Capítulo #4

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Ese viernes traía consigo muchas sorpresas para Elisabeth, la primera, Vincent había decidido buscarla en la escuela, cosa que nunca había pasado en los últimos cinco años. La segunda, había decidido traerla a una cabaña que parecía un lugar recóndito, alejado de la civilización. Y tercero, el tercer lugar Elisabeth ni siquiera se lo imaginaba, tenía miedo, pero en realidad no tenía ni siquiera la más remota idea de lo que le aguardaba en aquel sitio.

Vincent fue el primero en abandonar en vehículo, y en tan sólo unos cuantos pasos, ya estaba abriendo la puerta del copiloto para dar paso a Elisabeth.Gruñó por lo bajo cuando vio la tierna mirada de la pequeña rubia alzarse, dada su estatura y la posición en la que estaban la imaginó haciéndole una mamada monumental. Tuvo que moverse para dar paso a Elisabeth y al mismo tiempo, ocultar la erección que se formaba ya en su entrepierna.

Se quedó junto al auto viendo como en pequeños pasos la rubia le daba la espalda y se acercaba a la cabaña. Su uniforme escolar la hacía ver más joven de lo que realmente era, sin embargo sus caderas se movían de un lado a otro como toda una mujer, su hermosa niña inocente escondía una diosa por dentro, sintió una punzada al pensar que había pasado con ella los últimos años viéndola convertirse en mujer, era desgarrador pensarla en brazos de otro.

Por eso era tan estricto con ella, pero al final, se confió demasiado. Ya ella no era su niña, sin embargo la deseaba, la deseaba profundamente, quería poseerla, hacerla suya, hacer que se corriera de mil maneras, hacer que lo empapara con sus fluidos mientras gritaba su nombre.

Vincent sintió como su entrepierna le dolía, le había dolido desde hacía tiempo ya. Por eso se ausentaba cada vez con más frecuencia. El tiempo pasaba rápido. Originalmente se había planteado confesar sus deseos cuando ella llegase a los dieciocho años pero la oportunidad de tenerla desnuda y a su merced no se había presentado como el día anterior, así que simplemente había tomado un boleto sin retorno y había olvidado cuanto deseaba estar en medio de las piernas de su hijastra.

Pensarlo con ese título - hijastra- sonaba escabroso, hasta para él quien acostumbraba a hacer realidad sus fantasías más ocultas.

Vincent se encaminó hacia la cabaña justo detrás de Elisabeth, lo suficientemente cerca para no estar distante y lo suficientemente distante para seguir apreciando su cuerpo. Sentía la garganta seca, estaba realmente sediento.

Los escalones del porche crujieron con las pisadas. Elisabeth se detuvo y Vincent avanzó hasta la puerta, la abrió y se detuvo viendo al cielo que aguardaba en los ojos de la rubia.

- ¿Te quedarás ahí toda la tarde o vas a pasar? - señaló la puerta con su mano.

- Este lugar parece...- se aclaró la garganta, Elisabeth estaba nerviosa - no se si parece sacado de una película de romance o de una película de terror.

Vincent sonrió.

Por primera vez en años Elisabeth le veía sonreír, y vaya momento para hacerlo, justo cuando ella estaba a punto de desmayarse. Pensó que era endemoniadamente guapo, que la ponía muy caliente, tanto que hasta lo soñaba poseyendola.Se mordió el labio inferior instintivamente, la situación en la que estaban era realmente complicada y ella se sentía profundamente confundida.

Vincent la escudriñó con la mirada, se veía tan sexy mordiéndose el labio y al mismo tiempo jugaba con un mechón de cabello que le caía sobre el rostro. Parecía un ángel, era realmente encantadora.

- Pasa - Ordenó, esta vez no era una petición amable.

Elisabeth atravesó la puerta mientras Vincent aspiraba el aroma que emanaba de la rubia. Una mezcla de vainilla, canela y manzana. Olía a algodón de azúcar. Y a pesar de que él detestaba los dulces, aquello le gustaba, podría meter la nariz en su cabello y embriagarse de su dulce aroma.

No Tan Inocente - +18 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora