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"Todos necesitamos un pocodeamor, Hange"
Me dolió el simple hecho de verla llorar, aquellos sollozos eran tan bajos que simplemente parecían ser tapados por mi nerviosa respiración. Su cabeza estaba enterrada en mi pecho, sentía el como tomaba de mis hombros y hacía presión, necesitaba descargar todo el estrés y miedo en algo más que no sea ella misma.
—Oh, Hange... —le susurré para acariciar su despeinado cabello, los mechones salvajes se enrredaban entre mis dedos.
La humedad que desprendían sus lágrimas, manchaban mi remera.
—E-estoy cansada —lo admitió con una voz tan baja que parecía tener miedo de decirlo.
El cargo de comandante se llevó a Hange, a mi Hange.
Odio tener que verla cansada, indiferente y seria, necesito que aquella luz que me proporcionaba su mirada y sonrisa, vuelvan a mi. Necesito que la Hange de la cuál enamoré vuelva a mis brazos.
—Lo sé —besé su frente luego de decirlo, sentí el como quería esconderce en mi.
Estos eran los únicos momentos en donde no había nadie más que nosotras.
Amaba a Hange, me enamoré de ella desde el primer instante, desde la primera mirada, desde la primera palabra.
—Perdón.
La punzada en mi corazón y garganta, asechándome.
—Ojalá tuvieras una novia que pudiera hacerte el amor todas las noches —rió con cierta ironía y subió hasta donde estaba yo, mirándome con detenimiento —, en lugar de eso tienes a una vieja y cansada pareja.
—Eso no me importa, Zoë —tomé de su rostro y junté nuestras frentes —, seguiré amándote aunque ya no seas quien fuiste ser, no me enamoré de esa Hange, de enamoré de todas sus versiones; de la enojada, de la alegre, de la cansada, de la sensual...todas esas te hacen a tí.
Ella sonrió y eso fue suficiente para calmar cualquier dolor en mi pecho.
—Cuando esta mierda termine, juro que nos iremos bien lejos, lejos de todos y todas, solo Levi nos visitará —dicho esto, el silencio se vió interrumpido por nuestras risas y caricias.
—Cuando esta mierda termine, juro que seremos finalmente felices, mi amor.
Se tomó un tiempo antes de responder, su mano subió hasta su mejilla y la pellizcó.
—Soy feliz ahora...solo porque te tengo conmigo —en un rápido moviento me avalancé sobre sus brazos, envolviendo su cuello con mis brazos. La sentí estremecer por esta imprudente acción.
