dieciocho

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"Soy tuya infinitamente"

No recuerdo cuándo fue la última vez que me había sentido así, quizás el tiempo había hecho que el antiguo dolor se desvanezca por completo o al menos, lo había ignorado hasta el punto de creer que ya no existía. Pero, todo este silencio que genera el dolor presente me hace quedarme quieta e inmóvil, esperándola.  

Cada fin de semana la esperaba, esperaba a que entre por la puerta. Por cada tintineo de la campanita, subía la vista y por más que lo deseaba, Hange jamás apareció. Era como si hubiese desaparecido de cada rincón de Buenos Aires. 

—Que bajón… como me jode venir acá —Jean se quejó por quinta vez en la noche.

Me miró esperando la respuesta, pero no se la dí.

—¿Qué te pasa mujer? —insistió —¡un poco de alegría a esa cara!

Suspiré y le dí una risita. 

—¿Tan mal que dejó ese? 

Ese, era un esa.

—¿Terminaste el trago?—le pregunté evadiendo el tema.

—Uh mh —dejó los vasitos sobre la placa de metal, aún me miraba —. Che, no gusta que estés así… hace unos meses no te veo igual, ¿Qué boludo te hizo esto?

—Nadie —respondí. 

Me liberé de él como pude.

Las noches se volvieron más cálidas y el bar no era lo suficientemente fresco, generando que las gotas de sudor caigan por un costado de mi frente. Junto a las personas, gritos, ese televisor pasado el partido de fútbol, me dejaba más cansada.

Todo lo mismo. 

Los dejé los vasos sobre la mesa y volví a mirar el reloj. 

—¿Tan pendiente del tiempo? —preguntó un rubio de por ahí.

—¿Hum? 

—Lo miras todo el tiempo —sonrió y negó con su cabeza mientras bajaba la vista nuevamente a una libretita. 

Lejos de todos los boludos de acá, él parecía algo interesante. Al menos fue una buena manera de llamar mi atención.

—Al reloj —aclaró. 

—Ah, sí… ya es una manía —respondí —. No…no te veo seguido, ¿Es la primera vez que venís?

—Estoy de paso, en realidad soy de Mar del Plata. 

 Siempre quise ir con Hange. Sigo pensando que sería hermoso un día en la playa, sigo pensando que sería lindo  comer esos alfajores Havanna con un cafecito. 

—¿Trabajo? 

—Qué más sino —sonrió y se quedó segundos en silencio —Colt, un gusto.

Él y yo estuvimos hablando la mayor parte del tiempo o al menos el que tenia libre. Fue el único que sentía que no buscaba algo más.

El bar quedó vacío y Colt seguía.

—¿Nos vemos después? —me preguntó desde la puerta, apunto de salir. 

Sonreí mientras limpiaba la última mesita que me faltaba. Lo último que le regalé fue una sonrisa mientras lo veía irse. 

—Es increíble que siempre te levantes a uno —Pieck dijo cuando se desvaneció en la noche.

—No es nadie… —negué con mi cabeza —pero parece bueno.

—¡Aja! —golpeó mi hombro —Y mirá… tu admirador secreto volvió.

Ella me alcanzó un papel, una corriente en mi cuerpo me hizo entender lo que significaba. Suspiré antes de abrirlo.

Espérame afuera. -H.Z.

¿Y por qué Hange esta manía? Aparecer así, tan desprevenida.

Terminé mi turno y salí. La estaba esperando, mi corazón latía tan fuerte que sentía que me iba a estallar y salir de mi pecho. 

Todo parecía repetirse de nuevo, las luces, la emoción, la debilidad, la noche. Hange. 

Su figura apareció entre la niebla y la noche, sonriendo y mostrando sus ojos achinados.

—(n), creo que tenemos que hablar… —ella pronunció y supe que estaba perdida.

No entendía que tenía Hange que me volvía tan adicta a ella. 

Pasaba sus dedos sobre mi pelo tratando de consolarme y hacer que mis lágrimas se frenen. Se sentía tan bien este contacto.

—No quiero —susurró para luego abrazar mi cintura y dejarme caer en la cama —, no lo quiero a él, te quiero a vos.

Sentí un suspiro fuerte de su parte y yo no pude negarme a recibir esto. Era imposible imaginarme un escenario en donde yo la rechace, pero también, simplemente era imposible tratar de amarla de nuevo y no pensar con lo que me hizo.

—Déjame amarte una vez más —dijo.

—Una y miles de veces más, Hange —susurré. 

Antes que una sonrisa se forme en su rostro, hablé.

—Pero no puedo mirarte y pretender no ver a la Hange que me hizo llorar hasta dormirme.

Subió la vista y frunció su ceño.

—¿No queres? —se extrañó —(n) te estoy diciendo que te quiero a vos, ¿Eso no es suficiente?

—Es suficiente si podría…—solté una risa nasal, ni siquiera sabía lo que decía —creerte.

—Créeme —sus manos se envolvieron alrededor de mi rostro —, por favor.

¿Podía hacerlo? 

Supongo que la respuesta siempre será complicada de responder, realmente me gustaría saber que hacer en este momento.

Pero, aunque Hange se haya hecho daño, seguía siendo suya.

Se acercó y nos unimos en un largo beso que perduró hasta que nos faltara el ire y nos cansemos de nosotras mismas.

Hange, realmente quiero esto.





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nota de autora:

Cómo se puede llamar cuenta este os está basado  en tuya, seria como un final alternativo de lo que hubiese pasado jijkk

Colt te amo dios








Lovers rock | hange (oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora