Capítulo 24: La foto robada.

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Es peligroso que Wonrei viva con ella, así que Lien busca un hotel cerca de su casa donde se puede quedar a dormir. Le promete que cada mañana irá a buscarlo y pasarán juntos todo el tiempo.

Entran en la habitación y el mamodo saca el libro. Pasa las hojas hasta que encuentra las fotos. Se siente feliz de volver a ver esas caras conocidas. Las revisa varias veces y el gesto le cambia.

—Falta una —le confiesa Lien avergonzada—. La perdí. Intenté buscarla, pero no hubo manera.

—Es la foto de Lucky, mi hermana —dice el chico con tristeza.

—Me imaginé que sería tu hermana porque os parecéis mucho. Lo siento tanto...

—No pasa nada. No te preocupes, de verdad —la interrumpe sonriendo a pesar del dolor que siente por haber perdido justo la foto de Lucky.

Sigue pasando las hojas del libro sin parar. Revisa cada una. Busca algo que echa en falta.

—¿Y la carta? —le pregunta juntando las cejas.

—¿Qué carta? —se sorprende Lien—. ¡Ah! ¿La hoja escrita? Se la di a una chica que me encontré en el bosque. Estaba muy interesada en el libro. Al parecer su padre es arqueólogo y le fascinó tu escritura.

—¿Y le diste la carta?

—Bueno, yo no sabía que era una carta —se disculpa Lien.

—¿Cómo era? ¿Iba con un mamodo? —pregunta preocupado.

—No, iba sola. Era más o menos de mi edad. Igual un poco mayor. Muy rubia y elegante. Era extranjera, pero me hablaba en chino.

—¡¿Le dejaste coger el libro?! —exclama alarmado.

—Sí, yo no sabía que era tan especial. —Lien se siente mal por haber entregado la carta del mamodo. Ella no sabía que el libro y el papel eran tan importantes, pero no es justificación para haber actuado así. El chico está molesto por lo que ha hecho y ella no sabe como solucionarlo.

—¿Cuándo perdiste la foto?

—Al día siguiente de encontrarme con la chica, empecé a echarla en falta y pensé que se cayó con el trajín de mostrarle el libro a la desconocida.

—Esa chica te la tuvo que coger, pero ¿por qué? ¿Para qué quería una foto en la que estoy con Lucky? —se pregunta extrañado.

—¿Para enseñársela a su padre? Se nota que no sois de aquí. Igual pensó que, con vuestros rasgos, podría situar la escritura en el mapa —conjetura Lien.

—Te la habría pedido como hizo con el papel. No... la historia del padre arqueólogo me suena rara... y que se llevara la foto me da mala espina. Seguro que va con un mamodo. ¿Y si era la compañera de mi hermana?

—Me lo habría dicho, ¿no?

Su compañera tiene razón, si hubiera sido la compañera de Lucky, no habría ido con tanto secretismo. Wonrei no sabe qué pensar. Una desconocida ha tenido el libro en sus manos, se ha interesado por él, le ha robado una foto y se ha llevado la carta. Está seguro de que un mamodo está detrás de todo eso. Podría pensar que ella misma es una mamodo, pero habló a Lien en chino, así que queda descartado.

—¿Cuánto hace de eso?

—Ufff... pues algo más de un mes... —le responde Lien, pensativa—. Siento haber sido tan torpe.

—No has sido torpe. Torpe fui yo al perder el libro y al no encontrarte antes —la tranquiliza con una sonrisa. Lien le devuelve la sonrisa ruborizada y vuelven a quedarse embobados un buen rato.

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