CAPITULO DIECIOCHO

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Mads se había estacionado muy lejos de la mansión de Taiju, camino por las cercas que rodeaban el lugar y miró por todos lados, el frío se presenciaba y había salido tan rápido que solo traía su abrigo, miró por todo lados y miró que Nazareth caminaba rápidamente hacia el Mads rápidamente se acercó hacia ella.

—¡Nazareth!—Gritaron los guardias que iluminaban el lugar con linternas.

Rápidamente Mads ayudo a Nazareth a pasar la cerca, aunque había saltado y lastimado un poco su adrenalina era más, necesitaba escapar de esa prisión donde se encontraba encerrada. Corrieron hacia el auto y los guardias vieron como ellos se alejaban.

Nazareth respiraba agitada y miraba atrás, Mads solo manejaba rápidamente hasta estar seguro de perderlos.

Al llegar a su casa Mads rápidamente llamó a alguien para ayudar a traer agua caliente y toallas, Nazareth miró alrededor de la casa y estaba lleno de cerámicas y pinturas hermosas, Nazareth miró que Mads se acercaba y ponía las toallas sobre una mesa.

—Está... muy linda tu casa.—Fue lo único que dijo Nazareth.

Mads le sonrió y un "Gracias" salió de el, agarro a Nazareth de la mano para que se sentara para alzar una de sus piernas y empezar a tratarlo, se quedaban callados y no decían nada, una muchacha entró y dejó un balde con leche y comida, Mads le agradeció para después decirle que comería después.

—Mads...—Nazareth agarro a Mads de la Mano.—Perdón yo... yo no debí de hacer eso, te puse en peligro y ahora... supongo que estás nervioso por eso, ¿cierto?

Mads miró a Nazareth para después agarrar su mano y darle un pequeño beso en ella.—No estoy para nada nervioso por lo que pueda pasar conmigo Nazareth, solo estoy contento que estés en mi casa, conmigo.

Nazareth sonrió y se acercó al rostro de Mads para darle un beso en la mejilla y acariciarlo después. Mads sostuvo sus manos por un momento y sus ganas de besarla se aumentaban pero quería respetarla, ganarse su amor como debe ser, quería hacerla feliz siendo su esposo, vivir juntos antes de que el envejeciera más y ella se mantenga joven y hermosa, su corazón de Mads ya le pertenecía por completo a Nazareth y quería que ella lo amara y le entregara un poco de su corazón amable que lo había vuelto completamente loco por ella.




Mads se había levantando temprano para prepararle un desayuno exquisito a Nazareth, quería impresionarla con sus dones y ver cómo disfrutaba todo lo que el le había preparado.

Los empleados ponía flores nuevas por el lugar y cambiaban las cortinas por unas más vivas y los cocineros ayudaban igual en la mesa para tener todo listo antes de que la invitada especial despertara.

Nazareth se acomodaba una vez más por las almohada, miraba que ya había amanecido por los pequeños rayos de luz que se asomaba por las ventanas, miró el reloj y eran las 9, no podía creer que había dormido sus 8 hrs completas, se levantó y miró que había una Munda de ropa en el pequeño mueble. Se tomó un ducha para bajar a desayunar, miró por todos lados y el lugar olía tanto a café, miró las fotografías que habían en una pequeña y se veía a Mads más joven, se veía guapo y feliz pero cuando pasaba donde estaba con una mujer que parecía su esposa, el sonreía pero ella no y junto a la foto había una de ellos con Candy, ella se parecía tanto a su madre y solo tenía el mismo cabello que Mads.

—¿Curiosa?—Nazareth dio un pequeño brinco y miró a Mads con vestimenta relajada, se veía guapo.

—Perdón, me distraje.

—Tranquila, ven tengo un cuadro donde está mi finca.—Mads tomo la mano de Nazareth y la llevo a su estudio donde había un cuadro grande.

En ella estaban los agricultores y Mads, todos sonreían y alrededor estaba la finca, se veía muy hermoso y colorido.

—Que hermoso, tus trabajadores están ahí junto a ti.

—Si, se van un cierto tiempo pero regresan para estas fechas para la cosecha que esta vez durará bastante tiempo de lo normal.

—Vaya, debe ser un trabajo duro.

—Claro que si, algún día te llevaré para que lo conozcas.

Nazareth volteó a ver a Mads y le sonrió.

—¿De verdad?—Expreso emocionada.

—Claro que si.—Mads la agarro de la mano y le dio un beso.

Las mejillas de Nazareth se sonrojaban y miraba a otro lado para ocultar su sonrisa nerviosa, empezaba a sentir tantas cosas en ese momento que su corazón no podía controlarse.

—Ven, vamos a desayunar.






Taiju colgaba la llamada que había recibido, se había enterado que Nazareth se había escapado, pero había llamado a alguien anticipadamente para ayudarla y no había otra persona que no confiara en ella que Mads Dibenetto.

Apago su cigarrillo y miro por la ventana a Candy hablar por teléfono igual, había pasado unos días en Italia ella le había pedido acompañarla para la supervisión de la finca y también por negocios. Taiju miró el teléfono y volvió a marcar a Eliot.

—Búscala, enciérrala hasta que llegue. Ve a la residencia Dibenetto y dile a Nazareth que si no regresa a la mansión Mads junto con su finca morirán.

—De acuerdo.

Había colgado la llamada y encendió otro cigarrillo, se sentía furioso, habían tocado lo que era suyo eso le repugnaba y más que ella se había fugado junto con el. Debía controlarse y terminar los negocios para regresar y cobrar todo lo que estaba pasando y eso implicaba a Nazareth.





–Mira este es donde fui a Paris por primera vez a exportar mi café.

Nazareth miró la foto y era el junto a la torre, sonreía y su cabello era revuelto.

—¿Estabas nervioso?

—Claro que si, era mi primera exportación y fue todo un éxito.

Nazareth escuchaba atentamente las historias de Mads, había pasado todo el día hablando y viendo fotografías de sus viajes por el mundo hasta que el timbre de la casa sonó, Mads le pidió a alguien más abrir pero Nazareth insistió en abrir ella Mads la dejo ir y Nazareth se acercó a la puerta para abrir y era Eliot con todo su equipo.

—Nazareth, ¿Podemos hablar?

Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora