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Yeong

La velada acabó pasadas un par de horas. Sobre la una y media, los primeros asistentes se despidieron y salieron del salón reservado. Nosotros observamos su marcha a un lado de la sala y la señora Jeon le sugirió a su hijo que deberían imitar a esas personas antes de que se hiciera más tarde.

Jungkook asintió a la petición de su madre y se despidió de Jimin y Hana cuando estos declararon que querían decir adiós a unos conocidos que estaban a punto de irse también.

Quedando solos, la señora Jeon y yo salimos a la recepción. Jungkook nos siguió de cerca, pero no se detuvo junto a nosotras y escapó para buscar a algún empleado que trajera su Mercedes del aparcamiento.

Lo perdimos de vista muy rápido, en pocos segundos. Una solitaria pareja preguntaba acerca algo al recepcionista, por lo que teníamos bastante intimidad. Jeon Heejo aprovechó aquella despedida como, seguramente, había planeado en secreto.

Acarició mi brazo con afecto y, en mi inocencia, creí que me besaría la mejilla antes de despedirse, sin embargo, separó sus labios y dijo algo que no había previsto en absoluto.

—Yeong, cariño —sonrió, dulce—, la próxima vez, ven a casa, ¿de acuerdo?

¿Ir a su casa? ¿Qué significaba eso?

Con el semblante turbado, puse mi mano encima de la suya y traté de leer entre líneas.

—¿Qué quiere decir? —inquirí, contrariada.

Sus comisuras se estiraron más y vislumbré un destello que me encogió el estómago.

¿Ella ...?

—Lo que quiero decir —empezó a explicarme— es que espero que te presentes adecuadamente. Hablaré con Jungkook sobre eso, tranquila —dio pequeños toques al dorso de mi mano.

El pánico se me agrupó en el fondo de la garganta, dificultando mi elección de palabras después de entender de qué estaba hablando aquella mujer.

—¿Usted ...? —me estremecí.

Su risa se desencadenó al mirarme a la cara y ver que todo color había huido de ella. La seriedad marcaba cada una de mis facciones, declarándome culpable de las acusaciones que no se atrevía a formular en voz alta.

—¿De verdad pensabais que lograríais engañarme? —la ofensa en su tono era divertida, risueña—. Estos ojos han visto mucho, querida, y, más importante aún: yo lo traje al mundo —palpó mis dedos para que no me desmayara de golpe—. Sabía cuándo era él quien había roto una de mis figuritas de porcelana por ser el niño más despistado del barrio y, por suerte, sigue siendo transparente para mí. Habría perdido facultades si no veo a un hombre enamorado, especialmente si ese hombre es mi hijo —me relató, sin perder la sonrisa—. Además, no es la primera vez que veo ese anillo —y lo rozó con sus yemas.

No éramos muy descuidados, pero esquivar una mirada como la de su madre resultaba impensable. Porque ella quería a su hijo, se preocupaba por él y revisaba que todo a su alrededor marchase debidamente. Engañar a JaeHo, por ejemplo, siempre sería más sencillo porque, al final, su aprecio también estaba camuflado bajo capas y capas de mentiras. Ni siquiera podía considerarse similar al cariño que desprendía la señora Jeon mientras me examinaba.

Mi sensatez estuvo alerta desde que Jimin nos presentó. Acabaría por ver lo que nos unía a Jungkook y a mí, pero no pensé que sucedería tan pronto.

—Yo no ... No era mi intención ... —me tropecé con esa deficiente justificación que ni siquiera había premeditado.

—Oh, no, no —se resistió a escuchar mi tartamudeo—. No me debes ninguna explicación. También sé que debe haber una razón de peso si no ha podido decírmelo —también había deducido aquello y me sentí horriblemente mal por no poder ofrecerle una mejor carta de presentación. El picor en mis ojos avisó de unas lágrimas inminentes—. Entiendo que vuestra situación no es fácil, pero puedes contar conmigo, sea lo que sea —empatizó a ciegas y vio la humedad en mis lagrimales—. No llores, por favor —su pedido habría sido mucho más fácil de cumplir si no hubiese sido comprensiva con la historia de una chica a la que apenas conocía de unas horas—. Arruinarás tu maquillaje —me advirtió.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora