Capítulo 25

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Me desperté con una noticia difícil de clasificar. Mis padres me avisaron que pasaríamos el día con los White en la playa. Dijeron que querían aumentar su relación con ellos antes de volver a marcharse a atender sus negocios. Prácticamente me obligaron a aceptar.

Por una parte, estaba feliz de ver a Mike, pero, por otra, no sabía que sentía al respecto de ver a Marcus. Nos habíamos besado el día anterior, y antes, pero no tenía claro lo que pasaría frente a sus padres. Y, aunque Rachel y Christian White eran muy amables, no conocía su reacción a ciertos comentarios que podría soltar su hijo menor.

Me levanté de la cama y me puse un bikini rojo simple. Llevaba un vestido transparente negro por encima.

Cuando todos estuvimos listos, sobre las 14:00, nos pusimos rumbo a ver a nuestros vecinos.

Había hablado con Marcus y decidimos que en cierto momento nos iríamos a seguir practicando tiro. El día anterior acertara bastantes. Aprendía rápido, sin duda.

Llegamos y ellos ya estaban allí. Nos fuimos acercando mientras mis ojos repasaban al menor de los White, de la cabeza a los pies, y estoy muy segura de que podría hacerlo toda la vida.

Mike vino hacia mí con una enorme sonrisa, me abrazó y me levantó, con demasiada emoción.

—Creo que no ha pasado tanto tiempo desde que nos hemos visto—Dije con una sonrisa casi tan grande como la suya.

Nuestros padres se sentaron en la arena y nosotros les seguimos. Teníamos hambre. Mientras hablábamos sobre cualquier tema. Podía notarse la tensión entre el mayor y sus progenitores, aunque nadie mencionó nada fuera de lugar o un mal comentario hacia su hijo.

Una vez la comida desapareció llegó el momento de bañarnos. Todos empezamos a quitarnos la ropa que sobraba, quedándonos en nuestros bañadores. Cuando Rachel y Christian se quitaron la suya, pude fijarme en que ambos tenían un tatuaje en la parte más alta del muslo, casi en la ingle. Era una especie de símbolo, lo que parecía una FS.

— ¿Qué significa el tatuaje? —Pregunté curiosa.

—Es el lugar donde nos conocimos. En Florida, concretamente en San Petersburgo—Contestó ella.

—Nos lo hicimos el día siguiente de la boda—Completó él.

Asentí y nos dirigimos al agua, dejándolos en la arena, tomando el sol.

—Nosotros podríamos tener uno parecido, ¿Qué opinas de IRW? Podría quedar muy bien en esta zona—Sugirió posando lentamente su mano en mi pierna, muy cerca de mis caderas.

Me acerqué a su oído—Quita tu mano de mi muslo—Susurré, sintiendo como la piel de su cuello se erizaba.

La apartó de ahí para ponerla en mi cadera. Al parecer le gustaba jugar con fuego. Pero yo juego mejor.

Aparté su mano y corrí al agua con Mike, y él vino detrás. Estuvimos horas y horas jugando entre las olas rebeldes que nos balanceaban. En más de una ocasión, Marcus encontró la manera de posar sus manos en mi cintura, cadera y piernas sin que pareciese muy sospechoso. El mayor de los hermanos de vez en cuando me mandaba miradas cómplices dando a entender que sabía lo que estaba pasando.

Salimos del agua y, en cuestión de segundos, nos vimos envueltos en nuestras respectivas toallas.

—Cariño, nosotros nos vamos a ir a casa, puedes quedarte hasta la hora que quieras—Habló mi padre.

—Nosotros también nos vamos. Marcus, vente y traes unas cervezas para vosotros—Ordenó Rachel.

Cuando ellos se dieron la vuelta, él me susurró—Ahora vuelvo—Guiñó un ojo y se fue tras sus padres.

—Se nota el amor a kilómetros—Dijo Mike al ver que se habían alejado lo suficiente.

—No sé de qué me hablas—Contesté de manera sarcástica.

—Claro que no. Por eso lleváis toda la tarde coqueteando.

—No llevamos toda la tarde coqueteando.

—Scarlett, puedes ser sincera conmigo.

—Es que nunca me había sentido así.

—Te escucho.

—Me gusta besarle, y tontear con él, y hablar con él. Pero la última vez no salió muy bien.

—No tiene porqué pasar lo mismo—Dijo con cariño.

—No, ahora todo está peor. Una secta me persigue, mata gente, explota tumbas y hace lo que sea para que me valla con ellos a lo que sea que quieran hacer conmigo.

— ¿Y eso te asusta?

— ¿Asustarme? Me aterra. Han ido por unos restos fósiles, ¿Qué les impide ir a por la gente que quiero, mi hermana, mis amigos, tú o él? No quiero despertarme una mañana y tener que extrañarlo.

—Scarlett, eres increíblemente buena salvando a la gente. ¿Cuántas veces te has puesto frente a nosotros para protegernos? Cuando le dispararon a la Sra. Lombardi, nos pusiste tras la encimera y corriste sin importar nada cuando el sujeto la atacó. Y en el aniversario de muerte de Arianna, explotó la tumba y nos tapaste con tu cuerpo para que no nos pasara nada. Por no hablar de todas las veces que mentiste por nosotros.

—No soy precisamente una heroína—Afirmé segura.

—Por supuesto que no, pero eres lo más parecido a Elsa que voy a conocer en mi vida—Concluyó para abrazarme mientras yo susurraba un "gracias".

En ese momento Marcus apareció con unas cervezas y su mejor sonrisa. Hablamos, reímos e hicimos el imbécil hasta que quisimos ir a entrenar.

Nos cambiamos y despedimos de Mike para dirigirnos al lugar de entrenamiento. Una vez allí pasamos las horas mejorando nuestras técnicas de tiro. Incluso le di alguna clase de defensa personal, lo poco que sabía.

Lo gracioso fue ver como se contenía cada vez que jugaba a provocarlo. Si a él le gustaba jugar con fuego yo amo quemarme. 

El bosque Rojo [Amazon Y Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora