veinticuatro

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"Moriría por amarte unos segundos más"

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"Moriría por amarte unos segundos más"

Los rayos de verano traspasaban la tela de mi camisa amarillenta y la soledad se extendía en mi cuerpo en cuanto mis pasos avanzaban sobre en césped.

El tiempo corre y yo sigo aquí. El estar de viaje hace olvidarme mis preocupaciones y me sumerge en un navío de placeres, encontrando un poco de calor por la noche con un cuerpo femenino que jamás volveré a ver.

Armin esperaba en el marco de la puerta y al verme llegar, mostró una expresión de alegría que iluminó su rostro pálido, quizás tan iluminado como el rubio que poseía su cabello.

—¡Y ahí está mi mejor empleada! —exclamó abriendo sus brazos con calidez que terminaron por envolver mis hombros. Palmeó mi espalda y sonrió al mirarme —me alegra que hayas llegado sana y salva.

Oí que se casó, por eso tanta alegría. Ojalá solo pudiera darme un pedazo de esa alegría, tan solo un trozo y estaría conforme.

—Así es, amigo —me separé de forma discreta para pasar desapercibida y dibujé una sonrisa melancólica en mi boca.

—Pasa, pasa —me invitó a entrar —. Hay muchas cosas de las que hablar, Hange.

El hogar se agrandó desde su casamiento. Armin siempre pensó en grande. Joven, rico, apuesto para las mujeres, exitoso, no había que pensarlo dos veces.

Juego todo mi dinero a que su compromiso fue arreglado.

Mis botas chocaron contra el porcelanato de la entrada y ahí pareció detenerse.

— Zoe... hay mucho que discutir —comenzó —sin embargo, ¿Hay algo que quieras? ha de haber sido un viaje pesado, debes darte un gusto...¿Algo de tomar?

—Descansaré al llegar a casa —respondí —. Si no le molesta, señor Arlert... quiero contarle lo que sucedió a lo largo de mi viaje a Marley.

Viaje a Marley, es visita a mis recuerdos con Pieck. Eso es algo que está molestando a mi mente desde hace semanas y son los mismos pensamientos miserables los que me arrastran a hablar de esta forma tan desinteresada y agotada.

Supongo que todos tenemos que vivir con el dolor del primer amor en nuestro pecho.

Si tan solo pudiera desvanecer su nombre de mi corazón y borrar su sonrisa de mi mente. Sacar su perfume de mi ropa.

Volvió a sonreír, esta vez formando una curva caída.

—Claro... luego de que la conozcas.

Oh, conocer a su esposa, me pregunto con que clase de mujer contrajo matrimonio y se entregó a Dios por el resto de la eternidad.

—(n) —dió un grito calmado aunque demandante —, ven, quiero presentarte a alguien.

Fue como un llamado a una mascota.

Mi esperanzas estaba puesta en que aparezca una mujer con los egos hasta la punta de su nariz, sin embargo, a lo lejos se escuchaban unos pasos apresurados y torpes, cargados de inocencia.

Mi teoría se desmoronó, una señorita jamás sería así.

El rayo del sol que entraba por una ventana trasera, lograba transformar su cuerpo en una sombra acercándose,  luego de distraerme con aquel ordinario detalle, alcé la mirada.

La sombra se detuvo y ese pedazo de niebla negra, se convirtió en una mujer.

Una bellísimas mujer . Simplemente bellísima.

Mi corazón se detuvo durante segundos, permitiéndome sentir una presión sobre mi pecho.

Su cuerpo, su rostro. Aquella expresión y como se detuvo al mirarme, dejando un espacio entre sus labios y sus brazos a un costado, aproximándose lentamente y con tanta delicadeza que juraría que estaba siendo testigo de observar a un ángel.

Quizás, después de todo, el Dios y toda esa farándula es real.

Armin hablaba, más yo no lo escuchaba. Estaba hipnotizada.

Hasta, me sentía juzgada ante su belleza y sencillez.

—Un placer, señorita Zoë —se inclinó.

Ese ángulo terminó por encenderme al cielo.

Ese vestido y ese color resaltaba su piel. He visto a millones de mujeres usar valiosos vestidos, colores difíciles de fabricar, pero, no va a haber nada como un tono suave y pálido en su tes.

—El placer es mío, bella dama—sus manos son suaves cuando las toco sin su consentimiento y escucho un sonido liberarse de su garganta al dejar plantado un beso en sus nudillos. Sonreí con conformidad.

—A-armin me ha contado muchas cosas sobre usted —tartamudeo con torpeza.

Mi interior está ardiendo.

Su cabello oscuro y amarrado detrás, algunos mechones cayendo a un costado, es una fantasía. La manera en la cual habla y como posiciona su voz para verse más correcta, es un deleite. Sus labios que brillaban y que prometían ofrecer los besos más liberadores y angelicales. Sus ojos que me miran con curiosidad y asombro, es todo una adicción.

Juro que si hubiera sido por mi, arrancaría todo de mi vida para poder conocerla a profundidad. Poder sostener sus manos, besar sus mejillas o sentir ese perfume que brota como una bruma al rededor de mi.

Estaba cautivada.

Desconozco su personalidad, pero puedo definirla en tres simples palabras con solo verla.

Cortez.

Delicada.

Curiosa.

Mis palabras brotan de mi boca con seguridad, pero mi interior está en colapso y mi sistema falla cada vez más, haciendome débil y miserable.

Su voz es música en mis oídos.

Sonrie y agacha su cabeza pidiendo perdón.

—No tiene por qué lamentarse, a mi también me gusta hablar — sonrié —. No se librará de mi, vendré todos los miércoles para hablarle sobre mis viajes. Después de todo los miércoles con mis días libres.

Sus ojos brillaron con emoción y eso fue lo único que necesitaba como signo de aprobación.

—Bien, Hans ... ven conmigo —llevó la mano a mi espalda —Tenemos cuestiones que hablar.

El escenario se vio interrumpido por Armin, nuevamente.

Que fastidio.

—Señorita (n) — mencioné por última vez —Nos vemos en otra ocasión. 

Solo espero poder verla y apreciar ese rostro cerca mío un instante más, si fuera la voluntad suya, estaría dispuesta a caminar sobre fuego con total de mirarla unos segundos de sobra.



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KAOS narrado por hange😌😌

Lovers rock | hange (oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora