Yeong
—¿Y bien?
La pregunta de Tae llegó a mí de golpe mientras terminaba de emplatar la comida.
—¿Qué? —le respondí, desconcertada.
Habíamos estado hablando de alguna que otra clase, pero esa conversación sobre el temario del Renacimiento que ambos teníamos que completar para la próxima semana ya había llegado a su final hacia un par de minutos. Que me lanzara aquella cuestión tan repentinamente me pilló desprevenida y no supe qué quería decir.
—¿Y bien? —repitió él, alzando las cejas un par de veces.
Fruncí el ceño y me acerqué al lavabo para quitarme los restos de arroz de las manos.
—Tae, de momento no soy adivina, ¿sabes? —dije, burlona.
Él rodó los ojos, exasperado por mi nula habilidad para captar sus mensajes encriptados.
—Veamos —suspiró, preparándose para darme una explicación que pudiera entender—. Llevamos toda la mañana juntos y ya me has repetido cincuenta veces cuánto sientes haber desaparecido. Después de eso, hemos terminado las clases que nos quedaban y te he pedido que vinieras a casa para ayudarme porque mis hermanos vienen hoy del internado, así que ... —dejó lo siguiente en el aire, esperando que yo continuara, pero mi gesto bastó para darse cuenta de que no tenía ni idea de a dónde pretendía llegar con ese discurso—. ¿De verdad? Pregunto por Jungkook, Yeong. Es lo único de lo que no hemos hablado, tonta.
El sonrojo que se apoderó de mis mejillas fue un reflejo de la vergüenza que sentí por mi poca intuición, aunque su nombre también surtió algo de efecto. Sabía que me obligaría a hablar sobre lo que había sucedido entre nosotros, pero era un tema tan delicado que prefería callarme. Fui demasiado inocente creyendo que Tae me seguiría la corriente durante todo el día.
—No ... —me aclaré la voz, pendiente del agua que limpiaba mi piel—. No sé por qué querría hablar de él.
—Porque estás enamorada de él —razonó—. Creo que ese es motivo más que suficiente para que tengamos una pequeña charla.
—Yo no ... —sonrojada, intenté negar lo que acababa de decir.
—Si te atreves a decir que no es cierto —me miró, amenazante—, te juro que ...
Tae nunca juraba en vano y yo quería seguir viviendo como su amiga, no como su enemiga, por lo que cerré el grifo y le di la razón al rendirme.
—¿Y de qué quieres hablar? —me sequé las manos, sintiendo cómo mi ánimo iba decayendo en cuanto Jungkook regresó a mi mente—. No creo que charlar arregle nada, Tae.
Él se mantuvo en silencio durante un largo minuto, observando cómo sacaba los vasos de colores de sus hermanos pequeños y colocaba los platos de comida en la mesa. Cuando hube terminado, lo encontré analizándome mientras se apoyaba en la encimera.
Su gesto era de alguien que quería una solución pero no lograba dar con ella. Parecía realmente contrariado a raíz de mi declaración, aunque era más que obvio que él sufría por ambas partes al ser el mejor amigo de los dos. Estaba en una posición delicada que le obligaba a cuidar de nuestros sentimientos.
—Siéntate —me indicó, serio.
Acepté su petición y tomé asiento frente a él, en un extremo de la mesa.
Él esperó unos instantes, cruzado de brazos.
No quería meter la pata, así que estaba pensando muy bien qué decir. Sabía que mi estado de ánimo no era el mejor y que, gran parte de ese malestar, había sido provocado por ese agónico amor que sentía por Jeon.
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answer » jungkook |+18| #1 VIRAGO
أدب الهواة-Respóndeme, noona ... Dime la verdad. -No puedo, Jungkook. No puedo darte la respuesta que quieres. Kim Yeong lleva años sintiéndose como un títere. Jeon Jungkook quiere cortar las cuerdas que la controlan para que sea feliz. Portada hecha por @hyl...