Capítulo 41: Nosotros actuamos solos.

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Cuando vuelven de África, Sherry le pide a Albert que empiece con los preparativos para ir a buscar a Sofis. Brago ha detectado a Byonko en las cordilleras de Perú. Tras consultar un mapa, suponen que el único lugar donde pueden esconder a todos los Mamodos Milenarios, sin levantar sospecha, es en las ruinas de Deboro.

Apenas llevan dos días en casa, cuando Brago informa a Sherry de que se acerca un mamodo. Salen al jardín y ven a Bamú, un mamodo resucitado por Sofis que se piensa que puede vencer al número uno. Lanza rayos de energía, que puede cambiar de dirección a voluntad, y se mofa de sus contrincantes por los conjuros con los que le atacan.

Confiado, le lanza a Sherry una docena de rayos, pensando que Brago irá a protegerla. Pero el mamodo abandona a la chica a su suerte para acercarse a su oponente. Sherry esquiva todos los rayos, ataca con un Dioga Graviron y quema su libro. El compañero de Bamú se queda tirado en el suelo y Sherry le pide a Albert que lo lleve a un hospital para que se hagan cargo de él.

Algo alejado de la casa, la chica descubre a un hombre, con un pequeño mamodo en el hombro, que agita una bandera blanca.

—Bueno, ¿y vosotros qué queréis? —pregunta desconcertada.

El hombre se acerca a ellos y les dice:

—Permítame que me presente. Soy el doctor Enigma, un misterioso personaje que nada desconoce, y este es mi mamodo Kid.

—¿Qué habéis venido a hacer aquí? —gruñe Brago.

—Se está librando una lucha que afectará al combate y estoy reuniendo a un grupo de mamodos para hacer frente a un peligro que nos atañe a todos.

—¿De qué peligro se trata? —pregunta Sherry.

—¿Os importa si os lo explico dentro?

Sherry los invita a entrar. Se acomodan en una amplia sala donde hay dispuestos dos sofás con una mesa baja entre ellos. La chica se sienta en uno y el hombre, en el otro enfrente de ella. Una doncella les trae té y un chocolate para el niño y el doctor Enigma empieza su explicación:

—Un mamodo llamado Milord ha resucitado a los caídos en la anterior batalla de mano de Golem y ha hipnotizado a decenas de humanos para que puedan conectar con los libros. Si no lo paramos, esclavizará a esas personas hasta que llegue al trono.

—¿Nos está pidiendo que le echemos una mano? —pregunta Sherry.

—Así es. Para derrotar a esos mamodos será imprescindible la ayuda de...

—Nos negamos —lo interrumpe Brago.

—¡¿Por qué?! —exclaman el doctor y Kid al unísono.

—¿Qué nos podéis aportar a nosotros? ¡Paso de desviarme de mi objetivo por salvarles el culo a unos debiluchos! —continúa el mamodo.

—¿Qué nos podéis aportar a nosotros? ¡Paso de desviarme de mi objetivo por salvarles el culo a unos debiluchos! —continúa el mamodo

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—¡Pero ese tal Milord dirige un ejército muy numeroso! ¡Son varias decenas de Mamodos Milenarios! —le refuta con énfasis—. ¡Por eso tenemos que unir nuestras fuerzas! ¡Espero que usted sí que esté de acuerdo, señorita! No podemos consentir que siga manipulando a tantos humanos.

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