Él llegó.
Mientras pasaba, decenas de personas hincaban la rodilla izquierda y agachaban la cabeza, formando un pasillo mientras le guardaban respeto. Todos vestidos con las túnicas negras y sus caretas, escondiendo sus caras.
Estaban en una parte del bosque rojo, una parte en la que solo ellos habían estado, su lugar más sagrado. Un lugar lleno de velas, estructuras de piedra y rodeado de vegetación roja.
Él avanzaba lentamente, disfrutando de la admiración que esas personas le tenían, paso a paso, cada vez más cerca del altar.
Una vez estuvo allí, subió las pocas escaleras. Se dio la vuelta. Nadie se había movido, todos permanecían en la posición inicial, y nadie se movería hasta que él no lo ordenase.
Era como la máxima autoridad, la descendencia de una larga generación de líderes de secta, como la mayoría de los que estaban allí, que también habían heredado su posición de seguidores. Creencias que pasaban de padres a hijos, sin que ninguno se cuestionase nada, aunque no siempre era así. Era muy poco frecuente, casi imposible, pero durante la historia de esa organización algunos se habían desentendido de esto.
—Levantaros, hermanos—Dijo viendo como sus secuaces seguían su orden—Porque hoy es un día de felicidad. Hoy hemos estado a punto de conseguirlo. Hoy hemos estado a nada de ganar. Ya sabemos su punto débil, su pasado la persigue, la culpa la asfixia y los recuerdos la enloquecen. Tanto que casi se entrega a nosotros. Ahora debemos extremar las medidas. Estamos muy cerca. Ya puedo oler la victoria. Siento partículas de felicidad merodeando a nuestro alrededor. Tenemos que pensar como la llevamos al límite.
— ¿Y qué haremos con sus salvadores? —Preguntó una voz.
—No podrán salvarla siempre. Ella es nuestra diosa. Ha sido capaz de matar, robar, cometer delitos de todos los tipos, incluso ha apuntado a la cabeza de quién ama. Créeme que si la llevamos al extremo será capaz de lo imposible para tratar de matarnos. Eventualmente ellos se cansarán de protegerla siempre.
—No es por cuestionar sus mandatos, pero creo que los sentimientos existentes entre ambos van a ser un impedimento para nuestra misión—Apuntó alguno de los presentes.
—Nadie ama tanto como para morir por el otro—Concluyó, dando por finalizada aquella reunión en la que, quizás de manera inconsciente, alentaba a decenas de personas a capturar a una adolescente.
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El bosque Rojo [Amazon Y Librerías]
Misterio / SuspensoRedWillow, aparentemente el típico pueblo que nadie conoce, que solo aparece en los mapas por casualidad, tan apartado de la sociedad que las leyendas y mitos fantasiosos son más frecuentes que la gente mayor yendo a misa un domingo; y otros mitos q...