Capítulo #17

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Angelo

Angelo Mancini, el chico más guapo del Instituto Católico Santa María, tenía a todas las niñas rendidas a sus pies desde que había recibido el golpe de la pubertad a los catorce años. Era jugador destacado en Fútbol, un delantero formidable que goleaba a los equipos contrarios sin mucho esfuerzo.

Tenía dos mejores amigos, , quien también era su cuñado Harry y Mateo, a ambos los conocía de infancia, eran como sus hermanos.

Angelo solía ser conocido por ser el típico casanova de la escuela, alto, guapo, deportista, con cabello y dientes perfectos, podía tener a cualquier chica y ya se había besado con medio instituto.

Todas morían por él, todas menos Elisabeth Johnson, una rubia de ojos azules que vivía para el estudio y que además pertenecía a uno de los grupos de chicas más herméticos de todo el instituto, algunos las llamaban "Las musas" porque probablemente eran motivo de inspiración para las pajas de más de uno.

Angelo se había interesado por Elisabeth uno de esos días en que hacía deporte, por casualidad había pasado por la biblioteca y le había visto allí, con unos cuantos mechones cayendole sobre el rostro y con un libro en las manos, se veía como un ángel, un ángel que pareció notar que era observada. La rubia levantó la mirada, vio a Angelo y nuevamente se sumergió en su libro. Allí quedó flechado.

El estaba por comenzar el penúltimo año pero como este instituto era católico, nunca coincidía con ella, a pesar de que era mixto, las clases las separaban por género, los chicos iban a clases en un ala y las chicas en otra. Las monjas y los sacerdotes eran especialmente exigentes con eso.

Los colegios católicos solían albergar los más grandes monstruos, quizás por tantas hormonas reprimidas. A pesar de que los encargados de aplacar a los jóvenes hacían un gran esfuerzo, al final solo servía para darles más fuerza y mayor impulso al momento de llevar a cabo cualquier acto de rebeldía.

Este no era la excepción, a escondidas de los regentes se organizaban las fiestas mas extravagantes y se lograban noviazgos y relaciones que la religión y castidad no aprobarían.

- ¿Otra vez mirando a la rubia? - Mateo lo conocía muy bien, lo suficiente para saber que en esa ocasión Angelo estaba más insistente que de costumbre.

- Es perfecta - suspiró Angelo saliendo de la biblioteca - pero siempre que estoy cerca, no encuentro que decir.

Angelo recibió una mirada de desaprobación de su amigo.

- Invitala a salir - sugirió Mateo.

- ¿Y si se niega?

Mateo estrelló su palma contra su rostro, Angelo nunca había estado tan embobado por una chica, esa inseguridad en su amigo era algo crítica.

Elisabeth no se despegaba de sus amigas, lo que hacía realmente difícil el poder acercarse a ella. Así que no le quedó mas remedio que esperar. Tras él estaban un montón de niñas que suspiraban al verlo pasar y aunque se había besado con casi todas, solo había tenido sexo con dos chicas hasta ese momento, una que era su mejor amiga y otra, en una fiesta, cuyo nombre ni recordaba.

Un día ocurrió lo inesperado, los padres de Angelo no lo habían ido a buscar por lo que decidió tomar el autobús, y como si se tratase de una cuestión del destino, allí la vio, sentada en uno de los asientos de la parada, con la espalda recta y sosteniendo un libro que devoraba rápidamente.

"¿Es que solo vive para leer?" pensó

Angelo se acercó lo suficiente detrás de la rubia para notar que el libro estaba en inglés.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora