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—Eres la mejor de todo este lugar, lo sabes, ¿verdad?

El señor Park terminaba de secarse el sudor del cuello mientras me elogiaba por unos servicios que me repugnaban demasiado.

Sobre todo porque no los ofrecía por gusto personal.

—Me alegro de que se vaya satisfecho, señor Park —le respondí, servicial y respetuosa.

Esa era mi rutina. Todas las noches debía cumplir con mis quehaceres en aquel edificio. Mi vida estaba hipotecada por un maldito error que mi yo más estúpido cometió hacía ya cuatro años atrás. Salir con Choi JaeHo había sido mi perdición y lo seguía siendo. Si no me hubiera enamorado de una imagen falsa de ese hombre, probablemente no estaría siendo maltratada a diario y vendida como una pieza de carne cada vez que se requería para el buen funcionamiento del negocio.

Un negocio que radicaba en lo mucho que disfrutaran esos grandes magnates entre mis piernas.

Como siempre, tomé una profunda bocanada de aire y me puse en pie, dándole la espalda al invitado que Jae había recibido esa noche y que yo debía tratar como un rey.

Aquel escozor en los ojos volvió a aparecer, pero ya había aprendido a retener las lágrimas y no lloraba por haber tenido que acostarme con un tipo que solo me veía como un premio.

Las primeras veces fueron duras porque no entendía qué había hecho mal para terminar denigrándome a mí misma de aquella forma, sin embargo, después de meses repletos de situaciones como la que acababa de vivir, ya no me afectaba tanto como en un principio. Se podría decir que terminé aceptando que aquel sería mi modo de supervivencia por un tiempo más largo del deseado.

—Realmente satisfecho, sí. Ya no tengo ninguna duda de que invertir en el negocio me traerá muchos beneficios —podía sentir su sucia mirada escrutando mi figura poco cubierta.

Me tragué las arcadas y masajeé mis manos, doloridas.

—JaeHo estará encantado de oír eso, señor —dije, intentando controlar el temblor de mis dedos.

Ese era mi papel en aquel negocio de prostitución. No era una chica más, lo que me otorgaba unos privilegios que muchas envidiaban y que, a la misma vez, me aportaba un sufrimiento que ninguna de ellas imaginaba. Seguramente, si supieran todo lo que tenía que soportar a diario gracias a mi carcelero, dejarían de mirarme como si fuera una afortunada que no sabe agradecer lo que tiene.

Porque, realmente, no tenía nada.

Me encontraba vertiendo el whisky en uno de los vasos de cristal cuando el adinerado señor Park, ese con el que me acababa de acostar por simples órdenes de Jae, decidió tocarme un poco más. Al fin y al cabo, el tiempo que permaneciera en esa habitación, el futuro socio, que debía salir de allí sin dudas sobre su trato con Choi, podía hacer todo lo que quisiera conmigo y yo no podría negarle nada.

Creí que la mano que puso en mi entrepierna indicaba que todavía quería más de mí, pero la quitó más pronto de lo que pensaba. Más aliviada de lo que podía mostrar, me giré hacia él, con aquella falsa sonrisa que tantas veces había practicado para todos los hombres que pasaban por aquel cuarto.

El señor Park cogió el vaso de alcohol que yo le tendía con su repugnante gesto lujurioso, y lo bebió todo de un solo trago.

Otros te han tratado peor, así que da gracias por lo que has tenido que aguantar esta noche. No ha sido para tanto.

—Deberíamos volver con Choi. Me encantaría firmar algunas cosas antes de marcharme —dejó la bebida en el mueble bar y recogió su caro reloj, colocándoselo de nuevo a la muñeca.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora