ponerlo en la mesa de noche pero un leve movimiento hizo que Nazareth despertara poco a poco.

—Perdón, no quería despertarte.—Taiju se alejó un poco dejando el libro en la mesita.

Nazareth miró su reloj y vio que exactamente Taiju regresó tarde.—No te preocupes.

El ambiente se hacía incómodo y Taiju miró que su habitación que tenían el arreglo de las flores que el mando a poner para ella.—Me dijeron que no comiste y tampoco haz salido de tu habitación. Lamento mucho haberme ido así sin decir nada... es solo qué pasó una emergencia.

Nazareth no respondía y solo mantenía su mirada soñolienta.—Entiendo, se que tienes cosas mucho más importante que atender, no te preocupes ya... conozco mi lugar Cariño.

Nazareth Sonrio dulcemente recalcando que mantenía las palabras de Taiju en ella.—¿Entonces todo se ha arreglado? ¿Esta bien el señor Dibenetto?

La mirada de Taiju cambio cuando Nazareth reaccionó sin estar molesta o lastimada solo vio sus ojos hinchados y poco rojos.—Si, está bien.

—Me alegro por el, se ve que eres muy atento con el Taiju. Eso es muy lindo de tu parte.

—En realidad yo... fui a ver su hija, Candy.—Nazareth miró a Taiju haciendo que los mechones que tenía en su oreja cayeran.

—¿Candy? Vaya... ¿Que le pasó?

—Sufrió un accidente pero no fue grave ella, está bien.—Sonrio.

—Eso... está muy bien Taiju, me alegro que no haya sido muy grave.

Taiju se sentó a lado de Nazareth mientras ponía el mechón de su cabello hacia atrás de sus orejas.—¿Te gustaron las flores?

Nazareth Sonrio y recordó que todo el día se la pasó viéndolo y sintió cómo salía el olor. Miró a Taiju para después agarro su mano y darle un beso.—Si, muchas gracias.

Taiju sonrió un poco para después levantarse e inclinarse para darle un beso en la frente.—Me voy, te dejaré descansar y mañana si quieres podemos ir a desayunar algún lado.

—Claro, muchas gracias.

Taiju sonrió y camino hacia la puerta saliendo dejando sola a Nazareth de nuevo, bajo la mirada y miró la flores que estaba en toda la habitación, se levantó hacia la ventana y volvió abrirla para así acostarse de nuevo y tratar de recuperar el sueño pero su mente se llenó con el nombre de "Candy" para que después no la dejara dormir en toda la noche.

Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora