Ya avían pasado unas horas desde que _____ y Sanemi partieron a su viajé.
Tomioka se sentía solo no lo negaría. Podría decirse que se llevaba mejor con la pilar del agua que con los demás con los que apenas intercambiaban unas palabras.
Giyu quiso practicar su resistencia en lo que se hizo boca abajo mientras sus piernas sujetaban su peso, cerró los ojos y se dejó llevar por la tranquilidad y concentración, los pilares no podían ir a sus fincas respecto a que los iban remodelar, exepto por Shinobu que ella si podía ir para cuidar y ver cómo se encintraban los cazadores que estaba ahí, el patrón les dijo que regresarían a sus fincas cuado regresarán los dos pilares que se fueron a lo que nadie se negó.
Giyu seguía boca abajo hasta que sintió la presencia de alguien y abrió los ojos viendo que era, Rengoku. El rubio solo sonrió a ver qué lo vió.
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—¡Hola! ¡Hoy es un lindo día! ¿No es así Tomioka-san? —dijo el rubio de punta roja sonriente y alegre.
—Ujumm—dijo el ojiazul serio para cerrar los ojos de nuevo.
—Oí que te gusta ______-san —dijo el chico de puntas rojas sonriendo. Haciendo que el pelinegro abriera los ojos exaltado.
—¿Quién te dijo eso? —dijo para voltear a verlo, con el ceño fruncido.
—Ohh entonces es verdad —dijo ahora con una sonrisa que llevaba una pizca de picardía.
—Si, pero quién te ha dicho eso —repitió.
—Tú mismo —dijo el rubio a lo que el pelinegro frunció el ceño confundido.
—Tu mismo acabas de decir que si te gusta —dijo a lo que por fin el pelinegro entendió.
—Y que tiene si ella me gusta —dijo el pelinegro.
—No tiene nada de malo, de hecho hacen linda pareja —las palabras del rubio solo hacían que se le subiera el ego al pelinegro respecto al tema.—hay rumores desde ayer que los vieron besarse —el pelinegro solo abrió más los ojos exaltado.
—¿Quién dijo eso? —pregunto el pelinegro.
—Empezaron a decirlo minutos antes de que se fuera ______, dicen que los vieron juntos en la habitación mientras se besaban, justamente dónde dormiste —mientras el rubio seguía hablando el pelinegro comenzó a recordar y recordó que no cerró la puerta dejando a la vista su beso— pero no te preocupes de seguro dejen de hablar de eso en un día —dijo a lo que el pelinegro solo dijo que si con la cabeza.
—Tal vez, de todas formas no se quién dijo eso y de que hablan, además mis asuntos personales no son de su importancia —dijo el pelinegro cerrando los ojos de nuevo soltando un suspiro.
