Capítulo 29: Porque me importas.

11 2 0
                                    


Antes del amanecer, recoge sus cosas y sale del hotel. Se dirige al bosque donde se suele encontrar con Lien, se sienta en el suelo y se apoya en uno de los árboles a esperarla. Cierra los ojos y se pone a meditar. Llega Lien y se agacha a su lado, sonriente. Wonrei abre los ojos y la saluda con dulzura.

Lien le acerca un espejito de mano y el chico se mira.

—Anda, se me ha dormido un pajarito en el pelo —exclama el mamodo, asombrado—. Lo dejaré ahí hasta que se despierte.

Se apoya en el tronco y Lien se sienta pegada a él. Al cabo de poco rato, otro pajarito se posa en su cabeza.

Wonrei no puede dejar de pensar en lo que el padre de Lien le dijo la noche anterior. Debería dejar a Lien, coger el libro y alejarse. Recorrer el mundo y buscar a Lucky. Solo pensarlo hace que le duela el pecho. No quiere imaginar una vida sin Lien. Se ha enamorado de ella. La quiere más que a nadie que haya conocido. Cuando los pajaritos se alejan volando, se ponen con el entrenamiento, pero el mamodo está demasiado distraído y deciden dejarlo.

Lien se lo lleva a dar un paseo y le enseña un templo que hay en el bosque. Lo recorren y se asoman a un balcón.

—¿Por qué quieres ser el rey de los mamodos? —le pregunta la chica.

—Me gustaría ser un rey protector. Proteger a los más débiles. Que todo el mundo se sienta a salvo.

—¡Serás un rey estupendo! Estoy segura de que lo conseguirás porque eres muy fuerte y bueno.

—Eres muy amable, Lien. —Wonrei siente una punzada de dolor al hablar de la posibilidad de ser rey. Si eso ocurre, no lo disfrutará con ella. Paku Lon tiene razón, es absurdo seguir con esa relación que no les traerá más que sufrimiento, pero la ama. No puede evitarlo y no se quiere separar de la chica.

Los días pasan y sus sentimientos son cada vez más fuertes. Les gusta estar juntos y ninguno quiere renunciar al otro.

Los matones de Paku Lon les sorprenden en más de una ocasión, pero Wonrei los vence sin necesidad de usar el libro. Para evitar perderlo de nuevo, Lien le ha devuelto la bolsa que le hizo Naimi para guardarlo y el mamodo lo lleva siempre colgado del hombro.

Tras un par de meses juntos, un mamodo los encuentra. Es más joven que Wonrei. Su compañero es un hombre de mediana edad.

—Vaya, ¿qué tenemos aquí? —se mofa el humano—. Dime, niña, ¿por qué no te vas a jugar con las muñecas y dejas este combate para los luchadores de verdad?

Lien lo mira seria sin responderle. Ella y Wonrei se ponen en posición y empieza la lucha.

El mamodo rival lanza conjuros de corte. Los ataques son cuchillas incandescentes, pero no son muy poderosas. Gracias a sus técnicas de lucha, Wonrei sortea la mayoría de ellas, pero está demasiado preocupado por Lien, ya que ella también las recibe, y un ataque fuerte le golpea el hombro derecho.

—Wonrei, no te preocupes por mí y no les pierdas de vista. Yo también me sé defender sola —le pide su compañera.

El mamodo asiente y ataca de lleno a sus rivales. Sortea los hechizos y consigue llegar a su contrincante. Lien refuerza las piernas de Wonrei, quien, de una patada, derriba a su rival. El humano se asusta al ver a su compañero derrotado en el suelo pero, lejos de rendirse, lanza un nuevo conjuro y una cuchilla rueda hacia el chico.

—¡Wonrei, por la espalda! ¡Rerudo!

El escudo aparece justo a tiempo y detiene el ataque. Corre hacia el humano y, con un rápido movimiento, le quita el libro y se lo lanza a Lien.

Al cabo de pocos minutos, el libro del otro mamodo está en llamas y el hombre bravucón sale corriendo despavorido. Antes de que el mamodo se desvanezca, Wonrei le pregunta si ha visto a su hermana o a Danny, pero le responde que no. Wonrei le agradece su respuesta y vuelve junto a Lien.

—¡Lo conseguimos! ¡Hemos acabado con ese mamodo! —exclama Lien, entusiasmada. Va a abrazarlo, pero se detiene antes de alcanzarlo—. ¡Wonrei! ¡¿Estás bien?! ¡Tienes una herida horrible! —grita asustada cuando ve el hombro del mamodo.

De camino al hotel, paran en una farmacia a comprar vendas, gasas y demás material para sanar las heridas. Después de curarle las heridas que se ha hecho Lien, Wonrei se sienta en la cama, se quita la camisa y la chica le examina el hombro con mucho cuidado.

—Lien, ¿por qué me ayudas tanto? —empieza a decir el mamodo—. El combate de hoy ha sido duro y has salido herida. ¿Por qué quieres que permanezca a tu lado?

Lien se queda callada un rato y luego le responde sin mirarlo:

—Cuando te conocí, te hablé de mi padre. Los amigos que hago suelen asustarse cuando se enteran de que soy la hija de Paku Lon y no vuelvo a verlos. Pensé que harías lo mismo. —La chica levanta la cabeza mientras sonríe con tristeza—. Pero, en cambio, tú te has quedado conmigo. Eso me hace muy feliz. Es lógico que luche a tu lado.

Wonrei no puede evitar fijarse en las heridas que se ha hecho Lien. Si sigue luchando junto a él, puede sufrir daños aún mayores y no lo va a consentir. Tiene que protegerla como sea.

Cuando se encuentran en el bosque de nuevo a la mañana siguiente, el mamodo le informa de que va a dejar la lucha.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que lo dejas? —brama Lien, enfadada—. ¿Es que ya no quieres ser el rey de los mamodos?

Wonrei agacha la cabeza, cierra los ojos, aprieta los puños y los dientes y le responde:

—Porque me importas. Si te involucro en mi lucha, sufrirás. Prefiero mantenerte a salvo a ser el rey.

Lien lo mira asombrada y se sonroja. Va hacia él y lo rodea con los brazos. Wonrei sabe que no es una solución. Aunque él no los busque, los otros mamodos los encontrarán. No puede huir de su destino y ha ido al mundo humano para luchar junto a ella.

*******

Un par de noches después, mientras se dirige hacia el hotel, los matones de Paku Lon lo sorprenden de nuevo. A diferencia de las otras veces, Wonrei se deja atrapar. Cuando le van a colocar unos grilletes, uno de los hombres intenta quitarle la bolsa con el libro y el mamodo le da una patada tan fuerte que lo aleja tres metros.

—Podéis atraparme, pero no toquéis el libro o lo lamentareis.

Los matones obedecen. Le ponen los grilletes y se lo llevan con ellos.

StarmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora