Capítulo 20: Lien.

8 3 0
                                    

Hong Kong, mayo de dos mil uno.

Después de estar toda la mañana de reuniones de negocios, Sherry vuelve al hotel donde la espera Brago. En cuanto el mamodo la oye llegar, sale a buscarla.

—Tenemos que irnos —la apremia.

—Acabo de llegar y estoy cansada —se queja la chica.

—Noto un rastro mágico muy inusual y quiero saber qué es antes de que desaparezca.

Sherry lo mira agotada, pero asiente y se dirigen a la salida.

Albert los lleva hasta un bosque y, desde ahí, siguen a pie. Guiados por el instinto de Brago, encuentran, sentada en una roca, a una chica china, que está leyendo un libro color lavanda. Lleva el pelo moreno recogido con dos moñitos y viste un hanfu rojo sobre unos pantalones blancos abullonados.

—¿Eso no es un libro de conjuros? —susurra Sherry. Están escondidos detrás de unos arbustos altos para que la chica no los vea—. ¿Dónde está el mamodo? —sigue preguntando.

Brago mira hacia la chica china sin comprender qué ocurre. El rastro inusual que nota es del libro, no presiente que el mamodo esté por ningún sitio. No siente lo mismo que las otras veces. La chica debe de ser la dueña del libro, porque el libro reacciona ante ella, pero la magia es débil, como si el libro, el mamodo y la chica no estuvieran conectados.

«¿De quién es ese libro? El caso es que ese color lavanda me resulta familiar», se pregunta Brago.

—Acerquémonos y le quitamos el libro —ordena Sherry.

—No. Ve tú. Yo solo la asustaría. Intenta averiguar de dónde lo ha sacado y si el mamodo está con ella. Si sientes algún peligro, acudo con el libro negro —le pide mientras se lo quita de la mano.

Sherry se acerca y saluda a la chica. Al verla, la desconocida se sobresalta y da un respingo.

Duì bùqǐ (1), no quería asustarte —se disculpa Sherry con una sonrisa. Debido a los negocios que tiene la familia Belmont, Sherry tuvo que aprender chino, así que se dirige a la chica en su idioma, aun sabiendo de la existencia del conjuro que les permite entenderse—. He venido a Hong Kong por negocios, pero me agobiaba de tanta ciudad y necesitaba respirar un poco de aire fresco.

—Te entiendo, a mí me pasa lo mismo.

—¿Eres de Hong Kong?

—Sí, pero me canso de mi propia ciudad —responde la chica china con una sonrisa.

—¡Qué libro más curioso! ¿Te importa si le echo un vistazo? —le pide Sherry.

—En absoluto —le dice mientras se lo ofrece.

—Es precioso, ¿dónde lo has comprado?

—Lo encontró un empleado de mi padre y me lo quedé.

—Entonces, ¿no sabes a quién pertenece? —le interroga la compañera de Brago sin entender cómo un mamodo pudo perder su libro.

—No, pero tenía unas fotos dentro —le informa. Sherry abre el libro y encuentra las fotos—. Debe de ser del chico guapo de la diadema, porque sale en todas las fotos —especula la chica.

Sherry se pone a mirar las fotos y se queda estupefacta. Toma una de ellas y se la mete en el bolsillo sin que la chica se dé cuenta.

—Es una escritura muy extraña. ¿La puedes leer?

—Solo las frases que están en diferente color. Esta que dice Rerudo y la que dice Boren.

—¡No las digas! —grita Sherry alarmada.

—¿Por qué? —le pregunta la chica con cara de susto.

—Porque... porque... ¿Y si estás invocando a un espíritu maligno?

La chica se echa a reír.

—Creía que los asiáticos éramos más supersticiosos que los occidentales, pero veo que no.

Sherry se sonroja y sigue pasando las páginas del libro hasta que encuentra un papel escrito en el idioma de los mamodos. Lo saca y le pregunta a la chica.

—¿Te importa si me quedo este papel? Mi padre es arqueólogo y seguro que siente fascinación por esta caligrafía —le miente—. Te lo compro. ¿Cuánto quieres por él?

—¡Oh! Puedes quedártelo. Te lo regalo. Pero me gustaría saber si consigues averiguar algo de la escritura.

—Si me das un contacto, te informaré de lo que descubra —le asegura Sherry.

A la chica se le ilumina la cara de felicidad. Sherry le ofrece un bolígrafo y la chica escribe su nombre, una dirección y un teléfono en el papel.

—Me llamo Lien —le dice.

Lèqù (2), yo soy Sherry. Te informaré si descubro algo.

Xièxiè (3).

Sherry le devuelve el libro y se dirige hacia Brago dejándola sentada en la roca.

—¿Se puede saber por qué vuelves sin el libro? —la riñe el mamodo con un susurro.

—Por esto —le responde golpeándole el pecho con la fotografía que le ha robado a la chica.

Brago la mira y se queda sin habla. En la fotografía se ven a Lucky y a Wonrei sonriendo. Suben al coche y Brago se sienta detrás con Sherry. Su compañera le da el papel escrito que le ha dado Lien y Brago se pone a leerlo.

—Es una carta para Lucky —le informa asombrado—. ¡Es una carta de Wonrei para Lucky! ¡¿Por qué tiene esa chica el libro de Wonrei?! ¿Dónde está él? —pregunta alzando la voz.

—No lo sé, pero no está con ella. Se ha referido a él como «el chico guapo de la diadema». ¿Entiendes por qué no le he quitado el libro? Ella lo puede leer, el libro responde a sus palabras. Je l'ai vu (4). No podemos quemar el libro del hermano de Lucky.

—No, no me lo perdonaría... pero, ¿dónde está él? —repite Brago, alarmado.

—Eso ya no lo sé. Y ella tampoco lo sabía. ¿Crees que podrán encontrarse? —se preocupa la chica.

—Sí, Wonrei puede seguir el rastro del libro.

—¿Quieres que vayamos a buscarlo? —le pregunta Sherry.

—No, me resultaría muy difícil encontrarlo. Además, acabamos muy mal antes de venir. Por mucho que yo no quiera pelear, él me retará a un combate y no quiero ser el responsable de mandarlo a casa.

—Pero si le dices que has vuelto con Lucky, tal vez se calme y no quiera atacarte —le comenta su compañera.

—Si le digo que he vuelto con su hermana, querrá matarme —le asegura preocupado Brago. Sherry lo mira seria sin decir nada.

A la mañana siguiente, cuando Sherry sale de su habitación para ir a desayunar, Brago está esperándola en el pasillo y le ordena:

—Nos vamos a Japón. Ha llegado el momento de cumplir con un encargo familiar.


(1) Lo siento

(2) Encantada

(3) Gracias

(4) Lo he visto

StarmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora