Capital Letters (LUMITY) AU | Editando

Capítulo 34: Terror.

No he estado actualizando tan seguido porque he estado ocupado, pero ya volví :D

No olviden votar <3

Sonaban las canciones populares en la radio en un volumen moderado para que pudieran escucharse al hablar. El tráfico las detuvo en un embotellamiento de la ciudad con alto tránsito. Luz al volante miraba a Amity sin despegar sus ojos de como ella observaba con detalle cada una de las rosas que le regaló.

—¿Te gustaron? —preguntó Noceda con una sonrisa.

—Son preciosas —respondió Amity pérdida en el encanto de las flores.

Luz tomó su mano y la acarició sintiendo la suavidad de su piel. Miró su rostro, la hermosura de sus ojos color miel, su pelo castaño combinado con verde menta y sus labios suaves que daban los mejores besos de la vida.

—¿Sucede algo? No has parado de mirarme —comentó Amity.

—Eres tan bonita que en ocasiones me cuesta creer que seas real —respondió Luz—. Y no sólo me refiero a lo físico, emocionalmente también eres hermosa. Cuando leí lo que escribiste en la carta, confirmé que la mejor decisión de mi vida fue enamorarme de ti. Esa sorpresa me gustó mucho.

—Esa no era la sorpresa —contestó Amity con una sonrisa mirando a su pareja. Posteriormente añadió—. Aprecio tus halagos, cariño. Me hace feliz saber escucharlos porque me hacen sentir especial, es por eso que escribí la carta, porque quiero que recuerdes lo especial que eres tú también.

El ambiente estaba lleno de la sensaciones de un refrescante amor que nutría de su claridad los corazones de las amantes que se veían fijamente. Amity era dueña de las palabras, las hacía fluir desde su corazón hacia las almas de las personas, incluso robándoles la capacidad de hablar después de escucharla. Eso mismo le pasó a Luz cuando su cabeza no puedo generar una oración para que sus labios pudieran pronunciarla.

—¿Quieres saber cual es la verdadera sorpresa? —preguntó Blight.

—Sí, tengo curiosidad —contestó Noceda con emoción.

—En realidad no puedo decirte por completo pero puedo darte pistas —explicó Amity.

—¿Pistas? —Luz quitó la mirada de su novia para acelerar en cuanto los demás autos comenzaron a moverse—. ¿Más cartas?

—Algo así, pero tendrás que descubrirlo por tu cuenta.

.

El polvo flotaba en el aire después de mover algunos cuantos libros del estudio en busca de un antiguo álbum familiar que no lograba hallar. El peso de los libros que eran sostenidos en sus brazos lo hacían experimentar esa tensión que solía tener cuando hacía ejercicio. Las pastas un poco dañadas y las hojas amarillentas se apegaban a su pecho mientras bajaba con cuidado la escalera para no caer al suelo. Colocó los libros sobre el escritorio de madera oscura y subió nuevamente la rechinante escalera para buscar con la mirada el viejo álbum. Un movimiento quitando un libro hizo que de sus páginas cayeran varios sobres al suelo. Edric bajó rápidamente de la escalera y recogió cada uno de los amarillentos sobres de carta que lucían antiguos.

Tras inclinarse y recogerlos, notó que cada uno de ellos no estaba sellado, al contrario, parecían abiertos. Los llevó todos al escritorio y los dejó sobre este comenzando a examinar su contenido. Una carta extraña hablando de negocios y en ciertas partes un lenguaje poético parecido al de los acertijos. Al final de cada carta, una firma simple.

—¿Sr. B? —leyó al final de la carta—. ¿Quién es el señor B?

Siguió buscando entre las cartas algún otro nombre encontrando únicamente las iniciales de Sr. A. Las cartas encontradas por accidente estaban en sus manos en un código que no podía interpretar con claridad. Tal vez lo que tenía frente a sus ojos era más importante de lo que pensaba. Llamó a su gemela quien no tardó en llegar a donde se encontraba para observar por su propia cuenta lo que Edric había encontrado.