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Yeong

Aquella jornada marcó el inicio del fin.

Los preparativos del declive de mi vida se fraguaron la noche que la madre de Nam murió al caer por las escaleras de casa. Mi padre fue quien la mató. La empujó, entre gritos e insultos, y ella no pudo evitarlo. El recuerdo de la sangre descendiendo por su cuello, desmayada a mis pies, me impidió dormir el resto de la semana.

Después de llamar a la ambulancia, Namjoon llegó a casa, encontrándose con que su madre estaba al borde de la muerte. Él solo tuvo que verme tiritar de miedo para saber que lo había visto todo y que el único culpable de que aquel desastre hubiera ocurrido era el despreciable de mi padre.

Nosotros fuimos al hospital, esperando una buena noticia, sin embargo, esa misma madrugada uno de los sanitarios que la socorrió en el suelo de nuestra casa nos dio el ultimátum más doloroso de todos.

Recuerdo que solo me preocupaba mi hermano. Él no solía mostrar sus sentimientos, pero sabía lo mucho que quería a su madre. Con lágrimas en los ojos, vi cómo se derrumbaba en el frío pasillo de urgencias. Yo, tonta de mí, traté de calmarlo con un abrazo. Ese consuelo apenas surtió efecto unas horas. Al regresar a casa, él se detuvo en el recibidor. Sus pupilas se clavaron en toda la sangre que tintaba los peldaños y se esparcía por las baldosas como una sombra.

Mi padre, sorprendentemente, decidió quedarse en el hospital para agilizar los trámites pertinentes. Tonta de mí que creí en él y en una bondad que un ser tan diabólico jamás conocería.

Observando a Nam, entendí que le necesitaba y esperé y deseé que él también quisiera mi ayuda.

Temblando, me acerqué a él. En aquel entonces todo me daba miedo y la mirada que había en el rostro de mi hermano mayor me estrujó el corazón de la forma más punzante y arrolladora posible.

—Nam ... —le llamé, ignorando la avalancha de sensaciones que le ahogaban en esos precisos instantes—. Prepararé algo de café, así que ....

—No fue un accidente, Yeong —aseguró él, rechazando mi mano.

Me costaba respirar y la verdad en sus palabras hacía que me lloraran los ojos.

—Nam, yo ...

—¿Por qué has mentido? —y giró la cabeza, regalándome una vista privilegiada de la oscuridad y desesperación que inundaba sus orbes—. Tú estabas aquí y lo viste todo, pero cuando el agente te preguntó ... Solo dijiste que había sido un accidente.

El gesto roto de mi hermano fue devastador para mi escasa estabilidad emocional.

Esa noche cometí el primer error de muchos. Puede que lo que viniera a raíz de ese acontecimiento fuera el karma, asestándome innumerables machetazos por haber sido una cobarde insensible que mintió para proteger a la poca familia que le quedaba en lugar de que se hiciera justicia.

Esa mujer fue como una verdadera madre para mí. Nam lo sabía perfectamente. Y, a pesar de lo mucho que la quise, no pude contar lo que pasó realmente a las autoridades. No pude traicionar a mi padre porque tuve miedo de que él también se fuera de mi lado, al igual que mamá.

Era tan infantil que ni siquiera fui fiel a mí misma y mantuve la farsa con la estúpida esperanza de una niña que aún cree poder reconstruir un hogar que nunca existió.

Los dedos de Namjoon se hundieron en mis brazos, devolviéndome a la realidad que yo misma había elegido.

—¿¡Por qué!? ¿¡Por qué es más importante defender a ese monstruo, Yeong!?

Sus gritos me desgarraron el alma. Esas preguntas eran las de alguien que lo había perdido todo y que no entendía la razón. El Nam sosegado y cariñoso había desaparecido, transformándose en un chico huérfano que me odiaba con todas sus fuerzas.

answer » jungkook |+18| #1 VIRAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora