Capítulo #14

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La mañana después de la fiesta, Elisabeth fue la primera en despertarse. Tenía una pierna de Alice sobre su cuerpo quien al mismo tiempo era abrazada en cucharita por Camila; Elisabeth tenía suerte en tener una cama extra grande, de lo contrario sus amigas estarían durmiendo en la alfombra.

Lo primero que golpeó a Elisabeth fue la fotosensibilidad, seguida de un dolor de cabeza punzante que lastimaba considerablemente sus sienes.

La rubia hizo un chasquido con su lengua mientras intentaba afinar su mirada y salir de la llave en la que se encontraba Gracias a Alice.

Un ligero mareo la hizo tambalearse al momento que se puso de pie.

Uff... no debería tomar así - Se dijo a si misma mientras se encaminaba al baño para asearse un poco, aún olía a cloro y probablemente tenía su cabello completamente deshecho.

Se miró al espejo, una Elisabeth rojiza por el sol del día anterior le saludó de vuelta, torció sus labios en un puchero, se le había pasado la mano con el sol, se había quemado demasiado pero al menos lo había pasado bien. Se sacó el traje de baño y se metió bajo la ducha; el agua estaba templada, lo que le cayó muy bien a su cuerpo. Mientras se duchaba, pensó en lo mucho que le faltaba su novio, lo extrañaba, extrañaba aquellos días en que estaban solos en casa y se comportaban como una pareja de amantes o recién casados. Sonrió ante ese pensamiento, casarse era algo que no estaba entre sus prioridades pero ¿Qué con eso? ella amaba a Angelo, y él a ella, podían casarse, pensar en una vida juntos no parecía tan descabellado.

Elisabeth condujo sus pensamientos por un largo futuro junto a su novio mientras lavaba y acondicionaba su cabello. Un instante después pensó en Vincent, el descarado al que en algún momento llamó "papi", mordió su labio al pensar en esa palabra, sacudió su cabeza. ¿Cómo sería su vida si ella decidiera casarse con Angelo?¿Cómo lo tomaría Vincent?, en su pequeña cabeza rubia se formaban miles de incógnitas que solo ayudaron a empeorar el dolor de cabeza que ya tenía por la resaca.

Salió del baño y miró su cuerpo en el enorme espejo que descansaba frente a la ducha, había cambiado, se veía..."más mujer", con los senos más redondos, las caderas más anchas, si se notaba que ya no era la misma niña inocente de siempre. Envolvió su cuerpo en una toalla y su cabeza en otra, regresó a la habitación y allí se dio cuenta de un detalle del que no se había percatado.

Josephine no estaba con ellas.

No quiso despertar a las chicas, pues se imaginó que la pelirroja estaría dormida en el sofá o incluso en una de las tumbonas que estaban junto a la piscina. Josephine no era un sinónimo de productividad y levantarse temprano, así que lo más probable es que hubiese pasado allí la noche.

Elisabeth se vistió con ropa cómoda, un pantalón holgado y una camiseta que dejaba ver ligeramente uno de sus hombros; Y, aún con la toalla en la cabeza salió de la habitación y se encaminó hacia la sala. Desde las escaleras se veía que el sofá estaba vacío, y al entrar en la cocina solo encontró a una Helena que preparaba el desayuno.

- Mi niña - le saludó - ¿Va a desayunar?

Elisabeth negó con la cabeza.

- Buenos días Helena - se acercó y le dio un beso en la mejilla - ¿Has visto a Josephine?

Esta vez fue la mujer quien negó.

Elisabeth se encaminó hacia la piscina donde tampoco estaba la pelirroja, pero si había algo que le pertenecía, se acercó a una de las tumbonas donde encontró un pedazo de tela azul rey que era nada más y nada menos que la parte de arriba de traje de baño de Josephine.

Elisabeth no entendía nada, pero aún le quedaban otros lugares por revisar. Las habitaciones por ejemplo.

Se quedó mirando la piscina por un momento y recordó lo bien que la había pasado con Angelo en ese mismo lugar, sobre todo las primeras veces que lo hacían.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora