Capítulo #26

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El camino a la cabaña ocurría tan silencioso que Elisabeth podía escuchar el murmullo del motor y cada uno de los cambios de velocidad que hacía André. La pequeña rubia mantenía los ojos en la ventana, sin embargo sus pensamientos no estaban en el camino, sino mucho más allá.

Elisabeth recordaba su primer beso con Angelo, el día que se hicieron novios, lo especial que había sido su relación, sus encuentros, su primera vez.

¿Cómo era posible que después de eso el decidiera acostarse con Danielle?

El mismo día que ella le había dado el "sí".

Eso parecía salido de un libro de esos que están llenos de problemas, sexo y clichés, no parecía algo real, era algo que no le pasaría a ella. Sobre todo tomando en cuenta que Josephine la conocía, y ahora conocía sus secretos.

Elisabeth maldijo para sus adentros, realmente ella tenía la culpa, por confiar en la persona equivocada, su novio y su mejor amiga la habían traicionado de la peor manera.

Al llegar a la cabaña caían las primeras gotas de lluvia al mismo tiempo que caía la tarde.

- ¿A dond... - André se quedó mirando a Elisabeth que salía del automóvil - No tienes las llaves!! - grito saliendo también.

Elisabeth se detuvo en seco en la puerta. Y dejó que André le alcanzara. El chófer depositó las llaves en las manos de Elisabeth y esta abrió la puerta.

- Ahora vete - ordenó.

- Pero no puedo dejarte so...

- ¡LARGATE! - gritó la rubia azotando la puerta - y no le digas a nadie que estoy aquí, donde le digas a tu mujercita, eres hombre muerto.

Unos segundos más tarde la rubia escuchó como las llantas se alejaban y el casi inaudible motor del auto desaparecía por completo.

Al entrar, la rubia hizo un pequeño recorrido por la pequeña sala de estar, todo seguía igual, icluyendo la foto que volvió a tomar en sus manos para ver el flash de su madre teniendo sexo con Vincent en la habitación que estaba cerrada allí en la cabaña. Una ira cegadora la hizo estrellar la foto contra la puerta de la habitación, se pudo escuchar como el cristal que protegía la foto se partía en pedazos al mismo tiempo que la puerta se abría ligeramente.

Esta abierta... Vincent estuvo aquí.

Era fácil deducirlo, probablemente al estar tan ausente de casa, ella pensó que quizás él iba a quedarse allí, sin embargo, el no cometería un error tan estúpido como dejar la puerta abierta de un cuarto que antes estuvo bajo llave.

Elisabeth estaba enojada, con el mundo, con Vincent, con Angelo, con ella misma. Sin embargo un acto reflejo la hizo encaminarse hacia la habitación. Las bisagras de la puerta chirriaron ante el movimiento, esa habitación probablemente tenía mucho tiempo cerrada pero... ¿Por qué estaba abierta ahora?

La pequeña rubia buscó el interruptor de la luz a su derecha y la encendió. Toda la habitación se llenó de una cegadora luz blanca que por un momento dejó a Lizzie ciega, unos segundos más tarde, Elisabeth abrió los ojos para recorrer con la mirada la habitación. La cama, tamaño familiar, estaba cubierta con sábanas blancas, notablemente limpias y perfectamente tendida. Un sofá, de cuero blanco estaba frente a la cama y sobre él, en la pared un TV inmenso de pantalla plana de unas 42 pulgadas. A los lados del mueble, las puertas de lo que sería el closet de Vincent y en uno de los lados, un escritorio vacío acompañado de una silla de madera.

En la mesa de noche, habían unas cuantas fotografías que Elisabeth ni siquiera quiso ver, el cabello rubio se distinguía a la distancia, eran de su madre. La habitación era realmente simple, no tenía nada extraordinario, sin embargo, en una de las esquinas, había una puerta. Elisabeth pensó que se trataba de un baño y decidió abandonar la habitación, sin embargo la curiosidad pudo más y devolviéndose se encaminó hacia la puerta para no creer lo que allí veía.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora