CAPITULO DIECISEIS

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Saraí despertaba desde temprano paran poner todo para la preparar el día, saliendo de su habitación camino por el pasillo, suspiro y subió las escaleras, espero un rato por la puerta de Nazareth y lo ruidos no paraban. El ruido de los quejidos no había parado en toda la noche y eso le ponía nerviosa.

—Aghm...Déjame en paz...—Nazareth se encontraba de bajo de Taiju hablando con toda sus fuerzas, Taiju seguía moviéndose bruscamente.

La piernas de Nazareth temblaban y la cama estaba mojada, sus manos estaban selladas por la huellas de Taiju, su cuerpo estaba pegajoso y su cuerpo dolía. Miró a Taiju que estaba cerca su rostro de ella, su respiración era agitada y su cabello estaba hecho un lió, Nazareth trato de poner a una lado su cabello pero Taiju la agarro poniendo de nuevo abajo hasta que se levantó para salir de ella, Nazareth miró el techo y sus dolían sus lágrimas aún estaban frescas en sus pestañas, sus manos temblaban. Escucho cuando Taiju salió de la habitación sin decirle nada, el llanto de Nazareth empezó a ser más fuerte. Sus lagrimas salían, Taiju la había tomado por la fuerza y mientras más pedía que parara el era más brusco, la puerta se abrió y vio que Saraí entró.

—Saraí...—Extendió su brazo, su voz se quebraba.

Saraí fue corriendo hacia ella cubriéndola con la sábana y levantándola con todas sus fuerzas. Las lagrimas se Sarai salían, como pudo hacerle eso a una chica que no había hecho nada, que solo se dedicaba a leer y estar encerrada, como pudo descargar su odio con ella.

Sarai metió como pudo a Nazareth a la bañera, empezó a limpiar su piernas con poca sangre, miró que todo su cuerpo estaba mal, sus manos estaban selladas y su parte íntima estaba irritada, Nazareth respiran lento y solo se mantenía callada, Saraí se levantó y sacó de su bolsillo la tarjeta de Mads.

—No... Saraí, no llames al doctor.—Sarai volteó y Nazareth la miraba.—No quiero que me vea así.

Saraí fue corriendo hacia ella después que empezó a llorar y solo podía consolarla y tratar de tranquilizarla.


Durante el día Nazareth permaneció acostada no comía y miraba hacia la ventana, abrazaba el diario que Mads le dio, Taiju se había desquitado con ella y ahora estaba lastimada. Recordaba cómo el la trataba bruscamente hasta el punto que no sabía cuántas veces se había desmayado, miró el reloj y era hora que el teléfono marcara, miró atenta al teléfono y sonó. Nazareth se levantó como pudo pero el teléfono paró de sonar, sabia quien era y sabía que Taiju había llegado, se quedó un rato sentada hasta que escucho unos pasó y rápidamente como pudo se subió a la cama.

Taiju entró y con una mujer, el en ningún momento la miró pero Nazareth espero que la mirara.

—Ella sera tu nueva doctora, haga lo que sea necesario doctora.—La doctora asentó con la cabeza y Taiju salió de la habitación dejando sola a Nazareth con la doctora.





Pasó un buen rato y la Doctora bajo las escaleras, Saraí esperaba como siempre los resultados.

–Tiene rasgado todos la zona íntima y está irritado, le recomiendo un crema y pastillas para la inflamación, aplíqueselo después de una baño con agua un poco tibia, tome esto para los moretones, vendré en 3 días para ver cómo sigue.

Saraí asentó para después despedirse de la doctora, miró el teléfono y dudo por unos minutos viendo la tarjeta hasta que levantó el teléfono y marcó.





Pasaron los días y todo era igual, La Doctora había ido y la recuperación iba bien, Nazareth seguía sin salir y comía poco, habían pasado días desde que Taiju le hizo todo eso, pero no había ido a casa desde ese entonces. Saraí le contó que se había ido a un viaje de negocios pero ella sabía que el se había ido con Candy a la finca de su padre en Italia.

Nazareth estaba mirando como siempre en la ventana, escribiendo en su diario de siempre el clima era bueno pero no iba con su humor. Escribía un poco, había pasado ya varias paginas llenas y solo escuchaba música que encontraba en la habitación. Escucho que un coche se estaciono en frente, miró bien y no era el Mercedes de Taiju, vio que era un auto común color negro pero de ahí bajaba Mads.
Nazareth se levantó y agarro un suéter para cubrir el resto de los moretones, bajo las escaleras y escuchó el timbre sonar rápidamente abrió la puerta y Mads la miro, Nazareth se abalanzó a el para abrazarlo sintió que podía respirar después de ver a Mads, después de tantas llamadas que intentaba hacerle pero no podía, estaba en frente de el.

—Regresaste.—Dijo Nazareth sin soltarlo.

—Sentí que debía venir.—Mads le correspondió el abrazo acariciando su cabello.





Mads y Nazareth se la pasaron el buen rato juntos, platicaban y reían a la vez de algunos comentarios, Mads le había llevado muchos libros que leyó en su juventud, Nazareth estaba encantada con tantos libros hasta que Mads le dio un pequeño cuadro con una pintura.

—¿Te gusta? Se llama "El Jarrón de Lirios"

—Oh, es del pintor que vi en la televisión.—Dijo emocionada Nazareth.—Vicent Van Gogh, ¿Asi se llama?

Mads asentó y le sonrió. Nazareth se paró y lo puso en su mueble donde tenía su lámpara de noche.

Mads le leía poemas a Nazareth mientras ella escuchaba atenta a todo lo que relataba, el leía y cambiaba de tonos dramáticos que le parecía gracioso a Nazareth.
Saraí había llevado bocadillos para ellos, hasta que cayó la noche y tenía que irse Mads.

—Nazareth.—Mads volteó a verla antes de salir.—¿Quieres ir a un museo mañana?

Nazareth sonrió haciendo que sus mejillas sonrojaran.—Me encantaría





A la mañana siguiente Nazareth salió a escondidas gracias a Saraí que la hizo pasar por una trabajadora de fumigación, Taiju había ordenado que aumentaran la seguridad de la casa después de que le informaron que Mads había ido.
Nazareth llego al punto donde se verían, Mads la había llevado al museo. Miraban los cuadros, estatuas e instrumentos antiguos, aprovecharon para entrar a un concierto con orquesta, la música era hermosa mientras pasaban animaciones de cuadros. Caminaban por la ciudad y Mads le compraba cosas para que probara, la hora ya había pasado y Saraí la esperaba para que lo guardia cambiaran de turno. Mads la llevo hasta su casa y planearon verse de nuevo para una obra de teatro. Ambos se despidieron con un abrazo y ella entró a la gran casa mirando con una sonrisa como Mads seguía mirando por la ventana, cerró las cortinas y su corazón empezó a palpitar tan fuertemente como la primera vez que vio a Taiju.

Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora