taking sehun | sebaek.

v e i t i u n o.

Me despierto justo antes del amanecer, la luz de la mañana se filtra en la habitación. Sehun está fuera de combate. Estamos en la misma posición que cuando nos quedamos dormidos; cuchara grande, cuchara pequeña, y sé que su brazo debe estar dormido. Me alejo suavemente de él y salgo de la cama, necesito usar el baño. Me detengo y lo miro fijamente por un momento. Todos esos tatuajes. Es como un lienzo que camina. Cierro los ojos y aspiro de forma regular. No sé lo que está pasando entre nosotros ni a dónde va a ir, pero sí sé que dormir en sus brazos la noche anterior fue todo. Voy de puntillas al baño y, cuando he terminado, me dirijo abajo para hacernos una taza de café. Es curioso cómo la idea de beber una taza de café en la cama con él me excita tanto. Supongo que a veces son las cosas simples de la vida.

La cafetera está funcionando y acabo de sacar dos tazas cuando escucho un golpe en mi puerta trasera. A través del cristal, Seulgi me da una sonrisa avergonzada. Frunzo el ceño con tristeza ya que debido a nuestro desacuerdo ha sentido que tenía que tocar. Al abrir la puerta, le doy una medio sonrisa amable.

―No tienes que tocar ―digo.

Asiente una vez, sus ojos cayendo al suelo antes de mirar los míos de nuevo.

―No estaba segura. Pensé que podrías... no sé. Odiarme.

―Nunca podría odiarte ―aclaro. Nunca hemos estado en esta situación antes; la situación en la que la familia/mejores amigos tienen un problema que afecta a su relación negativamente.

―¿Podemos hablar? ―pregunta.

―Toma asiento. ―Señalo a la mesa antes de volverme a la cafetera―. ¿Un café?

―Por favor ―contesta.

Una vez que estoy sentado frente a ella, sorbe su café con vacilación, con cuidado de no quemarse. No digo nada. Simplemente espero y dejo que tome la iniciativa. Finalmente, su mirada se encuentra con la mía, sus ojos plagados de lágrimas.

―Lo siento, Baek.

Asiento una vez, extiendo el brazo y la tomo de la mano. ―También lo siento. Sólo... quería ayudar. Debería haber sido más delicado al respecto.

―Le hicimos una prueba ―admite―. Fue sólo una prueba en la escuela. Aún no ha sido diagnosticado médicamente. Sin embargo, tenías razón. Es probable que sea autista. ―Sus últimas palabras salen en un sollozo y, rápidamente, me siento junto a ella para poder abrazarla―. Fui a la biblioteca y busqué sobre autismo y tomé algunos cuestionarios en línea. Los resultados de todos sugerían considerablemente que podía ser autista. Así que llamé a la escuela, como dijiste, y pudieron ponerse en contacto con un especialista en comportamiento del condado.

―Sé que parece como la peor cosa en el mundo. ―Y lo hace. La mayoría de los padres pasan por esto; el sentimiento de desesperanza. Y no son sólo los padres de niños con autismo. Es cualquier padre que se entera de que su hijo tiene una enorme hazaña en la vida.

―Simplemente no puedo creer que no lo vi. ¿Cómo no lo vi?

―Tienes cinco hijos, Seulgi. Quiero decir, no seas tan dura. Lo importante es que sabemos ahora y podemos seguir adelante y conseguir la ayuda que necesita. Cuanto antes lo descubras y le consigas ayuda, mejor será para él.

―Jisung está fuera de sí. Simplemente no puede aceptar eso ―lloriquea.

La abrazo con más fuerza. ―Lo hará. Con el tiempo.

―Lamento que fuéramos tan idiotas contigo. ¿Nos perdonas?

―Por supuesto que sí. Los amo a ustedes y a los niños. Y estoy aquí para ayudar en todo lo que pueda.