Capítulo #47

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El problema con denunciar un abuso sexual, es que corres el riesgo de que piensen que tú lo provocaste. Ese pensamiento tallaba la cabeza de Lisa una y otra vez mientras contaba con detalles todo lo que había ocurrido.

La mujer que tomaba su declaración escribía en una libreta y eventualmente levantaba la mirada para encontrarse con una mujer temerosa, llena de nervios y notablemente angustiada.

- Quizás yo lo alenté - dijo Lisa - Yo lo permití, yo debí ser mas firme...

- Lisa - le interrumpió la mujer - hay algi que quiero que entiendas, lo que ocurrió no es tu culpa.

La mujer se lo había dicho varias veces pero Lisa seguía pensando que ella debió echar a Theo, pero este la manipulaba, le hacía creer que ella también lo deseaba y simplemente le tocaba ceder. Lisa volvió a repetir que era débil, que lo que le ocurría era su culpa.

Esa forma de pensar era muy difícil de cambiar, sobre todo porque había pasado muchos años bajo esa misma coacción. Pensando que ella deseaba algo que evidentemente no quería.

A Lisa le tomaron muestras de fluidos, le tomaron alguna fotos, se llevaron la ropa con la que ingresó al hospital pero sin duda, lo más difícil de recordar fue la pérdida de su hijo.

No había querido hablar de ello, pero le tocó enfrentarlo al momento de mencionarlo y recordar que pudo haberlo salvado, que ella sería madre por segunda vez y quizás su pequeño bebé estaría entre sus brazos. Sus heridas físicas iban sanando, pero recordar la pérdida y recordar que ella deseaba perder al bebé por ser fruto del abuso de Theo, mancillaban su espíritu constantemente.

Una semana más tarde ya Lisa podía volver a casa. Y aunque Elisabeth y Vincent la visitaban constantemente, ella no había tocado el tema que sabía estaba en el aire. Su pequeña que ahora era toda una mujer, había sido también la mujer de su marido, era un tema difícil de abordar, así que simplemente prefirió no tocarlo.
De igual forma, Vincent estuvo a su lado en todo momento, quizás la culpa, quizás los recuerdos, pero nunca se apartó de ella. Elisabeth por otra parte, iba y volvía.
Lisa sabía muy bien que en parte se debía a su misma presencia, pero no había mucho que hacer, era cuestión de superarlo.

Ambas lo harían. Lisa confiaba en eso.

Elisabeth había estado sola los últimos días y había estado durmiendo en su habitación. Veía poco a Vincent y no había tenido tiempo de enfrentarlo, aunque bien sabía que eso no era lo que quería, era egoísta de su parte, pero ella quería a su papi de vuelta. Al mismo que la llevaba a la cama y la poseía con un hambre animal, que la llevaba al orgasmo y la hacía gritar.

Pero eso no pasaría.

Elisabeth sabía que con la llegada de su madre las cosas cambiarían. Solo habían pasado unos días y ya era evidente. Ahora que volvía a casa, ella volvería a ocupar su lugar, como mujer de la casa, como su madre y como mujer de Vincent.
Era lo obvio, pero Elisabeth en cierta forma lo odiaba.
¿Por qué la vida se empeñaba en arrebatarle la felicidad?

Justo cuando parecía que era feliz ¡BOOM! Pasaba algo de proporciones catastróficas y todo se iba a la mierda.

La pequeña rubia recibió un mensaje, Vincent iba camino a casa en compañía de Lisa así que ella salió de la cama e intentó poner su mejor cara para recibirla.

Lisa llegó a casa del brazo de Vincent, fue lo primero que Elisabeth vio al verlos entrar. Vincent ni siquiera era capaz de mirarla, mantenía toda su atención en Lisa, quien caminaba despacio y se aferraba fuertemente a él.

Helena le dio la bienvenida y unos minutos más tarde, luego de algunos abrazos y lágrimas, Lisa pidió que le preparasen la habitación de huéspedes.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora