Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x Oc

CAPITULO VEINTIUNO

El abogado tocó la puerta de la Mansión de los Shiba ya hacia hacer tiempo que había entrado a esa casa y fue durante el tiempo que el Padre de Taiju Shiba vivía.
Miró que nada había cambiado excepto por el cuadro de bodas de el ahora Jefe de la mafia y su esposa.

Una de los guardias guió al abogado a la oficina de Taiju Shiba donde Candy estaba junto con Taiju y su Esposa, Nazareth.

Realmente era hermosa y su cara la hacía ver demasiado joven a comparación de la edad de Mads y Taiju, era joven y parecía muy inocente con corazón noble, ahora entendía por qué Mads Dibenetto le tenía un gran amor.

—De acuerdo, es hora de leer el testamento del Señor Mads Dibenetto que en vida dictó cada una de estas indicaciones.—El abogado sacó el sobre y lo abrió para así sacar las hojas, Nazareth estaba nerviosa y miraba que Taiju mantenía la mirada firme.—Mads Dibenetto declaro cada uno de estas indicaciones antes de fallecer, el en vida espera que respeten su voluntad una vez leído su voluntad de sus bienes. Yo Mads Dibenetto dejo mi empresa y casas tanto como la de Italia y Londres a mi Hija Candy Dibenetto. Tanto así dejo todo el resto de mis bienes y la finca de Italia a Nazareth Russo y al bebé que ella Esta esperando, tanto después de mi muerte pasará todo a nombre de Nazareth Russo y su hijo por nacer.
Mads Dibenetto.

Candy miró a Nazareth mientras ella solo estaba en Shock, el corazón de Nazareth palpitaba tanto que ella se empezó a sentir mal, no podía creer que Mads sabía que estaba embarazada y por eso la ayudo a escapar, Candy se levantó y empezó a alzar la voz Nazareth no escuchan nada y su respiración se iba, no podía decir nada hasta que Candy la agarro de los hombros y le dio un golpe en la mejilla haciendo que Nazareth reaccionara.

—Quiere decir que mi padre embarazo a esta adúltera y ahora le dará todo a un bastardo.

—Señorita Dibenetto, el señor Mads no detalló eso pero como dice en su testamento, debe cumplirse su voluntad.

—¡Pero como pudiste! ¡Meterte con mi padre maldita zorra!—Nazareth cubría su vientre y en ese momento Yazuha entró con Saraí después de escuchar el alboroto.

—¿Que mierda te pasa? Cómo te atreves a golpear a mi cuñada así.

—¡HA! Resulta que tu cuñada es una completa zorra que está esperando el hijo de alguien más.

—¿Que?—Yazuha volteó a ver a Nazareth que rápidamente negaba con la cabeza, Saraí la agarro del brazo ayudándola a levantarse y salir de ahí.

Yazuha ignoró por completo a Candy acercándose Nazareth y Sarai para llegar a la habitación.

Taiju miraba cómo Nazareth se iba hasta que se acercó a Candy y la agarro del brazo para que se calmara.

Nazareth llego a la habitación y su respiración volvía a ella, sudaba frío y no podía creer que ahora tuviera era noticia. Mads se había ido pero le dejo una gran parte de sus bienes y ver la expresión de Taiju le hacía temblar, Yazuha sirvió un vaso de agua y se lo entregó a Nazareth para que estuviera más tranquila Saraí estaba igual ahí y no sabía lo que pasaba solo lo que Candy había gritado.

—¿Estas más tranquila? Necesitas que te traigamos algo.—Yazuha se agacho para mirarla pero Nazareth aún seguía impactada. Yazuha quería preguntar pero no sabía cómo y no quería que se lastimara más.—Nazareth... acaso tu y el señor Dibenetto...

—No.—Nazareth miró a Yazuha con lágrimas.—Mads siempre fue bueno pero tu hermano fue la única persona con la cual estuve... aunque si ame a Mads pero nunca estuve con el de ese modo.

—Te creo... pero sabes, mi hermano es muy posible que cuando entre te pregunté pero estaré aquí por cualquier cosa y tienes que explicarle lo qué pasó.

—No, Yazuha. El me odia por algo que nunca quise, y ahora tal vez cree que mi embarazado fue por Mads.

—No te preocupes, yo hablare con el y sabrá que es un mal entendido.

—Candy está con el ahora mismo que...—Nazareth se había quedado callada, no quería contarle todo lo que había pasado y crear mas problemas de las que había.—Solo le dire la verdad.

—Si, es mo más conveniente así que tranquila Nazareth.

Taiju se encontraba en su oficina tratando de tranquilizarse, Yazuha había hablado con el pero era inútil, su irá era más. No le quedaba duda que Mads era el padre de ese hijo que esperaba Nazareth, pero dudaba de todo, Nazareth no era ese tipo de persona y trataba de llevar todo esto. Agarro su saco y salió por su auto para manejar por la ciudad y pensar todo esto, ahora que Nazareth estaba embarazada y se le ha heredado casi todos los bienes para Candy sería complicado, sin la cooperación de Nazareth la empresa de Café no continuaría. No sabía exactamente ahora que pensar, pensaba que ahora que ella estaba embarazada daría al hijo y seguiría como siempre pero ahora dudaba del embarazado.

Regresando ya a la mansión después de haberse cansado de manejar, bajo directamente a su oficina para volver a revisar los papeles que el abogado de Mads le había dado para concluir el negocio.
De repente Candy entró de sorpresa a la oficina de Taiju, se veía molesta esperando que le contestaran mil preguntas a la ves. Se acercó a Taiju y lo miro a los ojos.

—Dime realmente qué pasó, Taiju.—Candy se veía enojada.

—No entiendo de que hablas.

—Me dijeron que fuiste a ver a mi padre la última noche que se le vio con vida después de ese accidente.

Taiju dejo de mirar lo papeles y los puso sobre la mesa.

—Si, fui a verlo esa noche. El sabía que Nazareth estaba embarazada y quería interponerse.

—Entonces fuiste...

—Tu padre realmente murió por un accidente viniendo hacia aquí buscando a Nazareth.

—Entonces realmente esta embarazada... o sea que el bebé que espera es de mi padre.

Taiju golpeó la mesa poniendo sus manos sobre ella, Candy veía su expresión y parecía furioso por el comentario.

—Yo que tú dudaría de ese embarazo.—Candy sabía que Taiju le creería.–Me iré a Italia, cuando se alivie Nazareth hablare con ella para finca.

—Candy...—Taiju quería detenerla pero solo se quedó parado ahí.—Buen viaje.

Candy se dio la vuelta y espero que el fuera tras ella pero no, se sentía decepciona pero no le dejo el camino fácil a Nazareth por qué Taiju empezaba a dudar y una sonrisa se formó en sus labios antes de irse.