Capitulo #51

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Vincent y Elisabeth no volvieron a cruzar palabra desde ese día, y aunque el se moría por decirle unas cuantas verdades, sabía que lo mejor que podía hacer era conservar la distancia, él mismo se lo había buscado.

Aunque los días habían pasado, los recuerdos de esa noche se mantenían como si acabasen de ocurrir. Él había salido de la habitación de Lizzie, devastado, para encontrarse con una Lisa completamente sorprendida fuera de su habitación, sin lugar a duda esas dos rubias acabarían con su vida o con la poca cordura que le quedaba.

- ¿Entonces? - Fue la única palabra que emitió Lisa mientras lo miraba fijo, ambos solo se quedaron allí de pie durante dos o tres minutos que parecieron una eternidad.

- Entremos a la habitación - pidió Vincent, a sabiendas de lo que le esperaba.

Esa noche Vincent volvió a llorar, a arrodillarse y a jurarle a Lisa que solo tenía ojos para ella, pero aquello le seguía torturando pues él sabía que eso no era más que una mentira, que solo lo hacía por el cargo de conciencia que llevaba a cuestas.

Unas semanas antes, tras la aparición de Lisa, Vincent intentó ser claro con ella y decirle que ahora amaba a Lizzie, sin embargo, el psiquiatra de Lisa le había recomendado incorporarla a su vida con normalidad, que dada su situación tras el secuestro tan prolongado, la mejor idea era hacerla volver a casa como antes, como si el tiempo no hubiese pasado. Y aunque Vincent estuvo renuente al principio, no le quedó más remedio que aceptar, pero en el proceso, se olvidó de Lizzie, olvidó que su pequeña rubia era frágil y no se dio cuenta que sin quererlo, le rompía el corazón tal y como juró no hacerlo.

Pero era tarde, el día el baile había llegado y él había escuchado a su pequeña rubia revolotear todo el día, se moría de celos al pensar que cada vez estaba más cerca de perder a su pequeña rubia, sin embargo, y por el bien de Lisa, debía mantener la boca cerrada.

Cuando caía la noche, la sorpresa llegó, alguien tocó la puerta y él quedó perplejo al instante que Helena abrió la puerta. Angelo estaba allí, con una sonrisa triunfal, vestido de traje y con una orquidea en sus manos, aguardando por su pequeña rubia.

Vincent sintió deseos de levantarse del mueble y lanzarle un puñetazo ¿Cómo se atrevía a irrumpir en su hogar?¿Con qué moral ahora venía a buscar a Elisabeth? 

Sin embargo, Vincent solo se limitó a mirarlo por encima del libro que leía en el sofá mientras lo escuchaba saludar a Helena, preguntar por Lizzie y sorpresivamente, algo más atrajo su atención, Lisa salió desde la cocina para saludarle.

- Tu debes ser Angelo - Comentó Lisa a lo que el asintió - Mi pequeña Lizzie me ha hablado mucho de ti, eres muy guapo.

Vincent sintió cómo le ardía la sangre con el comentario aunque lo peor vino en el momento en que Angelo y Lisa miraron boquiabiertos hacia las escaleras. En el primer escalón aparecía Lizzie, con un vestido Azul noche que resaltaba su color de piel, con el cabello recogido y unos cuantos mechones ondulados que caían desordenados intencionalmente, el vestido tenía un escote pronunciado, de esos que el fuese muerto por quitarle y además, realzaba sus caderas y tenía una abertura pronunciada, que dejaba ver sus esbeltas piernas.

Casi pudo sentir el micro infarto cuando ella pasó de él por completo y caminó hacia la puerta para saludar a Angelo con un casto beso en los labios.

- Chicos no regresen tan tarde - pidió Lisa al tiempo que les guiñaba un ojo - igual si no van a regresar, por favor usen protección.

- ¡Mamá! -  sentenció Elisabeth.

Angelo solo sonrió con algo de verguenza mientras Elisabeth se ruborizaba.

Para nadie era un secreto que Elisabeth no era virgen y que además se había acostado con los dos hombres que estaban allí presentes, sin embargo, no era algo de lo que le gustase hablar con su madre.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora