0 7

2K 184 8
                                    

Ryle Allen.

Siempre creí que si trabajaba duro, iba a poder conseguir las cosas que me propusiera. Que si me esforzaba un poco más, algún día sería recompensado. 

Todo lo que hacía, lo hacía siempre dando mi mayor esfuerzo para irme sin arrepentimientos, porque eso era lo que mi madre me había enseñado: "esta bien esforzarse por lo que quieres, incluso si otros lo ven como algo tonto, siempre da lo mejor de ti, porque tú eres quien va a disfrutar las recompensas". 

Es una frase a la que me aferre. 

Así que siempre me esforcé en todo, siempre era muy diligente en todo lo que hacía, y aunque el dinero que ganaba no era mucho, era de ayuda para mi familia. Nunca había hecho trabajos que perjudicaran mi dignidad, porque tenía mis límites, morales y más importante, mi orgullo.

Después de recobrar consciencia, y despertar en una habitación completamente oscura, atado de mis cuatro extremidades y amordazado con una cosa que parecía una bola de silicón, era algo que me hizo pensar que todo lo que había pasado antes no había sido una pesadilla. ¿Qué clase de pago esperaba obtener Cale Chade? ¿Qué trabajo tenía para mí que me requería amordazado y atado?

―Ya veo que has despertado pajarito, ¿Cómo te sientes? ―la voz de Cale hizo que me congelara.  No podía ver nada, y mucho menos hablar o moverme. De pronto la luz fue encendida, por lo cual tuve que cerrar los ojos por lo cegadora que era―. Vaya... sin duda tengo buen gusto ―de a poco abrí mis ojos, hasta enfocar a Cale. No hice ningún movimiento y solo lo miré con odio. Cale me escaneaba con la mirada, y eso solo hacía que me enojara más―. Pero que tranquilo estas, ¿estas enfermo? ―colocó su fría mano en mi frente, pero en enseguida gire mi rostro―. Mmm, supongo que sí estas bien después de todo ―después de guardar silencio por un rato, sacó un collar canino y adornado con picos plateados, y lo colocó en mi cuello. Mi ceño se frunció con molestia―. Ahora sí, tu traje esta completo... te voy a quitar la mordaza, pero si haces algún ruido, te voy a poner una mucho mejor y más linda ―dijo comenzando a desabrochar la mordaza desde atrás de mi cabeza. 

Cuando la retiro, un hilo de baba se logró ver y entonces Cale lo limpió con su mano, y entonces lamió donde estaba mi baba. Hice una mueca de asco.

―Eres un puto enfermo ―le dije entre-dientes.

―Lo sé ―se rio levemente―, pero es mejor que te decepciones ahora, ¿no lo crees? ―preguntó acariciando mi mejilla con su mano. 

Lo mordí con fuerza.

―Déjame ir...

No me vi venir el golpe que me soltó, provocando que girara mi rostro por la fuerza.

―No te aproveches de mi paciencia, Ryle, porque de verdad que es muy poca ―me dijo con su cara llena de seriedad. Un hilo de sangre cayó por mi labio―. Mierda, no quería hacerte tanto daño, pero tu me provocaste ―me miró alzando las cejas. Apreté los puños, sintiendo unas infinitas ganas de matarlo―. Espero que entiendas que solo estoy tomando lo que me debes ―me dijo mientras sonreía levemente mirándome a los ojos―. Hoy vamos a salir, es por eso que estas vestido tan guapo, ¿de acuerdo? 

―¿Qué quieres decir? ―pregunté confundido.

Cale puso una cadena en un aro del collar que me había puesto y entonces me jaló del cuello, provocando que me ahogara. Comencé a toser frenéticamente.

―Quiten las cadenas ―ordenó. 

Y entonces cuatro hombres entraron a la habitación, haciendo caso a sus órdenes. En cuanto me sentí liberado, me lancé encima de él, tirándolo al suelo.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora