Hurt Me And You'll Understand // Taiju Shiba x Oc

CAPITULO CUATRO

Había pasado ya un año desde que Taiju se había casado Nazareth seguía en el taller con Yazuha como su asistente, de vez en cuando la esposa de Taiju iba al taller nada más para preguntar cuando sería que volvería Taiju, como las otras veces que había pasado en los últimos matrimonios de Taiju tuvo que decirle lo mismo "Es un hombre ocupado" acompañado con una sonrisa que se había hartado de hacer cada vez que preguntaban por su hermano mayor. Las otras esposas salían furiosas pero poco a poco dejaron de ir y al poco tiempo de divorciaban.

—Dios, estoy harta de que se repita esto. Me pregunto cuando será que mi hermano se case con una mujer que lo mantenga en un solo lugar y aguante su ausencia.

—Yazuha... ¿por que tu hermano se ha casado demasiadas veces?—Pregunto Nazareth asentándole una taza de té.

Yazuha suspiró y cerró la revista de moda.—Mi hermano odia estar solo, el quiere tener un lazo con alguien pero todas sus esposas no aguantan nada, créeme que el día que mi hermano me de una cuñada digna lloraré, todas me han caído mal pero en el sentido de que pues lo conocen en el mismo lugar y en las mismas circunstancias, de conseguir a un hombre con poder que cubra todos sus lujos.—Rodó los ojos Yazuha.

Nazareth solo escuchaba atenta mientras se mantenía de pie con un balde, esperando a retirar la taza de té de Yazuha. Nazareth no olvidaba la vez que había visto a Taiju, quería volver a verlo pero el rara vez volvía de sus viajes de negocios pero aunque el viniera muchas veces jamás la ha mirado, la última vez que la miró fue para advertirle y eso le causó miedo.

Era un día común donde Nazareth se dedicaba a envolver paquetes de vestidos y telas finas, mientras esperaba al repartidor para llevar a su destino los vestidos de novia que ella había echo junto con la ayuda de Mitsuya y Yazuha, pero igual eran de esos días en donde había un divorcio que claramente sabía ella que Taiju se había divorciado de nuevo, Nazareth veía la hora en el reloj de la pared y siguió empacando todo lo que Yazuha le había encargado.

Había pasado unas cuantas horas cuando Yazuha regreso, se veía agotada y con un rostro de fastidio, era algo que ya debía estar acostumbrada pero lo que ocurría era que se había cansado de todo esto, otra vez Taiju se había divorciado y como siempre tenían que estar todos para ver todo los gastos y vienes que le otorgaron a la antigua esposa del Jefe.

—Creo que la próxima esposa lo escogeré yo antes de que mi hermano escoja a una cualquiera ahí.—Suspiró fuerte Yazuha.

Pensaba Nazareth que... "Tal vez está seria su oportunidad" una oportunidad para poder estar a su lado, ser una esposa amorosa y fiel, pero no sabía por donde empezar creía qué tal vez ella no era lo suficientemente bonita como las otras que han cruzado por esa puerta y le han diseñado un lujoso y hermoso vestido de novia, temia que a Yazuha y Hakkai no le agradará que ella fuera la esposa de su hermano, no quería vienes y tampoco lujos, sentía ella que estaba enamorada de él, de tanto libros y películas románticas ella tenía en claro lo que sentía por su salvador, por Taiju.

—Hmm, Ya-Yazuha.—Habló Nazareth, quería alguna vez platicar con ella sus sentimientos ya que nunca antes lo había echo, pensaba que podría decirle lo que realmente están sintiendo en su corazón desde hace mucho tiempo pero temía a que pudiera molestarle.—Y-yo...

—¿Que pasa Nazareth? Puedes decirme.—Yazuha se levantó y acaricio el cabello de Nazareth, ella se sentía cómoda y calidad cuando hacía eso, ella mostraba un lado maternal que le agradaba y se sentía bien. Nazareth apretó los puños y miró a Yazuha.

—Yazuha... yo, bueno, creo que me gusta alguien.—Nazareth miró a los ojos a Yazuha y ella no decía nada.—Pero solo había visto esa persona unas pocas veces pero puedo asegurarte que yo... siento algo por el.

Yazuha miró atónita a Nazareth hasta que una sonrisa se le formó en el rostro.—¡Dios! ¿De verdad? Pensaba que tú no sentías nada por nadie ya que casi no cuentas esto. ¿y quien es el afortunado?—Sonrio Yazuha.

Nazareth quería decirle que era Taiju pero recordó que ella apenas había llegado de la firma del divorcio de su hermano, ella solo sonrió y miró de nuevo a Yazuha.—Bueno, el es... tu hermano.

Yazuha atragantó con su té y después miró a Nazareth.—Hakkai está enamorado de Mitsuya, pierdes el tiempo.—limpio sus labios con una servilleta.

—¿Quien dijo que es Hakkai?—Yazuha se quedó parada mirando a la nada, volteó lentamente para mirar a Nazareth mientras ella jugaba con sus dedos.

—No puede gustarte el, no el.—Negó con la cebeza.—Mi hermano es un maldito psicopata que podría matarte Nazareth.

—Pero...

—Nazareth, escoge primero tú vida y tu libertad, tu amor a ti misma. Casarte con mi hermano será una pesadilla, el solo quiere a un conejo para que tenga crías y después desecharla.

—Yazuha, solo dije que me gustaba pero jamás llenaría sus expectativas.

—Y sigue pensando así, por que no quiero que te cases y tengas algunas relación con el, te aprecio demasiado que no quiero que te enredes con el como las demás que por fortuna han salido vivas.—Nazareth bajo la cabeza, temía de Taiju pero le gustaba, estaba segura de eso.

—De acuerdo, solo quería decirte.

—No le digas esto a él, no tú Nazareth.—Dijo Sería Yazuha.

Nazareth caminaba en las calles mirado a su alrededor pensando en las palabras de Yazuha sobre Taiju, sabía que Taiju daba miedo pero a ella le gustaba, quería ser amada y amar de igual forma, nunca nadie le había dicho que la amaba y adoraba verla, todos los hombres que habían estado con ella era para acosarla o golpearla. Su padre lo hacía junto a sus hermanos, pero cuando conoció a Taiju la salvó de ese infierno y no la golpeó al contrario la llevó en un hospital y la ayudó, no la abandonó.

Nazareth se detuvo y reflexionó para ella, quería que Taiju estuviera en su vida y si tendría que morir por el, lo haría. Pero quería estar con el, ser su esposa. Nazareth volteó y corrió hacia las oficinas donde siempre se encontraba Taiju, debía decirle lo que siente, debía hacerlo antes de que el la matara sin remordimiento.