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La sonrisa de Hange era preciosa bajo el rayo del sol.
Era nuestro primer aniversario y, casualmente, también el catorce de febrero. Quizás había planeado pedirme ser su novia esa fecha para que esto pueda ser más especial.
Ella era la primera persona con la que salía y dada a mi inexperiencia, no pensé en otra cosa que no fuera invitarla al parque. Sabía que no lo iba a hacer, es demasiado despistada.
Había preparado algunas cosas para comer, esas galletitas que tenían un centro de mermelada en forma de corazón, Brownie y también frutillas. Me pasé todo el día cocinando y trenzando la pulsera de hilo que llevaba en su muñeca.
Hange, claramente aportó la increíble capacidad de hablar una palabra detrás de la otra para que no haya silencios incómodos. Aunque había esperado que me dé algo, quizás no se dió cuenta o no es su forma de demostrar cariño. Quizás estoy pensando demasiado o espero demasiado.
Soy inexperta.
—Y eso fue todo —dijo y se tiró boca arriba —, estoy algo preocupada por la universidad, me tiene nerviosa..¿A vos no?, es algo distinto, nuevas costumbres, personas, tiempos…
Seguía hablando y hablando.
—¿Por qué no hablas? —preguntó con impaciencia al no recibir respuesta.
—Creo que fue demasiada información para mi cerebro en dos minutos —sonreí y acaricié su cabello. Ella me miró desde abajo y sus ojos café subieron por arriba de los lentes —. No te preocupes, es algo distinto pero podes hacerlo, Han, sos muy inteligente.
—No es eso —se levantó y se quedó frente a mi. Seguí manteniendo contacto con ella mientras jugaba con la tira de mi remera —, sé que soy capaz, de hecho me tengo mucha confianza.
—¿Entonces qué es? —pregunté.
—Que no tenga tiempo para vos —inclinó su cabeza y me miró.
—Bueno… —se acerqué un poquito más a ella y besé su mejilla —siempre vamos a tener un momento, aunque sean cinco horas o cinco minutos vale la pena porque sos vos.
—Que cursi —formó una curva en sus labios y acarició mi mejilla, aunque sus ojos se desenfocaron como si hubiera perdido algo —¡Casi lo olvido! —buscó en el bolsillo de su campera y sacó una bolsita de regalo —No soy buena con los regalos o con cualquier otra cosa que tenga que ver con el amor pero…hago el intento.
Era un anillo que no dudo en tomar mi mano y deslizarlo sobre mi dedo.
—Podría inventar una historia que compré porque tiene algún significado oculto entre las dos, pero fue lo único que me pareció lo suficientemente lindo como para que lo lleves —comenzó a decir.
Era un anillo de una mariposa en color plata.
—Y mirá —mostró su mano y ahí estaba la otra parte —, es compartido.
El tuyo era mucho más grueso y tenía un pequeño agujero en forma de mariposa.
—¿Te gusta?
Respondí un beso en sus labios que se esparcieron por todo su rostro. Hange reía al causarle cosquillas los mimos que me estaba regalando.
—Me encanta.
Me separé y ella sonrió, eso fue todo lo que necesitaba para terminar mi idea de la mejor manera.
