o n c e.

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Los chicos Lee llegaron a mi casa como las cigarras en su retorno a los diecisiete años; de repente y bulliciosos. Seulgi y Jisung básicamente los empujaron fuera del auto a medida que conducían despacio, haciendo sonar el claxon mientras huían a toda velocidad.

Hasta el momento, Youngsoo se ha sentado en mi porche trasero, con las gafas de sol puestas, escuchando su iPod con sus auriculares e ignorándonos. Seulgi me llamó antes para informarme que Youngsoo estaba menos que encantada de venir a quedarse aquí. Me sorprendí al escuchar esto. Ha pasado un largo tiempo desde que la he tenido, antes de que Jongin falleciera, pero solía encantarle pasar la noche aquí. Al menos, los otros chicos parecen estar bien con quedarse a dormir. Chunghee ha estado pegado al lado de Sehun mientras trabaja en una camioneta que alguien dejó para una puesta a punto, Sunmi y Doyoung juegan a las escondidas en mi casa. Haechan está sentado a mis pies empujando botones invisibles frente a él. Mis entrañas se retuercen cuando lo observo.

―Haechan ―digo su nombre suavemente, pero no responde―. Haechan ―alzo la voz. Todavía... nada. Inclinándome, nivelo mi rostro con el suyo―. Haechan ―canto su nombre con voz cómica y vuelve su cabeza, sus grandes ojos marrones lanzándose a todas partes, excepto a mí. Chasqueo mis dedos frente a su rostro y repito su nombre otra vez, sin reconocimiento.

―¡Umizoomi! ―exclamo, y Haechan se pone de pie, sus ojos finalmente encontrando los míos.

―Umizoomi. Umizoomi ―repite, antes de correr a toda velocidad por mi casa directamente a mi televisión en la sala de estar. Lo miro por un momento, mi corazón hundiéndose. 

Tuerzo mi boca, me levanto y pongo mis manos en mis caderas. ¿Cómo he podido no darme cuenta? Las señales están ahí. Debería haberme dado cuenta antes, pero cada vez que estoy alrededor de la familia Lee es un caos, y me perdí los enormes indicadores.

El chirrido de la puerta de tela metálica me saca de mis pensamientos y Sehun entra, limpiando el aceite de sus grandes manos con un trapo.

―¿Estás bien? ―pregunta, sus ojos entrecerrados con preocupación.

Tengo que parpadear un par de veces antes de arreglármelas para girar mi cabeza. No lleva camiseta. De nuevo. Y todo lo que mis ojos quieren hacer es recorrer su cuerpo. Caray, necesito ayuda. No debería querer mirarlo como lo estoy haciendo en este momento y cada vez que no lleva camiseta.

Respiro profundamente y asiento. No puedo contarle a Sehun mis preocupaciones mientras Youngsoo se encuentre tan cerca. No es que le hubiera importado. Los problemas de su hermano le parecerían menores en comparación con su propio desgarrador asunto: sin teléfono para hablar o escribir.

―Hablaremos de ello más tarde ―respondo.

―¡Baekhyun! ―Sehun y yo nos volvemos cuando el Sr. Jenson, el vecino de al lado, rodea mi porche en dirección a la escalinata. Su esposa va detrás de él llevando un cubo de metal con tomates y pepinos. El Sr. Jenson es el vecino más amable que jamás he tenido, y los hijos de Seulgi lo adoran―. Veo que mis amigos han venido de visita. ―El Sr. Jenson se ríe mientras sube las escaleras lentamente, su mano débil sosteniendo la barandilla mientras la señora Jenson lo sigue, su boca plana y su expresión hostil.

―Este es Oh Sehun―digo―. El primo de Jongin. Sehun, ellos son el señor y la señora Jenson del otro lado de la calle.

―Oh. ―La boca del señor Jenson se redondea alrededor de la palabra mientras sus cejas se levantan con comprensión―. Jongin hablaba muy bien de ti.

La boca de Sehun se vuelve una línea y da una breve inclinación de cabeza. Es todavía difícil para él creer que Jongin se jactaba acerca de él.

―Encantado de conocerlos, amigos.

taking sehun  |  sebaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora