Yeong
Quiso parecer entero, poco emocionado, y para ello inició una conversación en torno a toda la información que habíamos descubierto gracias a la ayuda de Yoongi. Su voz siguió fluyendo por doquier.
Aquella retahíla de palabras le ayudó a calmarse y que yo le respondiera, igual de tranquila, apaciguó sus nervios.
Al cabo de unos minutos comprobando que las ventanas del salón estuvieran correctamente cerradas, Jungkook se dirigió hacia el sofá y, liberado, se tumbó. Su suspiro me atrajo hasta quedar de pie a su lado. Al entender que quería tomar asiento, intentó apartarse, pero no se lo permití e hice que se moviera solo un poco para poder sentarme y que él recargara la cabeza en mi regazo.
Esa tarde me prestó el suyo y mi deseo consistía en alcanzar una igualdad de condiciones, por lo que no se negó y acomodó la nuca en mis muslos.
La televisión emitía un programa de entretenimiento al que apenas estaba prestando atención. Todos mis sentidos se concentraron en relatarle lo que haría si Dongwook llegaba un día al hotel y no tenía más remedio que atenderlo. Sin embargo, en algún punto de la explicación, mis dedos cobraron vida propia hasta caer en su pelo.
Con mis dígitos recorriendo una y otra vez su cabello lacio, mi mano derecha escogió otra ocupación y decidió que el brillo de sus aretes merecía un servicio especial. Así, me encontré acariciando sus hebras y jugueteando con el diámetro de sus pendientes simultáneamente. La textura fría de estos últimos era relajante y su suavidad me capturó de lleno, haciendo que mi índice se enganchara del accesorio más grande sin que yo fuese consciente de tal gesto.
Parloteaba sobre esto y aquello y, a la vez, miraba la pantalla de su televisión. No recordaba haber hablado tanto en días. Es más, cuando me digné a detener aquel imparable flujo de opiniones, había perdido la noción del tiempo.
De pronto, el cosquilleo de su pelo en mi piel me hizo bajar la vista, tropezando con esos ojos negros abiertos de par en par, fijos en mí.
—¿Me estás escuchando, Jungkook? —inquirí, rozando su lóbulo con mi dedo anular—. No has dicho nada desde hace un buen rato.
—Te escucho, noona —murmuró, todavía absorto en mi rostro.
—¿A sí? —apreté los labios, pensativa—. Entonces dime de qué estaba hablando.
Entreabrió los labios, titubeando en cuanto a la respuesta correcta. El pobre, acorralado, solo pudo repetir aquel adorable gesto. Conmovida, me agaché para atrapar sus inquietos belfos, sellando esa contestación que Jungkook no tenía por haberse distraído con mi imagen.
El chasquido de mis labios anunció algo muy dentro de mí, como si mi propio cuerpo quisiera advertirme de lo que pasaría en pocos minutos.
—No seas mentiroso, ¿quieres? —lo interpelé, echando mi pelo a un lado con tal de que no le cayera en la cara.
Se relamió los suyos, igual de abstraído que al principio.
Yo me reincorporé, acomodando algunos de los mechones que resbalaban por su frente. Por otro lado, mi mano continuaba ocupada en delinear la circunferencia de sus aretes.
—Me gusta —dijo de repente.
La televisión cambió su gama de colores, proyectando sobre nosotros un tono anaranjado al que no podía darle un origen concreto debido a la mirada de ese chico, extasiada y melancólica. Pretendía absorberme, aislarme del mundo real. Quería que dejara de escuchar a la presentadora, que me olvidara del rumor del viento y del tenue temblor de las persianas.
—¿Qué te gusta? —caí en esa trampa que yo misma me había tendido.
Entornó los párpados, extenuado.
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answer » jungkook |+18| #1 VIRAGO
Fanfiction-Respóndeme, noona ... Dime la verdad. -No puedo, Jungkook. No puedo darte la respuesta que quieres. Kim Yeong lleva años sintiéndose como un títere. Jeon Jungkook quiere cortar las cuerdas que la controlan para que sea feliz. Portada hecha por @hyl...