Capítulo 14

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Julio entraba con su mejor sonrisa, iluminando con fuerza toda la costa oeste italiana, trayendo una temperatura alta y una brisa que difícilmente elevaba los cabellos de las personas que paseaban por RedWillow. Mi hermana estaba aún dormida y mis padres descansaban después de tanto tiempo sin vacaciones. Habían decidido pasar una semana en casa, relajándose, aunque de vez en cuando sonaba el teléfono en llamadas que les retenían unos minutos.

Mario no había dado señales de vida desde que lo vi en la fiesta la noche anterior, supuse que estaría cansado, durmiendo hasta que su estomago reclame algo de comida.

Yo, en cambio, me había levantado temprano con el objetivo de terminar de descifrar la carta de las personas con máscara de calavera. Horas después, sobre las 16:00, estaba preparándome para ir a ver a los White. Me puse una camiseta simple de color rojo junto a un pantalón corto color negro. Avisé a mis padres que saldría y unos minutos después estaba en la calle rumbo a mi destino.

El día era como un lunes tranquilo, las personas se movían con sonrisas en la cara, niños que correteaban alrededor de la fuente de la plaza del pueblo y algunos grupos de gente hablando mientras comían un helado.

Al llegar la puerta de los Whites estaba abriéndose, dejando ver a Rachel y Christian totalmente arreglados y montándose en su coche. Me escondí entre unos arbustos esperando a que se fueran para poder llamar al timbre. Cuando se marcharon salí de mi escondite y toqué la puerta esperando pacientemente a que alguien la abriera.

―Pero si es la chica misteriosa―Habló Mike.

―Pero si es el chico cotilla―Respondí en el mismo tono.

―Y, dime ¿Qué necesita esta adorable personita de mí?

― ¿Está tu hermano?

―Por supuesto, adelante―Dijo para apartarse de la puerta, dejándome pasar.

Era la primera vez que estaba dentro de esa casa y nada más entrar percibí un olor que nunca antes había apreciado, pero, en cierto modo, me resultaba familiar. Los muebles se mantenían en la misma posición que la última vez que estuve allí, parecía que nadie vivía en aquel lugar. Mike llamó a su hermano a gritos y él se presentó segundos después.

― ¿Qué haces aquí?

Saqué la carta de mi bolsillo―No sé si te has golpeado la cabeza, pero, por si no lo recuerdas, ayer estuvimos haciendo algo con el trozo de papel que llevo en las manos.

―El gran misterio que el apuesto cotilla no debe conocer―Dijo Mike desde detrás de mí.

―Exacto―Hablé hacia él― ¿No podemos encerrarlo en algún sitio? ―Le pregunté a Marcus en una especie de susurro con la clara intención de que él lo escuchara.

Mike solo rodó los ojos con una sonrisa y haciendo un gesto de negación con la cabeza.

―Podemos ir a mi habitación y me cuentas lo que sea que hayas descubierto―Propuso Marcus.

―Y con tu hermano escuchando tras la puerta.

―Yo no voy a hacer eso.

― ¿Debo fiarme de ti? ―Pregunté mirando directamente sus ojos.

―Te diría que sí, pero vistos tus intermitentes problemas de confianza entiendo que no lo harás.

― ¿Intermitentes?

―No confías en la gente, pero una semana después de conocer a mi hermano parece como si supiera cada detalle de ti.

―En él tuve que confiar a las horas de conocerlo, créeme que no lo haría si pudiese.

El bosque Rojo [Amazon Y Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora