catorce

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"Dime que es amor, dime que es real" 

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"Dime que es amor, dime que es real" 

El tiempo pasaba lento en mi vida, pero con Hange, las cosas eran tan distintas. 

Desde el momento en donde nos conocimos por casualidad, la primera sonrisa que me dió, la primera vez que me besó, que me tuvo. Todo eso, parecía haber sido ayer.

Y cuando pude afirmar que esto era para siempre, no pude hacer nada más que sonreír. Supe que esto iba a ser así cuando obtuve su mirada desde el otro lado del departamento, tan llena de alegría, de amor, cuidado y miles de palabras que solo traían en mí un sentimiento lindo.

Era verano y la tardecita hacía que este vacío espacio se llenase de un aura cálida y relajante. Hange terminó de poner unas cosas en una esquina, alejándose de vez en cuando para ver si la cama estaba en una buena posición. 

—¿Te parece ahí? —me preguntó.

Estaba dejando algunas plantas en el balcón, mejor dicho miles. Siempre le dije que le daban un lindo toque al ambiente, lo hacía lucir más bonito y purificaban las malas energías.

En una de las paredes había fotos nuestras y algunos posters, el escritorio de Hange a un lado. Probablemente no tardaría en que nuestra casa se vuelva chica para ambas, pero era empezar por lo mínimo antes de irnos a lo máximo. 

—Sip —le respondí con una sonrisa y una rápida mirada.

Creo que ella no pudo aguantar la emoción y se acercó a mi.

—¿Qué pasa? —cuestioné y me giré.

Las manos de Hange se encerraron en mi cadera y me presionó contra ella, dejando caer su rostro contra mi hombro. Sentía su respiración, su aroma, sentía a Hange.

—¿No te parece hermoso? —dijo al separarse. Nuestros ojos contestaron por unos largos instantes en el cual nos dedicamos a esto.

—¿El que, Han? —mis manos subieron hasta su nuca y acaricie su cabello.

Estaba más corto que nunca, probablemente se me fue la mano la otra semana, Hange se negaba a que alguien más le corte el pelo además de mi. Supongo que entendió que era la única que sabía hasta donde estaban los límites.

—Mudarnos juntas —sonrió de costado —, ahora voy a poder molestarte todas las mañanas con mis experimentos o teorías.

—¿Solo por eso me queres? —levanté mi ceja, obviamente mostrando una actitud burlona y boba ante su comentario. 

—Sí —respondió —exactamente por eso, no es como si te amara. 

—Para nada. 

Ambas reinos en conjunto por unos segundos, el departamento simplemente se volvió nuestro en esa acción. El aroma, los colores y la tranquilidad de este día me hacían tan bien.

Pude ver en una rápida ojeada como el incienso se movía en una dirección recta y limpia, eso me dió la seguridad que todo estaba bien y calmado.

Días así, tenía que disfrutarlos.

Hange tomó de mi mentón y me acercó a ella, haciendo que nuestros labios se junten de una manera tierna. Se movían sin prisa, disfrutando de cada momento y sensación que nos generaba hacerlo. Siempre era distinto, ya sea por su caricias, sus palabras o acciones. Ella siempre era inesperada con las cosas que tenía en mente.

Aunque mi novia no tardó en arrastrarme por todo el departamento hasta la cama, todo esto con una risita en su boca que me impedía besarla. Aún así, no quería romper este contacto.

Caí sobre el colchón, este seguía con el plástico protector dando a entender que era nuevo. 

—¿Ya lo querés estrenar? —pregunté con ella arriba mío —ni siquiera pusimos cortinas.

Su boca formó una enorme curva, acto seguido rió.

—Todavía no —respondió —solo quiero tenerte así.

Tomó de una de mis muñecas y la presionó de forma suave mientras se acercaba a besarme de nuevo. Su cabello hacía cosquillas en mis mejillas y sus oídos se vieron invadidos por mis risitas. 

Me separé por unos segundos para con mi mano contraria sacar sus lentes, vi como sus ojos se cerraron para formar un suave tono rosado en su piel. Amaba tanto verla sonrojarse cada vez que lo hacía, quizás era algo que incorporó en su organismo de manera instantánea. 

Una sensación fría subió por mi cuerpo cuando sentí su mano meterse debajo de mi remera, pero antes que pudiera subir la más la detuve.

—¡Hey! —dije, le dí un golpecito en la mano lo que la hizo hacer un puchero —Hange Zoë, todavía tenemos que desempacar…

—Es injusto —ladeo su cabeza y siguió mirándome desde lo alto —, que mala sos.

—Super —tuve la intención de levantarme pero me tiró nuevamente hacia abajo, Hange siempre tenía el control de más cosas, en todos los sentidos.

Sonrió y dejó un beso sobre la punta de mi nariz, luego comenzó a llenar el rostro de cortos besos y estos se extendieron hasta la totalidad de el a los pocos segundos. El sonido que soltaba cada vez que lo hacía, me hacía reír cada vez más alto. Parecía desesperada por hacerme entender que me amaba.

Su dosis de amor diario jamás estuvo de más.

—Vení —se levantó y extendió su mano —, terminemos temprano y después vayamos a comer a ese restaurante. 

Probablemente luego elegiríamos quedarnos acá, siempre hacíamos eso, queríamos salir pero terminábamos en la casa de la otra mirándo películas y hablando sobre eso.

—A sus ordenes —tomé de su mano y me levanté, no sin antes completar la acción con un beso.

Ya no quedaba más que esperar a que esto, sea para siempre.













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nota de autora:

cómo extrañé escribir diossss
estuve ocupada y también un poco bloqueada 
pero me gustó bastante este cap😭😭 
que ganas de mudarme con Hangeeee

siempre les recomiendo escuchar algo
de cigarettes after sex cuando lean
Lovers Rock es que va tan bien!!

tengo la creencia que mis Hanges y mis (n)'s 
son almas gemelas en todos los casos, es que se 
aman demasiado <3

Tanyu

Lovers rock | hange (oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora