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Yeong

Sin entender cuál era su propósito, Jungkook me condujo hacia abajo. Pensé que se trataría de un aparcamiento subterráneo, por lo que mi desconcierto aumentó.

¿Qué podía haber ahí?

Ningún cartel indicaba qué se podía encontrar en aquella planta y Jungkook no cedió ante mis preguntas. Él solo sonreía y me escuchaba intentar adivinar lo que nos esperaba en aquella zona.

No obstante, ninguna de mis ideas se adecuó a la realidad. Al bajar, un color azulado llamó mi atención. Fue entonces cuando entendí que ese piso albergaba un acuario al que no supe ponerle final.

No era capaz de creer que algo así estuviese colocado bajo un centro comercial enorme como ese y Jungkook se deleitó con mi estupefacción, sonriendo tiernamente.

—No te lo esperabas, ¿verdad?

Por supuesto que no. ¿En qué momento iba a suponer que una pecera gigantesca estaría ubicada allí como si fuese lo más normal del mundo?

Di un par de pasos, observando los cristales que iban del suelo hasta el techo, la pigmentación azul que se veía a través de ellos y los múltiples peces que nadaban en esa balsa de agua.

De pronto, me fijé en que aquella vitrina rectangular de unos diez metros de largo no acababa en la pared, sino que un pasillo no muy grande continuaba aquellas vistas. Un niño salió corriendo y yo comprendí que estaba permitido el acceso, así que, cambiando los papeles, tiré de la mano de Jungkook y nos metimos en aquel túnel.

Todo estaba rodeado de peces, algunos más grandes y otros más pequeños. También había medusas y estrellas de mar escalando por los vidrios. El paisaje era maravilloso, tan hermoso que comencé a caminar sola sin ser consciente de ello.

No me consideraba una fanática de los animales, pero el ambiente me invitaba a admirarlo todo, fascinada por un descubrimiento como ese.

El techo también dejaba ver a los pececillos menear sus colas y nadar en diferentes direcciones. Ni siquiera sabía hacia dónde mirar realmente y, obnubilada con un paz de color rojizo, me acerqué al cristal.

La luz era escasa porque los focos estaban repartidos en las esquinas de la piscina. Fue por eso que, al percatarse de la ausencia de Jungkook, me resultó un poco difícil localizarlo a unos metros de distancia. La luminosidad de la pecera me cegó, pero, en cuanto lo ubiqué, me interesé por acabar con ese camino que había creado entre ambos.

—¿Qué haces ahí? —con un gesto de mi mano le pedí que viniera—. Míralos desde aquí, se ven mucho mejor.

Sus manos descansaban en los bolsillos de sus pantalones negros y su silueta anuló esa urgencia por tenerlo cerca. Me encandiló, como si fuera mil veces más interesante que contemplar los movimientos de aquellos seres.

—Estoy contento con lo que veo desde aquí, noona —me explicó.

Mis oídos retuvieron su respuesta y la reprodujeron hasta que mi fortaleza se vino abajo. Me decanté por disfrutar del escenario que tenía delante en lugar de mostrarle mi rubor.

El chico sabía cómo usar sus armas y esa lengua afilada que entrenaba a diario me debilitaba de un maldito plumazo.

Coloqué mi mano izquierda sobre la superficie transparente, analizando la trayectoria de un cangrejo ermitaño que se intentaba esconder de gente como yo.

Asumiendo que Jungkook se quedaría un rato más mirándome en la lejanía, continué el recorrido a paso lento, deteniéndome frente a algunos bancos de peces que, al distinguirme tras los cristales, cambiaban su rumbo.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora