Capítulo #12

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El día había llegado, 5 de Junio, por fin Elisabeth cumplía años, lo que realmente cambiaba, absolutamente nada, seguía en confinamiento. Su única "libertad" la hallaba al ir al instituto y en disfrutar los pocos momentos en que podía escaparse con Angelo, aunque tenían ya dos semanas sin hacerlo, pues la última vez casi los atrapan.

La Hermana Ursula se había dado cuenta de sus ausencias, por lo que decidió ocuparlos en tareas de las cuales no se pudiesen zafar y donde además, estuviesen separados.

Aquello era una gran tortura. Las hermanas del instituto podían llegar a ser más perspicaces de lo que ellos pensaban.

Elisabeth se sentía frustrada e indignada ¿Como era posible que Vincent controlara su vida de aquella forma? Era inconcebible, casi tan inconcebible como el hecho de que tenía poco más de un mes sin saber de él, sin verlo.

Desde que su madre los había dejado era la primera vez que no hablaban.

Elisabeth lo extrañaba.

La rubia se sentó sobre la cama y apartó su edredón rosa, el movimiento hizo que cayeran al piso un par de peluches. Elisabeth los observó mientras recordaba haberlos visto caer el día que hizo el amor con Angelo por primera vez.

"Si tan solo no hubiese dormido con él, esto no estaría ocurriendo" murmuró en voz baja para si misma.

La verdad es que Elisabeth no era de las que se arrepentía de sus actos, sin embargo, si tan solo eso no hubiese ocurrido, ella seguiría siendo la niña consentida de Vincent, la misma nena inocente a la que el protegía y no la puta a la que dejaba con ganas luego de unos azotes.

Elisabeth resopló al mismo tiempo que se dejó caer en la cama nuevamente, era sábado, ni siquiera tenía que preocuparse por salir de allí, después de todo estaba castigada. No podía salir con su novio ni con sus amigas, no le quedaba más que hundirse en las sábanas y dormir hasta que Vincent suspendiera el castigo, o hasta morir, lo que ocurriera primero.

La puerta de la habitación de Elisabeth se abrió de golpe al mismo tiempo que entraban Josephine, Alice y Camila; y saltaban sobre la pequeña rubia quien a duras penas había logrado reaccionar para soltar un grito del susto.

- Pe...

Elisabeth ni siquiera podía hablar, sus amigas estaban emocionadas y sonrientes felicitandola, pues era la menor del grupo y por fin las alcanzaba en edad.

- ¿Cómo es que...

- Al parecer tu papá no es tan malo - respondió Camila.

- Ha llamado a mi mamá y le ha dicho que podíamos venir y pasar el día contigo - interrumpió Josephine.

- Así que vinimos a pasar el día en la piscina. No creas que es por ti ¿Eh? - Bromeó Alice.

La pelinegra hablaba poco pero generalmente era la de mejor humor, mientras que Josephine era altamente explosiva y Camila la más madura, pero amargada, siempre tenía "cara de culo", Alice por su parte, era la más observadora. Las cuatro se habían vuelto inseparables en la primaria, solo porque les parecía divertido que cada una tenía cabello de distinto color a la otra, y así iniciaron una amistad de años.

- Vamos a desayunar - sugirió Camila - Doña Helena dijo que teníamos diez minutos para estar abajo.

- Pero si yo ni siquiera me he lavado los dientes - protestó Elisabeth con voz de niña malcriada.

- Ya decía que algo me olía mal - soltó Alice.

- ¡Alice! - gritaron las otras tres al unísono.

Elisabeth salió del agarre de sus amigas y se metió al baño, lavó sus dientes y se recogió su larga cabellera en una coleta alta. Salió del baño y encontró a Camila con su movil en la mano.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora