Yeong
Mientras me masajeaba los dedos de ambas manos, Jungkook y yo recorrimos el pasillo. Los orbes de Jimin se toparon conmigo. Tae, por el contrario, al estar de espaldas a nosotros, tardó unos segundos en percatarse de nuestra llegada.
—Veo que ya estás mejor, Yeong —dijo Jimin con una sonrisa de oreja a oreja—. Tus risas se escuchaban desde aquí —apuntó, sacándome los colores.
Me apoyé en la mesa de la cocina, tras lo que Taehyung nos miró. Respiró. Si no supiera cuánto se alarmaba, cuánto sufría por las personas que quería, me habría preocupado mucho más por la palidez de su piel. Tan rápido como me identificó allí, dejó su taza y se levantó para abrazarme con la angustia por bandera.
Sentir sus brazos atrapándome en una esfera de cariño me conmovió de verdad, pero no me di el lujo de caer en la ansiedad y, simplemente, le devolví el abrazo con toda la fuerza que había recabado desde que podía considerarme humana de nuevo.
—Bueno, eso ...
Quise excusarme frente a las palabras de Jimin. Sin embargo, Tae se negó a ello y me estranguló contra su cuerpo.
—Nada de explicaciones —declaró—. Lo que importa es que estás más animada, ¿no?
Suspiré, como si me estuviera quitando capas y capas de ropa después de una nevada infernal. Sí, infernal.
—Lo estoy —respondí, descansando.
—Sí, hyung —habló Jungkook, justo detrás de mí—. Uno tiene sus métodos.
Tae debió sonreírle. Confiaba plenamente en el pequeño y sabía que me subiría los ánimos. No había nadie que pudiera hacerlo como él y, si su prioridad no hubiera sido consentirme con aquel abrazo, no me cabía duda alguna de que habría ido hasta Jungkook con la intención de agradecerle sus esfuerzos en otro abrazo como el que me estaba regalando.
—Preferimos no saber los detalles, Jungkook —exclamó su compañero de clase.
Ese pique constante entre ambos me arrancó una sonrisa que rivalizaba con las anteriores, aquellas de las que solo Jungkook había sido testigo.
—¿Eso que escucho es a un enano envidioso llorando, Jimin-ssi? —le atacó, soberbio.
La paciencia de Jimin saltó por los aires.
—Ven aquí, gamberro ... —farfulló antes de ponerse en pie y lanzarse hacia el menor.
Tanto Tae como yo nos echamos a reír por su tonta pelea, que se prolongó durante un par de minutos. Mi mejor amigo usó ese corto tiempo para afirmarme una y otra vez que todo estaría bien, que debía sobreponerme a toda esa mierda, pero que también podía venirme abajo si lo necesitaba.
Él sería mi segundo pilar más importante.
Abatido después de la infantil persecución que había liderado, Jimin se rindió y regresó a la mesa. Trataba de recuperar el aliento con grandes bocanadas y Tae, apiadándose de él, fue directo a por un vaso de agua.
Jungkook optó por sentarse en el lado opuesto, evitando toda cercanía con Jimin para librarse de las peligrosas chanzas del más mayor. Después de hacerlo, se palpó la nuca, exhausto, y acabó observándome con los ojos engrandecidos.
—Noona, acércate —me interpeló. Yo, lógicamente, seguí su reclamo y llegué a él en un segundo. Entonces, se palmeó la rodilla izquierda, indicándome cuáles eran sus deseos—. Sube.
No tardé en rechazar su proposición.
—Jungkook, no creo que sea ... —Traté de convencerle de que no era lo más adecuado estando en público.
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answer » jungkook |+18| #1 VIRAGO
Fiksi Penggemar-Respóndeme, noona ... Dime la verdad. -No puedo, Jungkook. No puedo darte la respuesta que quieres. Kim Yeong lleva años sintiéndose como un títere. Jeon Jungkook quiere cortar las cuerdas que la controlan para que sea feliz. Portada hecha por @hyl...