Capítulo 48: Veneno.

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Es increíble lo deprimido que me puedo llegar a sentir cada vez que se acerca mi cumpleaños. Pero, viendo el lado positivo de la situación, estamos a pocos días del aniversario de Capital Letters. Esta obra fue un regalo que me hice a mi mismo y que todos ustedes han valorado muy bien.

Les agradezco mucho 🥺.

Muchas veces las personas suelen pensar que aquello que te hace daño sabe amargo y horrible, pero la verdad es que la muerte y la tragedia puede venir de los sabores más dulces del planeta y, en este caso, de los ojos más atractivos que había vist...

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Muchas veces las personas suelen pensar que aquello que te hace daño sabe amargo y horrible, pero la verdad es que la muerte y la tragedia puede venir de los sabores más dulces del planeta y, en este caso, de los ojos más atractivos que había visto Alador en su vida. Sin embargo, cuando la mirada miel del Blight no se posaba sobre su esposa, esta fácilmente podía verter un líquido en su bebida y diluirlo rápidamente. Así había sido después de que Odalia viviera un infierno del cual responsabilizaba a Alador y Belos.

Con el paso de los años, no sólo compartieron crímenes, sino también la locura misma que al parecer lo unía más de lo esperado, volviéndolos peligrosos, metódicos y astutos, a la altura de cautelosos asesinos cuyos actos eran certeros. Las cifras de las muertes en sus manos aumentaban aunque los rostros de aquellas víctimas se iban perdiendo en su memoria. Ya no había mucho de que preocuparse.

Dentro de la inestabilidad mental de Odalia, volver dócil a Alador fue el mejor plan que pudo maquinar para su propio beneficio. Los daños que ella misma causó en el hombre dejaron de importarle al Blight, quien respaldó cada una de sus acciones y exploró a profundidad su propio lado cruel, la agresividad que todo ser humano reprime para no hacerse daño a sí mismo y a otros. ¿Somos malos por nacimiento o el mundo nos hace malos? Esa era una interrogante que solía pasar por la cabeza del castaño, sin embargo, dejó de tener interés por darle respuesta.

—Tu té, querido —pronunció la mujer entregándole de forma inocente aquella taza. El nombrado bebió el contenido sin rechistar mientras admiraba las gotas de lluvia estrellarse contra el cristal del ventanal y resbalar lentamente.

—Gracias —dijo Blight de forma cortés.

—Te ves agobiado —Odalia pasó sus manos por sus hombros a medida que se acercaba a él en un intento de abrazo—. Deberíamos tomar unas vacaciones lejos de aquí, en otra parte de Europa. Siempre he querido viajar a Rusia.

—No —se negó automáticamente su esposo con un tono tajante—. No vamos a dejar Inglaterra por ningún motivo.

Odalia contó los segundos para que el líquido vertido en la bebida hiciera efecto. Sonrió ampliamente cuando la expresión endurecida de su marido se redujo de a poco a una más sumisa, sin intenciones de brindar ninguna protesta. Tomó su rostro con ambas manos y él entró en un estado de confusión, como si estuviera adormilado pero consciente de sus acciones.

Capital Letters (LUMITY) AU | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora