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Seulgi está esperándome en una cabina de la esquina cuando llego. La conozco de toda mi vida y simplemente mirándola mientras me acerco a la mesa, sé que algo está mal. Sus ojos se ven hinchados y un vaso vacío está junto a la cerveza en su mano. Está en estado de ánimo para beber esta noche.

―Hola ―lanzo―. ¿Estás bien?

Ella me da una sonrisa triste.

―Lo estoy. Acabo de... tener un mal par de días. ―Su cabello naranja está atado en una cola de caballo, y se pasa la mano sobre él mientras mira lejos de mí, con los ojos cada vez más llenos de lágrimas.

Mis cejas se fruncen con preocupación. Seulgi rara vez se emociona, así que sé que debe ser malo.

―¿Quieres hablar acerca de ello?

―No lo había dicho a nadie ―comienza―, pero estaba embarazada. Me enteré hace una semana, pero tuve un aborto hace dos días.

Parpadea un par de veces, tratando de aclarar la emoción de sus ojos.

Me inclino hacia delante y tomo su mano, mi corazón se rompe por ella.

―Sabía que algo andaba mal cuando te vi ayer. Lo siento mucho, Gi―brindo.

―No podría haber estado de más de dos meses. Sé que parece una tontería estar molesta por eso, cuando no iba muy avanzado.

―No es tonto en absoluto ―le respondo, con firmeza. No me gusta que a las mujeres se les haga sentir como que no pueden llorar la pérdida de un bebé que abortaron al principio. Nunca he estado en cinta, pero sólo la idea de saber que mi hijo está creciendo dentro de mí, hace que mi corazón se hinche con amor. No me puedo imaginar lo que se siente al ver realmente la prueba de embarazo positiva―. Era tu bebe, Gi. Tienes todo el derecho a sentirte triste y llorar esta pérdida y no dejes que nadie te haga sentir de manera diferente.

Toma una servilleta del dispensador entre nosotros y enjuaga debajo de sus ojos.

―Gracias, Baek.

―¿Cómo está tomándolo Jisung? ―pregunto, sin soltarle la mano.

―Está triste. Los dos estamos tristes. Pero en cierto modo... tal vez es lo mejor. Vamos a tener tantos problemas con Haechan, con sus patrones de comportamiento y con Jisung sin trabajo no tenemos ningún seguro. El dinero es tan ajustado ahora. No es el momento adecuado para un bebé.

Frunzo el ceño. Qué triste es que tenga que pensar en el dinero, cuando acaba de perder a su bebé. No me gusta que estén luchando tanto.

―Estoy feliz de darte el dinero, Gi.

―No ―afirma rotundamente―. Te lo agradezco, pero no.

Asiento una vez, decidiendo no discutir con ella. Me he ofrecido antes, y me dio la misma respuesta inflexible. Así que en vez de eso, hago una oferta, que sé que no puede rechazar.

―¿Qué te parece mantener a los niños en mi casa este fin de semana?

Sus ojos se mueven a los míos, plagados de incredulidad. Las ofertas de una persona de cuidar de sus cinco hijos para un fin de semana son pocas y distantes entre sí. No puedo dejar de reír un poco, incluso con la mala noticia que acaba de compartir.

―Sí ―le aseguro―. Me has oído bien.

―Entiendes que tengo cinco críos, ¿no?

―¿Son todas esas pequeñas personas que siempre están merodeando sobre ti? ―bromeo, mis cejas fruncidas en confusión fingida.

taking sehun  |  sebaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora