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Ryle Allen.


Mi padre parecía haberse emocionado cuando vio a Cale, que se lo contó a mi madre de inmediato, traté de aclarar que no éramos nada, ni siquiera sabía de dónde habían sacado que Cale y yo teníamos algo.

Solté un suspiro lleno de cansancio mientras terminaba de cerrar la puerta.

Aunque Cale no quería conocer a mis padres, se había comportado de manera muy grosera con ellos, yo tampoco quería presentarlo, pero...

―Oye, ¿por qué mierda fuiste tan grosero con mi... madre? ―pregunté dándome cuenta que se encontraba sobre el suelo, cubriéndose los oídos―. ¡Cale, ¿Qué demonios pasó?! ―pregunté mientras lo tomaba de los hombros.

Ahora sentía un nudo en mi pecho y los latidos de mi corazón se aceleraron. Sentía como el miedo intentaba arrastrarme a un rincón oscuro privándome del aire. Era como volver a cuando había estado encerrado en el sótano.

Y entonces alguien me hizo a un lado y le colocó un saco cubriéndole el rostro, mientras lo abrazaba con fuerza.

Era un señor de anteojos que parecía tener la edad de mis padres, quizá un poco mayor, quien estaba sudando y se aferraba a Cale. Logré captar un aroma, que me hizo congelarme.

Este omega... ¿era el padre de Cale? 

El me regresó una mirada amenazadora, como si estuviera protegiendo a su cachorro.

―No. Le. Digas. Nada. ―habló entre-dientes.

Y entonces un doctor se acercó a nosotros luciendo agitado. Un dolor de cabeza punzante comenzó a taladrarme la cabeza, ¿Qué demonios era lo que estaba pasando?

―¿Qué sucedió? ―preguntó colocándose junto a nosotros. Pero el hombre no dejaba que nadie se le acercara a Cale, ni siquiera dejaba que el doctor se acercara―. Sabes que tengo que acercarme, y si te quedas por más tiempo tu...  

No había alcanzado a escuchar aquello último, porque comenzaba a sentirme aturdido por los sentimientos de Cale.

El hombre frunció el ceño y entonces se levantó a regañadientes tomando su saco y desapareció por el pasillo. ¿Qué demonios había pasado?

El doctor le inyectó algo a Cale, quien pronto perdió el conocimiento y fue colocado en un camilla para después desaparecer en un largo pasillo. ¿Por qué nadie me explica nada? 

Mis latidos comenzaron a calmarse, mis sentidos comenzaron a reponerse, y aquél dolor comenzaba a desaparecer.

Escuché un suspiro. Voltee hacía donde se escuchaba y me encontré con el doctor.

―Entonces... ¿tú eres el novio de Cale? ―preguntó elevando una ceja―. Cale dijo que eran un alfa dominante con problemas para controlarse, pero veo que ese problema se arregló... te ves como imaginaba, pero por alguna razón te ves más atarantado de lo que pensé.

Ofreció su mano para ayudarme a ponerme de pie, así que aun con desconfianza, tome su mano y me puse de pie.

―¿Qué? ―pregunté confundido.

―Yo soy el Dr. Trévne, quien estará encargado de cuidarlos durante este proceso de la marca.

―Un... gusto, pero...

―Vamos, ―sonrió amable―. La enfermera te llevara para sacarte un poco de sangre, y después de unos minutos nos vemos en mi consultorio, ¿estás de acuerdo? ―preguntó.

―Sí, esta  bien ―contesté mientras caminaba hacia la enfermera que venía hacia acá.




Cuando acabé, me dirigí en seguida hacía el consultorio, donde Cale se encontraba sentado frente al escritorio del doctor con la mirada perdida. Pero el doctor mantenía una mirada seria, hasta que conectó miradas conmigo.

―¿Te encuentras bien? ―me preguntó mientras tecleaba algo en su computadora.

Asentí en respuesta, cerrando la puerta detrás de mí, para después sentarme en una de las sillas que estaban frente a su escritorio. 

Cale me miró, su mirada parecía querer matarme.

Tragué duro.

―No te preocupes, no te matará... por ahora ―habló el Dr. Trévne―. Es muy difícil que una marca sea removida, porque siempre queda una cicatriz en la zona marcada ―informó―, pero Cale y tu son alfas con genes... distintivos, por lo cual les tengo una buena noticia ―sonrió mientras entrelazaba sus manos recargado su rostro en ellas―. La marca se desvanecerá en tres meses máximo, pero con una condición... no pueden permanecer alejados por mucho tiempo.

Fruncí el ceño sin entender.

―¿No sería mejor mantener la distancia? ―pregunté confundido.

―Cale no podrá soportar estar lejos de ti, y tú podrías comenzar a descontrolar tus feromonas, que ningún medicamento será capaz de regular.

Apreté los puños, ¿acaso esto se podría poner peor?

―... Todo esto es tu culpa, Ryle ―susurró Cale.

Lo miró crédulo.

―¿Quién fue el maldito loco que me encerró? ―ataqué furioso.

Cale se quedo callado, y entonces se tocó detrás de su cuello mientras hacía una mueca incómoda.

―Ha... veo que sigues actuando de manera tan desagradable ―habló el Dr. Trévne con una mueca disgustada. Me quedé congelado, ¿era correcto que un doctor hablara de esa manera?

Cale se levantó de la silla golpeando el escritorio con amabas manos. El ruido me hizo saltar en mi lugar de la sorpresa.

―¿Por qué no cierras la puta boca y te enfocas que tu maldito trabajo? ―respondió agresivo―. Ryle, vámonos ―ordenó dándose la vuelta y caminando torpemente hacia la puerta.

Solté un suspiro con cansancio.

―Gracias por su ayuda, Dr. Trévne, con permiso ―me despedí y salí detrás de Cale.

―Oye... es mejor que mantengas una distancia apropiada con él ―dijo serio. Lo miré atentamente.

―¿Acaso usted no había dicho que debíamos estar juntos? 

El apretó los labios.

―Eso no significa que debas volverte cercano con Cale ―aclaró mientras bajaba la mirada―. Estar con Cale es como firmar una sentencia de muerte, así que ten cuidado, por favor.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora