Capítulo 38: Milord y Milady.

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—Milord, ¿por qué debemos ocultarnos tras estas máscaras? —pregunta la chica con muestras de molestia. Se encuentran en una fría y oscura cueva excavada en una montaña.

—Ya te lo he explicado, Milady, no queremos que nos descubran ciertos indeseables y lleven al traste con nuestros proyectos —comenta el mamodo mientras se pasea entre las tallas de piedra que ha dispuesto por toda la cueva. En todas ellas se pueden ver relieves de mamodos y, a sus pies, la misma inscripción: «Segundo conjuro: Dioga Gorgojio»—. Byonko ha hecho un buen trabajo trayéndome todas estas losas. El conjuro está listo, solo queda esperar a que me traiga a mi General.

—¿Por qué no los diriges tú? —pregunta la chica, extrañada.

—¿Yo? No, mi querida Milady. Yo debo permanecer en la retaguardia. Me tengo que concentrar para poder manipular la mente de los que servirán de compañeros de estos pobres mamodos. Sus humanos murieron hace siglos, debemos buscar a sus descendientes para poder sintonizarlos con los libros. Estamos hablando de controlar cuarenta y seis mentes humanas al mismo tiempo. No puedo estar pendiente de batallas y luchas —le explica con dulzura.

—Milord, se nota que serás el rey porque ya actúas como tal.

—Y tú, mi querida Milady, serás la reina de este mundo —le responde mientras le sonríe por debajo de la máscara.

Byonko, un mamodo con aspecto de rana, entra croando en la sala de piedra donde se encuentran. Va acompañado de Penny, una niña mamodo que lleva el pelo lila recogido en dos enormes coletas dispuestas hacia arriba. Su vestido recuerda a la corola de una flor y lleva un enorme corazón rojo a la altura del pecho. Su libro naranja oscuro lo porta su compañero, un chico de veintiún años australiano llamado Uri.

 Su libro naranja oscuro lo porta su compañero, un chico de veintiún años australiano llamado Uri

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—Por fin hemos llegado —croa Byonko—. He traído a Penny ante vuestra presencia, Milord.

 He traído a Penny ante vuestra presencia, Milord

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—Os estaba esperando a ambos. Sígueme, Penny, quiero mostrarte algo. —La niña lo acompaña dentro de la cueva y Milord le enseña las tallas de piedra—. Te presento a los vencidos por Golem. Cuarenta y seis mamodos que fueron transformados en piedra y tuvieron que quedarse en este mundo durante mil años.

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