Mis padres se quedarían un tiempo.
Esa fue la noticia que recibí al día siguiente. No querían dejarme sola con todo lo que pasaba en el pueblo. Habían delegado muchas de sus funciones, aunque siempre están con el teléfono.
Mi hermana Anna está mucho más feliz. En los viajes con mis padres recibió una ayuda psicológica que la ayudó mucho, aunque ella no sabía nada. Supuse que se quedaría conmigo si mis padres volvían a irse.
Era increíble lo mucho que había cambiado mi vida en un mes. Desde la fiesta de inicio del verano toda mi existencia había dado un giro de 180°. Conocí a los White, jugué con una mafia asesina, me enamoré, incumplí la ley, estuve envuelta en un tiroteo, vi como alguien moría... En fin, el típico verano adolescente que nunca se olvida.
Me puse un outfit casual, con unos preciosos tacones rojos y la camiseta del mismo color.
El grupo de los de la playa habíamos quedado y yo me encaminé hacia allí.
En la heladería pude ver a mis amigos, sentados en una de las mesas más apartadas. Me senté a su lado y me pedí un helado de chocolate y vainilla, simple pero encantador.
— ¿Os habéis enterado? —Preguntó Emma.
—Ha aparecido otra de las pintadas rojas en el ayuntamiento—Aclaró Isabelle al ver nuestras caras de confusión.
—Yo no sé cómo lo hacen—Continuó la morena.
—Siempre destrozan lo que quieren y nadie los ve—Terminó la rubia.
—Supongo que son muy buenos, al fin y al cabo, llevan toda la vida haciéndolo—Supuso Mario.
— ¿Y qué decía el grafiti? —Cuestioné curiosa.
—No lo sabemos—Mencionó Isabelle alzando los hombros.
—Los muy pirados lo han escrito con símbolos raros—Habló Emma.
—En cualquier caso, lo van a borrar muy pronto—Dijo Mario.
—Con muy pronto te refieres a... —Consultó Marcus, haciendo acto de presencia, dejando el final de la oración en el aire.
—Ahora mismo—Respondió alguien.
Marcus, Mike y yo nos miramos. Teníamos que ir a verlo. Claramente sería un mensaje para mí. Nos levantamos de la mesa y nos fuimos corriendo hacia allí, excusándonos en que queríamos verlo antes de que lo quitasen. Antes de abandonar la mesa por completo, dejé 50 euros alegando que yo invitaba.
Giramos un par de veces la calle y allí estaba. El mensaje destacaba en un color rojo muy llamativo, con personas encargadas de su limpieza rodeándolo para empezar con su trabajo. Rápidamente saqué mi teléfono y capturé el momento en una foto, aunque, gracias a las cartas anteriores, pude traducir alguna que otra letra.
"V", "S", "P", "T", "R", "A" ...
—Que amables, saben que tenemos un día aburrido y nos dan trabajo—Habló Marcus con demasiado sarcasmo.
—Bueno, de cualquier forma, no teníamos nada que hacer—Contesté indiferente.
—Aunque podríamos tener algo—Sugirió Marcus con un tono coqueto—Que hacer, me refiero.
— ¿Podrías reservar tus comentarios para cuando os estéis besando? —Preguntó Mike con una mueca de asco.
—Le sale natural, no puede contener su deseo por mí—Aclaré con superioridad—Al igual que frente a nuestros padres.
— ¿Cómo que "frente a nuestros padres"? —Cuestionó Mike.
—Tú no lo viste, ya estabas en el agua—Expliqué—Puso su mano muy cerca de cierta zona.
— ¿Sabes que cuando fuimos a rescatar a la suicida del bosque, después de que te fueses, nos besamos contra un árbol? —Interrogó para molestarme.
—Antes de que empiece una pelea, dejadme deciros que no me interesa lo que hacéis cuando estáis en vuestros momentos de hormonas—Expresó con repulsión.
Marcus y yo nos miramos, pero no dijimos nada más. Nos encaminamos a mi casa para resolver por fin el mensaje que nos ofrecían. Solo mientras andábamos pude averiguar una parte de la oración. "Vamos a..."
Una vez allí, tardamos solo unos minutos en descifrar el resto.
Vamos a por ti
—Que originales—Pensé.
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El bosque Rojo [Amazon Y Librerías]
Mystère / ThrillerRedWillow, aparentemente el típico pueblo que nadie conoce, que solo aparece en los mapas por casualidad, tan apartado de la sociedad que las leyendas y mitos fantasiosos son más frecuentes que la gente mayor yendo a misa un domingo; y otros mitos q...