Amity Blight es una reconocida escritora de 27 años. Su talento rebasa la literatura y también es buena en campos como la música, danza, pintura y escultura. Amity se verá involucrada en una mentira que traerá consigo secretos de su pasado que deber...
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Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas intentando lavar su corazón de aquel amor que lo hacía sangrar dolor en el más puro de sus estados. Contuvo de su respiración acallando su sonido para escuchar con claridad la conversación detrás de aquella puerta, que parecía ocultarle los ojos de la verdad que no habían dudado ni un segundo en romperla completamente.
—Sí, señora —afirmó en un tono bajo la chica rubia creyendo que no era escuchada—. Todo marcha de maravilla. Nuevamente, le agradezco su ayuda en mi carrera.
Amity desconocía por completo la voz de su supuesta pareja en ese momento. Sonaba como si fuera una máquina en lugar de una persona, algo insensible que seguía las órdenes de alguien para hacer cosas que ni siquiera imaginó. Recordó ligeramente la pequeña caja dentro del bolsillo de su abrigo, conteniendo un precioso anillo de oro blanco con un diamante brillante y perfecto. Llevó una de sus manos a tocar la caja por encima de la tela del abrigo, pensando en sus ya arruinados planes de pedirle matrimonio, a quien creía que era el amor de su vida. A cada segundo que pasaba, asimilaba como cada momento, promesa y felicidad se desmoronaban como si estuviera destinada a ahogarse en la arena producida por todo ese desastre.
—Supongo que el compromiso y la boda se llevarán a cabo dentro de poco, descuide, me aseguré de que todo marchara de acuerdo al plan.
¿Plan? Todo le pareció extraño al escuchar esa palabra salir de los labios que alguna vez besó con devoción.
—Como acordamos. Nada de sentimientos, solo cumplí con mi parte del contrato, sin embargo, tuve que tomar ciertos riesgos para mantener todo bajo control.
La sangre se le heló, se sintió débil y abandonada por la persona que había dicho amarla, que al parecer había fingido tener sentimientos por ella con tal de cumplir con un contrato sobre el que no tenía ni el mínimo conocimiento. Retrocedió un par de pasos al sentirse débil, no quería caer al suelo y errar abriendo la puerta de la recámara donde su más grande sueño se había convertido en la peor de sus pesadillas. Ensimismada, se alejó a pasos rápidos intentando proteger un poco de su ser roto. Su rostro cubierto de lágrimas expresaba la imagen de la traición y la tristeza.
—Amity Blight solo es parte del negocio —su mente repetía una y otra vez esas palabras escuchadas momentos antes.
Se maldijo a sí misma por haber escuchado aquello de la mujer que amó intensamente durante un año y medio, con la que pensó casarse y formar una familia. También se maldijo por creer cada una de sus promesas, abrir su interior a ella y confiar ciegamente. Se arrepentía continuamente, casi al ritmo en el que bajaba cada uno de los escalones de la escalera de emergencia tras salir de su propio departamento huyendo de la verdad. No estaba lista para ese tipo de revelación después de haberse jurado en la mañana frente al espejo que ese sería el mejor día de su vida. Al salir del edificio, caminó sin dirección alguna, desorientándose mucho más a cada paso que daba. ¿Cómo era posible? Si ella conocía a la perfección cada calle de Londres por haber vivido ahí toda su vida.