-¿Puedes quitarte la parte de arriba? -dijiste a lo que el lo dudo un poco.
Después de unos segundos se fue desabrochando lentamente el uniforme hasta dejar su pecho marcado y trabajado al descubierto a lo que no podías ver ya que se encontraba de espaldas.
Pero a diferencia de ello si podías ver y sentir su espalda, dura, mascada y trabajada, su piel era delicada y pálida.
Llevaste tu mano a su hombro a lo que el dió un salto a sentir tu mano fría en su piel caliente.
Empezaste a dar un suave masaje a lo que el ojiazul cerro los ojos de satisfacción.
-P-por favor -suplico- no te detengas.
Tu solo asentiste nerviosa y dijiste si tartamudeando.
El ojiazul disfrutaba tus manos en su piel, se sentía relajante y bastante bien, tenía ganas de soltar jadeos. No eran cualquier jadeos, eran de dolor y satisfacción al mismo tiempo, le dolía su hombro estaba algo inflamado y sentir tus manos en esa parte era el cielo en su humilde opinión.
Seguiste masajeando lenta y delicada mente.
De vez en cuando llevaba su mano a la tuya en seña que te detuvieras o supieras que esa parte le dolía haciendo que ahí lo tocaras con más delicadeza.
-Mmjm~ -dijo el ojiazul al sentir tu tacto suave en su hombro.
No podías negarlo escucharlo decir eso te ponía nerviosa y roja.
Cualquier persona que tuviera la mente grande o sucia pensaría otra cosa al escuchar esos jadeos, y si, tu eras el claro ejemplo de ello.
-¿C-cómo te sientes ahora? -preguntaste aún con tus manos en su hombro.
-Algo mejor que antes, gracias.
-¿Puedes tratar de mover el hombro? -dijiste y el lo hizo casi sin ningún dolor, a lo que comenzó a moverlo así circular mente.
-veo que ya te sientes mejor -dijiste sonriendo - quien lo diría mis manos son tan buenas como yo -dijiste creída alzando la mirada.
-Entonces enséñame que tan buenas son -susurro el ojiazul solo para él.
-¿Mandé? -dijiste ya que no lograste escuchar del todo bien lo que te dijo Tomioka.
-No nada.-dijo rápidamente.
-Oki Doki
El ojiazul solo río y se levantó para posicionarse frente a tí aún con su pecho descubierto y una sonrisa.
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Subía si uniforme lentamente a lo que mirabas detalladamente cada movimiento que hacía perdiendote en sus abdominales.
El lo noto, y eso lo puso nervioso, pero el mismo se preguntaba porque se había posicionado al frente tuyo para acomodarse el uniforme.
