Veinte

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Luisita me respondió al mensaje rápidamente y yo me atreví a invitarla a tomar algo con el pretexto también de que me hablara un poco del nuevo trabajo, aunque en realidad era una excusa para poder volver a verla y también intentar mantener una conversación algo más seria después de todo lo que había pasado la noche anterior. 

La rubia había aceptado la oferta para el día siguiente y habíamos decidido quedar en un bar que quedaba bastante cerca del nuevo edificio en el que íbamos a comenzar a trabajar dentro de poco. Me hacía ilusión volver a verla, aunque sabía que tenía que ir un poco con pies de plomo con ella. 

Aparqué por la zona con relativa facilidad y como era domingo, no tuve que pagar la zona azul, así que caminé directamente hasta el lugar donde Luisita ya me estaba esperando con una sonrisa. Me acerqué, le di dos besos y luego tomé asiento a su lado. 

— Hola bonita ¿cómo estás? — le saludé.

— Bien, aquí, aprovechando el sol — me contestó y no pude evitar mirar lo bien que se veía el sol reflejado en su cara — ¿Tú qué tal?

— Pues ya recuperada, que ayer tuve un poco de resaca. Hacía bastante que no salía así. 

— Ya, yo tampoco, pero no estuve muy mal ayer. 

— Me alegro, la verdad es que estabas bastante irreconocible, pero se te veía muy feliz y eso me gusta. 

— Sí, en cuanto a eso, Amelia, yo… no me lié con esa chica porque me gustara ni nada de eso, no sé si me entiendes, simplemente vino hacia mí y yo pues… me dejé llevar, pero que yo no eh, vamos que no — soltó cogiendo carrerilla mientras me hablaba, un poco nerviosa. 

— Lo sé, no te preocupes, de verdad. Y bueno, te sentías libre y te apeteció besarla, eso está bien — le dije con una pequeña sonrisa — ¿Y Lourdes qué tal? Porque Marina ayer nos dio una tarde…

— ¿Sí? — preguntó curiosa. 

— Está hecha un lio porque es la primera vez que se acuesta con una chica y no veas, bueno, tú seguramente la entiendes más que nadie. 

— Me da que sí, pero ella parece tan abierta y eso…

— Sí y lo es. Siempre ha estado ahí con nosotras en este mundo, pero bueno supongo que cuando tienes una etiqueta puesta y crees que la tienes tan clara, pero llega algo que te la rompe, es cuanto menos chocante.

— Supongo que sí.

— Es como si a mí de repente me gustara un chico o tuviera algo con un chico, creo que me explotaría bastante la cabeza. Marina no tiene ningún problema con que le gustaran las chicas, como quizás puedes tener tú — dije con un poco de cautela — pero es simplemente que se le han roto los esquemas.

— ¿Nunca se había sentido atraída por una chica antes?

— No y mira que ha tenido ocasiones. Siempre ha dicho que le daba curiosidad, ya sabes, lo típico, pero nunca se había sentido atraída más allá por ninguna.

— Es el poder de Lourdes, de verdad, no sé qué tiene, pero siempre consigue lo que quiere.

— Puedo entender por qué. 

— ¿En serio? ¿tú también?

— A ver es una chica muy guapa y además tiene una personalidad muy guay, pero vamos que no estoy yo interesada en ella de esa manera. — traté de explicarme porque no quería que tuviera ningún tipo de duda.

— Ya… — me djio de broma—  ¿Pues sabes de lo que me enteré ayer? — me preguntó creando hype.

— ¿Qué?

De momento abril || LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora