Wonrei y Brago son dos mamodos muy diferentes con vidas muy diferentes, que ven como sus destinos se unen por Lucky Star, la hermana del primero que empieza una relación con el segundo. Cuando Brago rompe con ella, Wonrei se declara su enemigo y emp...
El helicóptero se aleja y el grupo sigue su camino.
—Quisiera pediros que queméis mi libro —dice Leila.
—¡¿Por qué?! —exclama Zatch—. Después de lo mucho que nos has ayudado, ¿por qué quieres irte?
—Porque esta no es mi lucha. Además, Albert debe volver a su casa —responde la pequeña mamodo mirando con una sonrisa a su compañero.
—Puedes venir conmigo. Yo lucharé a tu lado —le sugiere el chico, que ya no está hipnotizado por Sofis.
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—No, quiero irme. Llevo demasiado tiempo en el mundo humano y ya es hora de volver. Tengo miedo de quedar atrapada de nuevo aquí.
Se despiden de ella entre lágrimas y le agradecen de todo corazón su ayuda mientras le queman el libro. Le dicen a Albert que le ayudarán a volver a casa y el chico se lo agradece.
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Vuelven al ático y encuentran a Apolo, ansioso por saber cómo les ha ido. Abraza a sus amigos con alivio al verlos entrar y les pregunta:
—¿Dónde está Kid, doctor?
—Ha vuelto a casa —responde con tristeza el anciano—. Pero hemos derrotado a los mamodos de Sofis, así que debemos celebrarlo.
—¿Cómo fue el combate en las ruinas?
—¡Horrible! —exclama Tia—. Mira a Wonrei, casi lo perdemos.
Le narran la lucha contra Demort y como casi pierde la vida el chico.
—Menos mal que aparecieron Brago y su compañera —comenta aliviado Kiyomaro—. Si no llega a ser por ellos, no lo contamos.
—Ellos solos eliminaron frente a nuestros ojos a más de veinte mamodos —asegura Sunbeam.
—Sherry se la tenía jurada a Sofis —afirma el doctor Enigma.
—¿Sherry? —murmura Lien—. Claro, ¡Sherry! —grita.
Al oír el nombre de Sherry y haber visto su cara de nuevo, Lien se da cuenta de algo que la llevaba atormentando desde que el helicóptero aterrizó frente a ellos. Cuando vio a la chica rubia del libro negro, no podía evitar sentir que la había visto en algún lugar y llevaba pensativa todo el camino intentando acordarse de dónde la había conocido. Ahora que le han repetido su nombre, ya no tiene dudas.
