Mis padres habían vuelto de Térmoli y yo había subido a cambiarme. Estaba de vacaciones y me había despertado hacía poco tiempo. Me puse unos shorts vaqueros azules y una camiseta básica de color rojo.
En el pueblo la gente solía no vestir de ese color, no estaba prohibido ni nada por el estilo, pero se creía que abusar de estas tonalidades traería mala suerte. Antiguos documentos de hace más de un siglo redactaban como los misterios que rodeaban a la comunidad estaban siempre relacionados a ese color: sangre, grafitis, notas... Todo de color rojo. Nunca entendieron él porqué y a día de hoy sigue siendo un secreto.
Jamás dejaron que alguien leyera eses documentos, solo la alcaldesa del pueblo tenía acceso, ni siquiera los más altos cargos de la policía. Únicamente se sabía por gente cotilla, pero nadie podía creerlos, al fin y al cabo no tenían pruebas para desmentir ni verificar esos datos. En la época actual, los vandalismos no tenían notas solo un extraño símbolo de dos serpientes, una de color negro y otra de color rojo, entrelazadas formando dos ceros y una unión entre ellos que semejaba un ocho. No tenía nombre, era simplemente "el símbolo de la discordia".
En cambio, el color rojo era mi favorito, siempre vestía de rojo. Algunas personas en el pueblo me tenían como el diablo, decían "Si esa chica no tiene miedo a la mala suerte es porque tiene un trato con el diablo". Lo hablaban muy pocas personas, pero era una risa entrar a la iglesia vestida con ese color y ver sus caras de horror.
Yo me consideraba agnóstica, es decir que ni afirmo ni desmiento la existencia de ningún dios, pero tenía que ir a la iglesia en ocasiones especiales: bodas, bautizos, comuniones... Y el día 10 de Julio. Desde el 10 de Julio de 2017, hace dos años.
Salí de casa al despedirme de mis padres rumbo a la casa White. Mientras caminaba a mi destino me fijé en la tranquilidad del pueblo, a esta hora la gente se quedaba en casa lavando platos o tomando un café en familia. A las cinco o seis de la tarde era cuando las personas salían a la calle, a comprar o a charlar con amigos, y se quedaban hasta la hora de cenar fuera, incluso si hacía calor, la gente salía a reunirse hasta la madrugada.
Estaba subiendo las pocas escaleras de entrada a la casa White cuando una voz habló a mis espaldas.
― ¿Qué necesita mi adorable vecina? ―Dijo Marcus con un tono sarcástico y haciendo énfasis en "adorable".
―En realidad quería hablar con tus padres―Hablé con calma.
― ¿Sobre qué?, si se puede saber.
―Cuando vienen nuevos vecinos, mis padres tienen la costumbre de invitarlos a cenar―Expliqué.
No dijo nada más y subió las escaleras a mi lado, pulsó el timbre y unos segundos después la puerta fue abierta por Christian con una sonrisa.
―Papá, nuestros vecinos nos han invitado a cenar hoy a su casa.
―Por supuesto que cenaremos con vosotros, solo dime a que hora y estaremos allí―Dijo con alegría.
―Supongo que a las nueve estará bien.
―Gracias por invitarnos a cenar.
En la puerta solo se quedó Marcus que se despidió con un guiño y una sonrisa ladeada. Me di la vuelta y salí de allí. Cuando llegué a mi casa avisé a mis padres sobre la hora de cena y subí a mi habitación. Estuve toda la tarde leyendo y tras terminar el libro me dispuse a cambiarme de ropa, mis padres eran empresarios y tenían la costumbre de cenar elegantes siempre que alguien ajeno a la familia comía con nosotros. Me puse un conjunto de dos piezas conformado por un top y una falda que llegaba hasta cuatro dedos por encima de la rodilla, ambos de color rojo, y unas sandalias de color negro con un poco de plataforma. Me puse un ligero maquillaje, rímel y pintalabios rojo.
Bajé las escaleras cuando escuché el timbre y me dirigí a la puerta para después abrirla con una sonrisa.
Rachel llevaba un vestido amarillo largo, con un escote en pico y unos tacones negros. Christian iba vestido con un traje simple de color gris y una corbata roja. Marcus vestía unos pantalones vaqueros de color negro, una camiseta de manga corta color blanco y una chaqueta de cuero. Tengo que admitir que la belleza en esa familia era cuestión de genética. Me hice a un lado indicándoles que pasaran mientras me dirigían saludos a mí y a mis padres. Marcus entró de último con esa típica sonrisa suya, una sonrisa de lado.
Pasados unos minutos llenos de presentaciones y saludos, nos sentamos a la mesa. Pude apreciar la vestimenta de mis padres. Mi madre llevaba un pantalón de tiro alto color crema y una camisa blanca metida por dentro de su pantalón. Y mi padre unos pantalones de traje grises y una camiseta negra.
Alessandro trajo la pizza casera a la mesa, junto con una botella de vino tinto que mi madre descorchó y sirvió a cada una de las copas.
Empezamos a hablar de cualquier tema. Supe que los White venían de USA con la intención de vivir en este pueblo por mucho tiempo. Pero poco a poco sentía como el tema de conversación empezaba a dirigirse a RedWillow.
―El bosque es todo un misterio. No quiero asustaros, pero en este pueblo pasan cosas raras―Dije con despreocupación mientras bebía un pequeño sorbo del contenido de mi copa.
― ¿A qué te refieres Scarlett? ―Preguntó con curiosidad Rachel.
―En este pueblo hay un mal y todos se están volviendo locos. Aquí suelen aparecer animales muertos, charcos de sangre de dudosa procedencia, grafitis... En este pueblo lo normal es eso. Pero la noche del 21 de junio, Alice Lombardi, desapareció.
― ¿Cómo qué desapareció? ―Preguntó Christian.
―Esa noche hicimos una gran fiesta para celebrar el inicio del verano y el final de las clases. Y a la mañana siguiente su madre estaba llorando con que la niña de cinco años había desaparecido. Veinticuatro horas después el agente Costa estaba interrogándome sobre su desaparición.
―Por ahora no se sabe nada, porque tampoco apareció el símbolo―Apuntó mi madre.
― ¿Qué símbolo? ―Cuestionó Marcus.
―Siempre que pasa algo relacionado a sangre y muerte aparece "el símbolo de la discordia". Son dos serpientes una negra y otra roja, forman dos ceros que se unen formando una especie de ocho en el centro. Por eso el color rojo esta tan mal visto en esta sociedad.
Me miraron de arriba a abajo y fruncieron sus ceños. Marcus en cambio soltó una risa divertida al entender la gracia de la situación.
―Es mi color favorito, no lo voy a cambiar porque este mal visto―Solté al ver sus caras.
La cena acabó y salí a despedirme de los vecinos. Rachel y Christian se iban y Marcus se quedó atrás para hablar conmigo.
―Que cosas más interesantes se aprenden durante una cena de bienvenida.
― ¿Qué quieres Marcus? ―Pregunté cansada
Marcus llevaba toda la cena dedicándome miradas y guiños de los que nadie se había dado cuenta y soltando de vez en cuando algún comentario desafortunado. Evidentemente solo yo me daba cuenta del segundo sentido de estos comentarios y estaba agotada.
―Darte las gracias por invitarme personalmente a esta elegante cena. ¿Tanto te molesta mi compañía?
Si cualquier otra persona me hubiera dicho eso me sentiría mal por hacerlo sentir así. En el caso de Marcus White y con ese tono sarcástico me molestaba que aún no se hubiera ido.
―Buenas noches White.
―Buenas noches tormenta―Dijo mientras yo cerraba la puerta.
Ayudé a recoger la cocina y subí a mi habitación a revisar mi teléfono móvil. Mis padres habían invitado de nuevo a los vecinos al día siguiente para enseñarles la casa. Cosa que, sinceramente, no entiendo. Supongo que ellos solo querían que me relacionara con gente nueva y que cuando ellos estén de viaje tenga a alguien más para pedir ayuda si lo necesitaba. Supongo que me quedé dormida.
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El bosque Rojo [Amazon Y Librerías]
Mistero / ThrillerRedWillow, aparentemente el típico pueblo que nadie conoce, que solo aparece en los mapas por casualidad, tan apartado de la sociedad que las leyendas y mitos fantasiosos son más frecuentes que la gente mayor yendo a misa un domingo; y otros mitos q...