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Yeong

Aquel viernes, Tae y yo comimos juntos. Había extrañado mucho esos ratos que pasábamos después de clase, charlando de cualquier cosa que se nos ocurriera. Después de comer, me cambié en su casa y le pedí ayuda con el cierre del vestido. Si hubiese salido esa mañana con aquel atuendo, probablemente Jae habría imaginado que no iba solo a la universidad.

—¿No te ha dicho a dónde iréis? —inquirió mientras subía con cuidado la cremallera.

Contemplé mi imagen en el espejo de su habitación, intentando aceptar que iba a salir con Jungkook esa tarde en una cita. Una cita como pareja. Aunque no fuéramos nada de forma oficial, la emoción que sentía por aquello era ridículamente grande.

—No —negué—. Quería que fuera una sorpresa.

—Muy propio de Jungkook, sí —lo vi sonreír fugazmente a través de nuestro reflejo—. Seguro que lo pasaréis bien, Yeong.

Colocó bien el botón final y comprobó que todo estuviera en su sitio antes de dar el visto bueno a mi ropa. Sin embargo, yo no me moví, no me giré. Había algo que no me permitía saborear esa euforia por tener un encuentro con Jungkook. Ese endemoniado pensamiento que seguía haciéndome sudar y que no me dejaba estar relajada.

—Tae —dije su nombre.

Él me observó por encima del hombro, examinando mi semblante en el espejo.

—¿Qué pasa?

Enseguida se dio cuenta de que era algo que pesaba a mis espaldas, que me atormentaba a menudo a pesar de la resistencia que oponía.

—No te asustes —le pedí, viendo el miedo en sus facciones—. No es nada grave.

—Pero te preocupa —esclareció—. ¿Qué es?

El recuerdo de Jungkook, sentado en la cama de mi hermano, me abofeteó de nuevo. Sus ojos resplandecientes y la predisposición de su cuerpo volvían a zarandear mis miedos. La manera en que me tocó y lo bien que me sentí cuando lo hizo me ponían en un brete mucho mayor.

Con el paso de los días, esa tensión entre los dos crecía, se multiplicaba. Y sabía que no tenía que pensar en ello. Jungkook me dio el espacio que necesitaba, respetó mi indecisión, pero me resultaba muy difícil olvidar ese picor en mi estómago.

—Es ... Es vergonzoso —le comenté, nerviosa y con un incipiente sonrojo—. Yo ... Nunca he estado con alguien porque quisiera. Siempre lo he sentido como una obligación —Tae asintió, concentrado en mi alegato—. Cuando empecé a hacer lo que Jae decía, fue horrible, pero terminé acostumbrándome a fingir cuando me veía con esos hombres. Lo sigo haciendo —reconocí, odiando esa parte de mí que se convertía en una muñeca de trapo—. ¿Y si no sé cómo manejarlo con Jungkook? —agarré mis manos, temiendo que no llegase a ser yo misma cuando él y yo tuviésemos relaciones—. Me dijo que no debía inquietarme, que lo comprendía, pero, ¿y si ...?

—¿Le defraudas? ¿Es eso? —mi silencio le respondió—. ¿Te da miedo no saber estar con él por placer?

En la cama, me forzaba a actuar persiguiendo un único objetivo: que la otra persona disfrutara y quedase contenta con mi compañía. Además, esos tipos no me conocían, no tenían ni la más remota idea de cómo era yo en realidad ni de cómo me sentía por dentro en esos momentos.

Jungkook no era así. En primer lugar, pensaba en mí, en que me sintiera cómoda. Así que no podía soportar la posibilidad de que esa primera vez no fuera lo que él había esperado.

—No sé qué es el placer natural, Tae —aguardó, meditando—. No sé si podré disfrutar de verdad cuando me toque y tampoco sé si él lo hará.

Puso sus manos en mis dos brazos. Sus largos dedos acariciaron ligeramente mi piel desnuda para que no me sintiera mal.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora